México, en el lugar 94 de 180 en desempeño ambiental

3 septiembre, 2024

Dada la formación profesional y experiencia de la presidenta electa, existe gran expectativa respecto de la prioridad que la próxima administración federal dará a los temas ambientales. Como se ha señalado, el riesgo de no hacerlo es que los daños, las afectaciones y los impactos ambientales se incrementarán, además de que habrá un detrimento mayor de la salud de las personas, particularmente para los infantes y los adultos mayores 

Por Gustavo Alanís Ortega

 El pasado jueves 22 de agosto, el periódico El Financiero hizo del conocimiento público el hecho de que nuestro país se ubicó en el lugar 94 de 180 en el ranking que sobre el desempeño ambiental de los países lleva a cabo año con año el Centro de Derecho y Política Ambiental de la prestigiada Universidad de Yale.

Entre los factores que se toman en consideración para evaluar el desempeño ambiental de los países se incluyen aspectos relativos a la contaminación atmosférica, el manejo de la basura, la sostenibilidad de la pesca, el cambio climático, bosques y agua, entre otros. De acuerdo con Carlos Flores, especialista en temas de energía, “la economía número 16 del mundo no debería de ocupar la posición 94 de un índice global de desempeño ambiental.” Según estableció Flores, “México se encuentra al mismo nivel que países como Namibia, Tanzania o Costa de Marfil.” En su opinión, “esto es resultado del nulo respeto que se ha tenido durante la actual administración por el medio ambiente y el combate al cambio climático.” Por increíble que parezca, Venezuela se encuentra en el lugar 45 del ranking, Ecuador en el 56, Chile en el 60, Colombia en el 63, Nicaragua en el 76, Argentina en el 81, Perú en el 83 y Bolivia en el 92.

Aquí algunas calificaciones en áreas específicas. En el rubro relacionado con los bosques, México ocupa el lugar 84 de 131 países calificados. En lo que tiene que ver con las aguas residuales tratadas, nuestro país ocupa el lugar 47 de 148 países medidos. En lo relativo a la eficacia de las Áreas Naturales Protegidas, México se ubica en la posición 131 de las 165 tomadas en consideración. En lo correspondiente a biodiversidad y hábitats, México fue ubicado en el lugar 141 de 180 países considerados para este rubro. En lo que tiene que ver con la mitigación del cambio climático, nuestro país fue ubicado en el lugar 61 de 180 países contemplados. En lo relativo a la calidad del aire, México quedó en el lugar 129 de 180 países evaluados. Un ejemplo más es el que tiene que ver con el manejo de los residuos. En este campo, México quedó situado en el lugar 127 de 180 países considerados en este rubro.

Lo revelado por este Índice de Desempeño Ambiental es una más de las evidencias respecto de los grandes retos que México sigue teniendo frente a si en esta materia. La protección del medio ambiente y de nuestro patrimonio natural requiere ser tratado como uno de los temas más relevantes de la agenda nacional.

¿Cómo no dar relevancia a algo de lo que dependemos todos los días? Al final del día, si las condiciones ambientales no están bien, todo lo demás no podrá ser. Para poder colocar los cimientos de la prosperidad económica, del crecimiento y del bienestar social en México, requerimos combatir las –aún muy altas- tasas de deforestación. Asimismo, se requiere combatir la contaminación del aire y de nuestros cuerpos de agua; es necesario también frenar la erosión de los suelos y hacer un manejo adecuado de los residuos sólidos y peligrosos; hacer lo contrario atenta contra la sostenibilidad de nuestros recursos. Resulta imperativo también reforzar los esfuerzos en el combate al cambio climático, puesto que sus impactos son cada vez más devastadores, como se pudo constatar el pasado mes de octubre, tras el paso del huracán Otis en el puerto de Acapulco.

Sin lugar a dudas y sin titubeos, los temas ambientales y todo lo relacionado con la sustentabilidad debe ser tratado como prioridad, como temas de seguridad nacional, con la misma importancia que se le da actualmente a la economía, a la seguridad, al empleo, al combate a la delincuencia organizada, a la disminución de la pobreza y a la educación.

Entre los desafíos para la próxima administración se encuentran, entre otros: el fortalecimiento de las instituciones ambientales, como es el caso de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), la Comisión Nacional para el Uso y el Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio) y el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), los cuales han perdido en promedio en estos últimos seis años entre el 40 y 60% de su presupuesto.

Es necesario priorizar también las políticas públicas orientadas a mejorar la calidad del aire en las principales ciudades del país, pues recordemos que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren un promedio de 14,000 mil mexicanos por enfermedades asociadas con la contaminación atmosférica. Por otro lado, se requiere retomar una visión progresiva hacia la transición energética justa, impulsando nuevamente a las energías renovables. Se debe poner fin también a la violencia estructural que durante décadas ha prevalecido en contra de las personas defensoras del medio ambiente.

 Recordemos que, tan solo en el año 2023, en México fueron asesinados 20 defensores. Se requiere también elevar sustancialmente el presupuesto público asignado a las Áreas Naturales Protegidas y revalorar el Procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental (PEIA) como instrumento para prevenir los impactos negativos sobre el medio ambiente derivados de proyectos de infraestructura. Debemos mencionar también los retos que existen para frenar el estrés hídrico que va en aumento en todo el país, las altas tasas de deforestación, el crecimiento de los tiraderos a cielo abierto y la regulación de malos olores.

En lo que respecta al contexto internacional, el Estado mexicano debe cumplir con los convenios y tratados que ha firmado, en los cuales se ha comprometido a la mitigación y a la adaptación climática; a combatir el tráfico de flora y fauna que está amenazada y en peligro de extinción; al cuidado y a la conservación de los bosques; a promover y respetar el acceso a la justicia ambiental, el acceso a la información ambiental y la participación del público en la toma de las decisiones ambientales así como a asegurar que los defensores ambientales puedan hacer su trabajo en un ambiente libre de peligros y amenazas. Asimismo, existen compromisos orientados a manejar los residuos peligrosos de manera adecuada y exportarlos cuando sea factible; a manejar adecuadamente los contaminantes orgánicos persistentes; a eliminar el uso de los clorofluorocarbonos (CFC) y así contribuir a evitar el rompimiento de la capa de ozono, entre otros.

Dada la formación profesional y experiencia de la presidenta electa, existe gran expectativa respecto de la prioridad que la próxima administración federal dará a los temas ambientales. Como se ha señalado, el riesgo de no hacerlo es que los daños, las afectaciones y los impactos ambientales se incrementarán, además de que habrá un detrimento mayor de la salud de las personas, particularmente para los infantes y los adultos mayores. Recordemos que lo que está en juego es el beneficio para la salud, la calidad de vida y la vida misma de todos los mexicanos.  

Gustavo Alanís Ortega, Director Ejecutivo del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA).