“Las sobrevivientes somos la crónica de un feminicidio anunciado”

13 septiembre, 2024

Sobrevivientes de feminicidio exigieron al Senado de la República retomar la Ley Oropéndola, congelada desde 2022. Esta ley busca garantizar justicia ante el delito de tentativa de feminicidio

Texto: Daniela Rea y Andrea Amaya

Foto: Andrea Amaya

CIUDAD DE MÉXICO. – Por primera vez, un grupo de mujeres sobrevivientes de feminicidio en México se reunieron en la Glorieta de las Mujeres que Luchan para gritar: “Las sobrevivientes también contamos”. Lo dicen en dos sentidos: en el sentido de la estadística, (ahora solo sabemos que cada día 11 mujeres mueren de manera violenta en el país, pero no cuantas logran sobrevivir ); y en el sentido del testimoniar la vida de la sobrevivencia.

Eran más de 60, y llegaron desde distintas geografías: Puebla, Estado de México, Veracruz, Nuevo León y Ciudad de México para exigir al Senado la aprobación de la “Ley Oropendola”, una ley que integra distintas reformas para la atención de las sobrevivientes.

La ley

La “Ley Oropéndola” fue aprobada por la Cámara de Diputados en el año 2022 y enviada al Senado, que desde entonces la tiene congelada, explicó Ana Valderrama, integrante de la Colectiva Sobrevivientes de Feminicidio, quienes acusaron:

“El Senado de la República nos ha quedado a deber todo congelando esta serie de reformas que dan un poco de certeza y garantía  a nuestros derechos, a seguir viviendo, a acceder a la siempre negada  justicia, a repararnos integralmente el daño. Nos ha ninguneado al desoír esta serie de reformas que hemos bautizado Ley Oropéndola”.

Entre los puntos que contempla la ley están:

-Reconoce el delito de tentativa de feminicidio.

-Reconoce el testimonio de la sobreviviente de tentativa de feminicidio, tanto como el de testigos, evidencia, pero sin re victimizar.

-Prisión preventiva oficiosa para que el agresor no pueda consumar su crimen.

-Que la pena se equipare a la de un feminicidio, pues las sanciones por estos crímenes van de 3 a 5 años, al ser consideradas no como un intento de feminicidio, sino como una lesión o violencia doméstica.

-Reparación integral del daño, que no sólo es físico, sino también emocional, espiritual, y deja cicatrices de por vida que alteran la vida de la mujer sobreviviente, desde lesiones y enfermedades crónicas, hasta tener que mudarse de casa o ciudad. Además de que el seguimiento de un juicio les exige tiempos que no son sostenidos por los empleos o trabajos a donde ellas acuden, por lo que terminan siendo despedidas.

Los testimonios

La sobrevivientes que han alzado la voz y han denunciado a sus agresores ante las autoridades acusaron que han enfrentado procesos deficientes:

“Los procesos, sin excepción, presentan lamentables carencias  procedimentales y legales, enfrentando juicios sociales, la indolencia, revictimización y tortura institucional ejercida por todas las autoridades de todos los niveles y las secuelas que nos deja en nuestros cuerpos y  mentes, muchas de ellas de por vida”.

Yaritza B., sobreviviente de tentativa de feminicidio, denunció que en septiembre del 2020 fue víctima de dos intentos de feminicidio por parte de su ex pareja Carlos N. 

Dos años después, en septiembre del 2022, las autoridades determinaron que Carlos era culpable. Lo sentenciaron a 8 años 11 meses de prisión por el delito de feminicidio en grado de tentativa. Sin embargo, en 2024 el Poder Judicial le otorgó un amparo, revocó su sentencia, y además, expuso a Yaritza a enfrentar el juicio por tercera ocasión.

Estar vivas no es un privilegio

Como ella, otras víctimas denunciaron la impunidad. Lo hicieron con cruces adornadas con flores rosas (“el color de nuestra sangre diluída”), con carteles de sus nombres, o las fotos de los agresores prófugos. También, con sus hijas o sus madres, las mujeres marcharon sobre Paseo de la Reforma al Senado.

Al llegar ahí comenzaron a relatar sus historias y las razones de por qué exigen que el Senado no siga deteniendo esa ley.

Esa noche grité ¡Auxilio!, hoy grito ¡Justicia!

“Soy Yadira Barrios fuentes, el 18 de abril del 2016, Diego “N” intentó asesinarme a golpes en el municipio de Villa del Carbón en el Estado de México. Me golpeó la cara, me rompió el labio a la mitad, me dio con una piedra y tuve fractura en el cráneo. La policía lo detuvo pero lo dejó ir por un soborno de 5 mil pesos. Esa noche de abril grité ¡Auxilio! Hoy grito ¡Justicia! Porque no hay un proceso legal contra él, porque no me quisieron levantar la denuncia”.

Estar vivas no es un privilegio

“Soy Yara Vargas, el 24 de septiembre del 2022 sufrí tentativa de feminicidio y violación por José Abimael “N”, mi agresor, y su hermana Mayra “N”, están prófugos. Ese día fui atacada, pero desde entonces he sufrido tortura institucional por la impunidad, por la violencia de las autoridades que tendrían que darme justicia”.

Yanelli, enfermera y bailarina, radicada en Puebla, dijo ante sus compañeras y frente a su hija que la acompaña a las marchas y aprende en ellas la sororidad:

“Nos ignoran porque no somos parte de las estadísticas. Estar vivas no es un privilegio ni un lujo, como nos dicen las autoridades, ‘agradezcan que están vivas’, estamos vivas porque nos ha sostenido nuestra red de apoyo. En el año 2016 yo sufrí violación tumultuaria en un taxi, reconocí a uno de ellos y luego los denuncié y se sacó una orden de aprehensión; en el año 2017 unos hombres entraron a mi casa para volverme a violar en frente de mi hija, como un castigo a haberlos denunciado”.

Vivir sin miedo

“Soy Ayyselet Gutiérrez. En el año 2022 Julio César “N” intentó matarme con un cuchillo. Me dio 27 puñaladas en la cara, mejillas, cuello, ojo, que me dejaron dos meses en el hospital. Pude haber muerto, pudo haberme matado y yo dejar sola a mi hija, que está aquí hoy conmigo”. El agresor de Ayyselet está prófugo y ella exige su detención y proceso. “Exijo que lo detengan para que yo y mi hija podamos vivir sin miedo”.

Re-existir

Las mujeres estuvieron acompañadas de Irinea Buendía, mamá de Marina Lima, víctima de feminicidios, y quien ha encabezado una lucha constante y férrea por erradicar los feminicidios en el país; también estuvo Patricia Becerril, madre de Zyanya, quien fue víctima de feminicidio en el año 2018.

“Ellas estuvieron conmigo, sosteniéndome durante mi lucha, y ahora me toca, nos toca estar aquí sosteniendo, para que no haya más feminicios en este país”, dijo Patricia al tomar el megáfono.

“Hace unos días aprendí una nueva palabra, Re-existir, y desde entonces me doy cuenta que eso es lo que hacemos nosotras, re-exisitimos, después de esta violencia, pero juntas, re-existimos cada día”, dijo haciendo referencia al término Re-existir, acuñado por la académica Emanuela Borzacchiello .

Reportera. Autora del libro “Nadie les pidió perdón”; y coautora del libro La Tropa. Por qué mata un soldado”. Dirigió el documental “No sucumbió la eternidad”. Escribe sobre el impacto social de la violencia y los cuidados. Quería ser marinera.