1 junio, 2020
Mineros y “ex mineros” aseguran que su situación empeoró. Del histórico reclamo: “8 horas, 5 pesos” en la huelga de 1906, hoy – 114 años después- se regresó a las jornadas de 12 horas. Una nueva huelga cumplirá 13 años, pero desde el 2009 no es reconocida por Grupo México. Está pendiente el fallo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)
Texto: Reyna Haydeé Ramírez
Fotos: Especial
CANANEA, SONORA.- El minero Juan Vargas Cruz murió a sus 60 años sin ver llegar la justicia en la lucha obrera. En la funeraria de la sección 65 del Sindicato Minero en Cananea yace su cuerpo tendido y será sepultado este lunes 1 de junio. Justo hoy, en el aniversario luctuoso de los Mártires de Cananea que hace 114 años pagaron con su vida la lucha por su derecho a la huelga y la frase histórica: “8 horas, 5 pesos”.
Juan Vargas era un fiel creyente de la lucha obrera, participaba en cuanto llamado hacía el sindicato, foros, reuniones, marchas, bloqueos, movilizaciones. Siempre acompañado de su esposa Rebeca. Era parte de los mil 238 mineros que iniciaron la huelga del 30 de julio de 2007.
En dos meses más la huelga cumplirá 13 años, pero desde el 2009 no es reconocida por Grupo México y desde el 2010 está pendiente en el máximo tribunal de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Hasta el 2007, Juan trabajaba en Concentradora, el área 31, donde el cobre ya sale hecho polvo y está listo para fundirse. La muerte le llegó en el taller mecánico que acondicionó en su casa, para sobrevivir en espera de un fallo de la CIDH o la noticia de que el gobierno mexicano corregirá los abusos de Grupo México apoyado por el gobierno del ex presidente Felipe Calderón y por gobiernos estatales.
De 2007 a la fecha han fallecido 32 mineros. Todos esperaban su reinstalación al fin de la huelga.
“Juan murió de un infarto sin ver justicia”, lamenta Sergio Tolano, líder de la sección 65.
Para el minero Antonio Navarrete la impotencia es fuerte porque después de toda una vida como mineros, ya suman 13 años de discriminación, de señalamientos y de negarles el trabajo, de sobrevivir como pueden, con la venta de pan, tortillas, o como albañiles, mecánicos, chatarreros o tener que desplazarse a trabajar fuera de Cananea para poder mantener a sus familias.
“Andrés Manuel López Obrador juró por los mineros que iba a haber justicia, que resolvería las huelgas pendientes, que garantizaría el derecho de huelga, el legado histórico del derecho de huelga, ahora yo pregunto: ¿Se van a terminar de morir los mineros esperando justicia?”, reclama Navarrete, ante el sepelio de Juan justo este 1 de junio en el aniversario luctuoso de los Mártires de Cananea.
Esa madrugada del 1 de junio de 1906, los hermanos Metcalf no estaban dispuestos a parar labores en la maderería, así que tomaron unas mangueras y lanzaron chorros de agua a los trabajadores mineros que recién llegaban y que ya habían logrado paralizar varias minas y secciones de la Cananea Consolidated Copper Company (4C).
Uno de los hermanos Metcalf sacó un arma para frenar a la multitud y disparó matando a un obrero. Y enardeció a la multitud. Los obreros mataron a los hermanos Metcalf y prendieron fuego a la maderería.
Así inició la refriega de aquel 1 de junio de 1906. Alrededor de 2 mil obreros que demandaban justicia laboral, jornadas de 8 horas y salario de 5 pesos, explica el historiador cananense, Alfonso Torua Cienfuegos.
Un documento oficial, de 151 hojas, conforma la sentencia que jueces de Sonora dictaron a los prisioneros de la huelga de Cananea en 1906. Lo rescata el historiador Juan Manuel Silva de los archivos de la Sedena y da cuenta de lo ocurrido aquel día, aquí algunos estractos:
El saldo fue 21 obreros muertos, y los hermanos Metcalf muertos, decenas de heridos y los líderes magonistas Manuel M. Diéguez y Esteban Baca Calderón condenados a prisión como líderes de la huelga y posteriormente encarcelados en San Juan de Ulua, en Veracruz.
Hoy en Cananea se rinde homenaje a los 21 obreros que murieron a manos de las fuerzas armadas locales y estadounidenses en apoyo de William Grenne, dueño de la riqueza mineral de Cananea en los años 1900:
Sus restos yacen en el mausoleo a los Mártires de Cananea que recibe a los viajeros a la entrada de la ciudad, ahí mismo quedaron inmortalizados sus nombres:
Jesús María Avilés, MateoValdezpeña, Filomeno Morales, José Orozco, Manuel Montijo, Pedro Anaya, Petronilo López, Jesús Carrasco, Alberto Stone, Librado Leyva, Librado Oceguera, Indalesio Aldaco, Margarito Navarro, N.N, Cescencio Monroy, Enrique Vizcarra, Pedro Fimbres, Eugenio Mendívil, Francisco Lara, Juan Cota y Julio Torres.
El historiador Alfonso Torus reclama que es una fecha histórica muy importante y muy olvidada, que para las autoridades estatales y federales perdió importancia con el paso de los años y de los intereses económicos y políticos.
“Era un día muy importante en la historia de México, el 1 de junio se celebraba por presidentes, se le ponía medalla a los tres sobrevivientes, era una fecha muy grande, que ha ido perdiendo atención.
“(Luis) Echeverría, (José) López Portillo, (Adolfo) López Mateos, (Gustavo) Díaz Ordaz, que presidente había, que no visitara Cananea y escogían el Primero de Junio. Era el sustento del régimen revolucionario, la cuna de la revolución era muy simbólico”, destaca Torua.
En ese movimiento surgieron grandes líderes revolucionarios: Juan G Cabral, Salvador Alvarado, Fernando Palomares, José María Leyva, Ignacio L. Pesqueira, entre muchos otros.
En Cananea se gestó lo que sería después la Revolución Mexicana, la tercera transformación de México.
“Una oposición organizada, que buscaba tumbar por las buenas o por las malas a Don Porfirio Díaz, de Cananea sale ese movimiento, que van a enriquecer el movimiento revolucionario”, añade Torua Cienfuegos.
“Me duele decir esto, pero en Cananea estábamos mejor cuando estaban los gringos, los gringos se preocupaban por dar subsidio a la luz, una clínica privada de primerísimo nivel, El Ronquillo, para los trabajadores”.
Y un signo emblemático: la puerta de la mina daba a la calle Juárez, la principal del pueblo. Hoy entran a escondidas.
“Hoy hay una disociación absoluta entre pueblo y empresa, una depredación ecológica tremenda”, explica.
Pero destaca que todo empeoró el 19 de agosto de 1989, con el llamado “Domingo verde”, cuando llegaron Germán Larrea y seis mil elementos del Ejército y se apoderaron de Mexicana de Cananea.
El gobierno del ex presidente Carlos Salinas declara la mina en quiebra. Con helicópteros lanzaron volantes para informar a la población que ya no había compañía. Se viene toda una lucha encarnizada con los obreros por el contrato laboral.
Torua Cienfuegos relata que en 1989 se acabó con uno de los mejores contratos colectivos que los mineros habían logrado desde 1936, con base de lucha, de movimientos y con el ejemplo de 1906.
Eran trabajadores que sabían cuándo soltar la liga, cuando estirarla, tenían una cooperativa, tienda de ropa, carnicería, farmacia.
Se acabó un contrato colectivo generoso que costó muchas luchas y que termina de morir cuando llega Germán Larrea.
“Todo eso se acabó. Se acabó la famosa clínica El Ronquillo”, lamenta.
Nada parece haber cambiado desde 1906, o más bien, mineros y “ex mineros” aseguran que empeoró. Que del histórico reclamo: “8 horas, 5 pesos”, hoy – 114 años después- se regresó a las jornadas de 12 horas.
Hoy los propios dicen que la mina de cobre más grande de México, propiedad de Germán Larrea, uno de los cuatro hombres más ricos del país está en tranquilidad laboral y creciendo.
Para Grupo México la huelga que inició en 2007 está invalidada desde 2009, con apoyo del gobierno federal dio por terminado el contrato laboral con la sección 65, les retiró los servicios médicos, le cambió el nombre a la mina de Mexicana de Cananea a Buenavista del Cobre y contrató nuevos obreros con la restricción específica que no fueran familiares de los mineros de la sección 65. También llamados “Napos” por su líder Napoleón Gómez Urrutia, hoy senador.
Grupo México contrató nuevos obreros con menores prestaciones, jornadas de 12 horas y menos porcentaje de utilidades. Y entró la CTM, el 6 de junio del 2011 con un nuevo Contrato Colectivo. Actualmente son 2 mil 400 trabajadores sindicalizados.
Hace tres años, los nuevos obreros se inconformaron por las jornadas de 12 horas, no lograron que desaparecieran, pero les dieron la opción de 8 horas a quienes lo pidieran, sobre todo mujeres y hombres de mayor edad.
“Es opcional, el que quiere trabajar ocho horas, el que quiere trabajar 12, si optas por la jornada de 12, son cinco días por doce (horas), en cuatro días son las 48 horas de ley y el quinto día es tiempo extra, luego vienen dos días de descanso, económicamente les va mejor, el ingreso sube de manera considerable”, explica el líder de la CTM en Sonora, Javier Villarreal.
Antes de 2003, Grupo México no pagaba utilidades, con el argumento de que no tenía ganancia, ese año los trabajadores reclamaron y les dieron un bono de utilidad de 10 mil pesos a cada uno. Pero en 2004 los mineros reciben un promedio de 130 mil pesos por trabajador, luego de hacer una huelga de 17 días, obligan a la empresa a pagar utilidades conforme a las ganancias que reportaba a la Bolsa de Valores de Estados Unidos. Entre el 2005 y 2007 las utilidades superaron los 300 mil pesos y esos años hubo quienes recibieron hasta medio millón de pesos. Sobre todo los empleados de confianza que ganaban más.
Villarreal indica que este 2020, las utilidades se pagaron en mayo, el promedio fue de 200 mil pesos por obrero, ya sin impuestos.
También reconoce que en los primeros años después de la huelga no se contrataba a gente de Cananea, pero poco a poco se quitó esa restricción y asegura que hoy el 75 por ciento de los sindicalizados son nativos de Cananea.
“De fuera hay un 25 por ciento, el 75 por ciento son originarios de Cananea, gradualmente se fue mejorando”, asegura el líder cetemista.
Hoy el ambiente es tranquilo, agrega.
Para los llamados “ex mineros”, la crisis que viven en Cananea, la represión y el voto de silencio que padecen los obreros actuales, a fuerza de no perder el empleo, y la lucha legal que enfrentan ellos desde hace 13 años es producto del respaldo que recibió Grupo México del gobierno federal entre 2009 y 2018.
Piezas claves para que en 2009, Grupo México retomara el control obrero de una de las minas de cobre más productivas de América, fue el presidente Calderón y los secretarios de Gobernación, Fernando Gómez Mont, del Trabajo, Javier Lozano, y de Seguridad Pública, Genaro García Luna, que apoyaron legalmente y con la fuerza pública a Grupo México. Entre 2010 y 2012, cientos de policías federales resguardaron la minera y no pocas veces se enfrentaron a los trabajadores. Balas contra piedras, palos y bolas de cobre. A partir del 2013 empezaron a retirarlos poco a poco, pero el apoyo gubernamental continuó en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Sergio Tolano, líder de la sección 65 reflexiona que uno de los valores que el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador les reconoció en una visita a Cananea es no haberse vendido a Grupo México, la autenticidad de su lucha. La legalidad de su huelga.
El presidente hizo el compromiso de ayudarles a resolver dignamente su huelga. Y confían en él y son pacientes, destaca, pero ya es tiempo.
“Confiamos que no defraude su palabra. Sabemos que los cambios no se hacen de la noche a la mañana, entiendo cómo se maneja la política, en esa parte somos pacientes, porque queremos salir adelante.
“Confiamos en él y estamos esperando su intervención para la solución del conflicto, ya es el tiempo justo y necesario, ya se acomodó bien en su gobierno, para ver la forma en cómo nos va a ayudar a destrabar esto”, expresa Tolano.
Pero habrá que tener cuidado con Grupo México, añade.
“Grupo México está impuesto a manipular a todas estas personas, manipular con su dinero.
“Vemos con tristeza como Grupo México en lo local se da maña, con la covid-19 se le presenta a la perfección para manipular a personajes que necesitan sacar adelante su política y ahí lo vemos cómo el gran dadivoso”, lamenta.
Periodista de Sonora. Colabora para Medios en Internet y noticieros de radio en Sonora y Baja California Sur, y actualmente es beneficiaria del programa de becas para periodistas desplazados de la Red de Periodistas de a Pie. La mayoría de su trabajo está enfocado en temas relacionados con Justicia, corrupción, migración y Derechos Humanos.
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