Con la promesa de una mejor disposición para resolver sus demandas, ejidatarios desbloquearon la mina Peñasquito, cerrada durante cuatro semanas. Los pobladores buscan que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos examine su caso
Texto: Lydiette Carrión
Foto: Leonardo Garza Treviño / Cuartoscuro
El pasado martes, la minera Peñasquito, Zacatecas, reanudó operaciones. Con ello, dio fin el bloqueo que los campesinos y ejidatarios de Los Cedros, en el municipio de Mazapil, realizaron desde el pasado 14 de septiembre, en demanda de que la compañía Neumont Goldcorp cumpliera acuerdos tanto ambientales como laborales.
Hasta ahora, los ejidatarios no han obtenido ninguna de sus demandas. Así lo revelaron diversas fuentes consultadas. Lo hicieron, únicamente, con la promesa por parte del gobierno de Zacatecas de que habría “mejor disposición”.
Jorge Vázquez, miembro de la Unión de Transportistas y que apoyaba el bloqueo, resumió: “Nada está resuelto. Sólo hay muestra de voluntades y hasta que nos sentemos en la mesa, se verá en realidad si quieren cumplir con los compromisos”.
Y agregó: “Si no hay voluntad, pues el bloqueo continuará”.
Peñasquito es una mina polimetálica a cielo abierto –es decir, altamente contaminante y consumidora de agua–. Ocupa siempre uno de los primeros dos lugares en producción de oro del país. Y ocupa el segundo lugar en plata.
En esta ocasión, la mina permaneció bloqueada, por segunda vez en el año, desde el 14 de septiembre al pasado 8 de octubre. Meses antes, el 17 de marzo, los ejidatarios también detuvieron labores y mantuvieron el paro por 81 días. Las demandas han sido las mismas; primero, que se respete un acuerdo que la trasnacional Newmont Goldcorp hizo cuando rentó las tierras a los ejidatarios: contratar con ellos el servicio de acarreo de materiales y desechos. Segundo, que se rehabilite el manantial, el cual, a decir de los habitantes del municipio, se secó a raíz de la actividad de la mina.
Este último bloqueo fue levantado apenas horas después de que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, llamara a las partes a “ponerse de acuerdo”. En otras ocasiones, el mandatario ha sido ambiguo respecto a la actividad minera. Por una parte ha manifestado su apoyo; por otra ha llegado a decir: vale más el agua que el oro.
En el caso de Peñasquito, sin embargo, tanto la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, como el subsecretario Ricardo Peralta, dieron su espaldarazo públicamente a la trasnacional. A nivel estatal, el gobernador zacatecano, Alejandro Tello Cristerna, agradeció “al presidente por voltear a Mazapil y abrir una mesa de negociación”.
La delegación de ejidatarios que viajó a Estados Unidos para denunciar el daño al medio ambiente por parte de la minera concluyó su trabajo. El grupo permaneció del 29 de septiembre al 6 de octubre en Estados Unidos. Se reunió con funcionarios, congresistas y activistas, y también con la embajadora de México ante la Organización de Estados Americanos.
Asimismo, se reunieron con el equipo de Desca (Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales), de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Si la CIDH decide conocer el caso, sería la primera ocasión en la que se examinaría el tema de daños extra territoriales en México. En otras palabras, sería un caso pionero.
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Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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