Los vecinos de la colonia Hipódromo Condesa están cansados de vivir con inseguridad. Como el gobierno no responde, toman acciones. No pretenden apropiarse del papel de la policía. Pero sí, diseñar estrategias de defensa personal para casos de emergencia
Texto: Arturo Contreras
Foto: Duilio Rodríguez
Una señora de unos 45 años sujeta a otra, de la misma edad o un poco mayor, de la garganta, como si la estrangulara. No denotan gran agilidad, e incluso, pareciera como si bailaran, en vez de pelear. De pronto, la que está sujeta, lanza su brazo a la tráquea de su oponente. No lo habían hecho antes, pero ahora aprenden técnicas de defensa personal por si tienen que luchar contra un criminal en su colonia, la Hipódromo Condesa. El miedo a que las secuestren las llevó a esto.
Hace una semana el comité de vecinos de la colonia convocó a una conferencia de prensa para anunciar que se empezarían a organizar y tomar acciones de autodefensa. Inmediatamente la prensa lo consignó: “Vecinos preparan autodefensas en la Condesa”.
Los vecinos perciben que en su barrio, desde hace un par de años, aumenta la inseguridad. Por todas las esquinas se asoman el narcotráfico, el secuestro, los homicidios y bandas de crimen organizado que se disputan el territorio.
La Hipódromo Condesa y la Condesa, son dos colonias muy céntricas y codiciadas en la ciudad. Aquí, las rentas se cotizan en dólares. Es una zona de alta demanda turística, por su amplia oferta de bares y antros y opciones culturales. En pocas palabras, es el barrio hip de la ciudad. Pero con ello llegó también mayor inseguridad.
Al principio, en los grupos, las propuestas eran poner alarmas vecinales, coordinarse con la policía de barrio y armar chats de WhatsApp entre vecinos. Sin embargo, esta dinámica empezó a cambiar desde junio pasado. Sus conversaciones ya no sólo tenían que ver con la seguridad.
Impulsaron cosas positivas. Por ejemplo, detuvieron un proceso de privatización del espacio público.
En el parque de la amistad México-Japón –antes parque Patriotismo–, había una una subestación eléctrica del Trolebús, pero como ya no pasa, quedó abandonada.
Rafael Guarneros, coordinador del grupo del comité de vecinos fundacionales de la Hipódromo-Condesa, asegura que el terreno estaba listo para convertirse en un teatro, en el foro Shakespeare de Bruno Bichir. El entonces delegado, Ricardo Monreal, le había prometido el terreno al actor.
Los vecinos no tardaron en reaccionar y citaron el plan parcial de desarrollo de la colonia, que estipula que el espacio sólo se podía usar para construir una plaza, un parque o un jardín público. Finalmente lo remodelaron con el presupuesto participativo.
Pero desde junio se encontraron con problemas más serios. Por ejemplo, el comité vecinal, acusan, fue secuestrado por un grupo de comerciantes ambulantes (como suele pasar en muchas colonias de la ciudad), que asocian con las lideresas Alejandra Barrios y Graciela Coronel.
Este tipo de acciones cesaron poco a poco ante la amenaza de inseguridad. Hasta que en junio de este año, la agenda del comité se volcó a la seguridad.
El primer día de ese mes, el cuerpo de Cristina Vázquez fue encontrado por sus vecinos dentro de su departamento. La mujer de 50 años de edad era integrante del comité vecinal. Llevaba más de cinco días sin vida. Supieron que un hombre entró a su vivienda y la asesinó. La investigación del caso aún no presenta resultados.
Desde ese día, asegura Rafael, se dieron cuenta de una serie de vulnerabilidades que buscan subsanar.
“La seguridad de tu casa es tan vulnerable como lo que tengas a lado”, asegura justo en frente del edificio en el que vivía Cristina. “Ya lo vimos aquí: esta casa tiene cámaras, pero como el edificio de junto está abandonado, pues cualquiera se puede brincar con gran facilidad”.
Ahora, le preocupa evaluar qué tan vulnerable es.
A raíz de la muerte de su vecina, los vecinos del comité vecinal decidieron redoblar su seguridad por mano propia. Comenzaron a capacitarse para poder hacer frente a la delincuencia. Algunos, como el propio Rafael, sostiene la idea de hacerse de armas de fuego para defender sus casas y su integridad.
“Nos lo han preguntado: ‘¿Ustedes piensan adquirir armas?’ A ver, muchos vecinos tienen armas. Yo en lo particular he pensado en adquirir un arma, pero puedo tener otras alternativas. Tener un arma en tu casa también representa un riesgo”.
Rafael Guarneros
Tácticas como dotar de gas pimienta a sus vecinos se empezaron a hacer más comunes. “Buscamos en internet y había gente que los vendía. Hay varias personas de la colonia que ya tienen su gas pimienta”.
Rafael no busca formar un grupo como los autodefensas de Michoacán. Más bien, él entiende la autodefensa como actos coordinados entre miembros de una comunidad para defenderse de agresores externos. “Esos pueden ser de muchas formas”, advierte.
Dentro de su agenda está revisar calles oscuras, que las luminarias funcionen correctamente, que los vecinos desarrollen un programa de vigilancia. Puede que una de sus acciones más arrojadas sea dar capacitaciones en defensa personal a sus vecinos.
“No buscamos formar un Bruce Lee, pero sí que una persona de 60 u 80 años pueda salir, alejarse de un ataque para activar una alarma”, explica Francisco Meléndez, maestro de Tae Kwan Do y vecino de la colonia, que este sábado 5 de octubre ofrece un taller de defensa personal.
Son cuatro sesiones sabatinas, esporádicas. No realizan una práctica cotidiana y consistente. Por eso, explica el maestro Meléndez, lo que enseña no son técnicas, sino un sistema de prevención y protección personal. El sistema está basado en ejercer fuerza en los mismos puntos de presión de la acupuntura. “Así como pueden usarse para curar, pueden usarse para causar dolor y escapar de una agresión”, cuenta a los pocos vecinos que asisten a la capacitación.
Entre las técnicas de su sistema, incluye algunas técnicas secretas que no aparecen en ningún libro de artes marciales. Las Meléndez Special, como les llama, son una serie de apretones y pellizcos estratégicamente diseñados para que una persona se pueda liberar de cualquier tipo de sujeción.
“En este tipo de prácticas le decimos a los vecinos que si nada más van por un asalto, les den todo lo que traen. Nada es más valioso que la vida. Pero si me doy cuenta que me quieren subir a un carro para secuestrarme o algo más, pues entonces ahí sí me la juego y me defiendo como pueda”.
Francisco Meléndez
El pasado viernes 4 de octubre, los vecinos se reunieron con Paola Aceves Sandoval, la directora General de Protección Civil y Seguridad Ciudadana de la Cuauhtémoc. En la junta, la funcionaria reconoció que la alcaldía necesita ser más proactiva, estar en la calle y atender las demandas de los vecinos.
Ésta es la primera vez que Paola trabaja en el gobierno, y también es la primera vez que tiene a policías a su cargo. Antes, dio asesorías en la materia y fue parte del Consejo Ciudadano de seguridad de la Ciudad, un organismo independiente que de alguna manera evalúa la policía y la estrategia de seguridad en la ciudad.
La directora de seguridad de la Cuauhtémoc asegura que su preocupación se traduce en el incremento de policías a cargo de la alcaldía, que en esta administración pasaron de ser 100 a 500. Aunque éstos sólo atienden el jardín Pushkin y los parques Río de Janeiro, México y España. “Toda la demás policía en la delegación no está a mi cargo, es de la Secretaría de Seguridad Ciudadana”.
Los vecinos aceptan que hay más vigilancia en esos espacios, pero eso no ha tenido un impacto en su percepción de seguridad en el resto de los lugares de la colonia, como las calles en las que viven.
La atención, reconoce Aceves Sandoval, se ha centrado tanto en estos espacios públicos, que incluso les ha ganado críticas tremendas. Por ejemplo, el pasado 24 de mayo, un perro y su dueña fueron remitidos al juzgado cívico. La falta: el perro no tenía una correa. Por lo mismo, se metió a la fuente del parque Río de Janeiro, lo que llamó la atención de los policías.
La funcionaria asegura que hasta el momento no han tenido problema con delitos como robo a transeúnte, violación, homicidio o lesiones en los parques. Sin embargo, en lo que refiere a robo a casa habitación o a transeúnte, el resultado es muy diferente.
“La cosa con el robo a transeúnte, o a casa habitación, es que son muy difíciles de prevenir porque son delitos ocultos”, se escuda la funcionaria. “Tú como policía, si ves que una persona entra a un domicilio, no sabes si es el vecino o es del edificio. Es muy difícil, necesitaría tener una inteligencia, en materia de conocimiento de la población, muy grande”.
“Las bandas que lo hacen son expertos, es un delito muy complicado para que la policía lo esté observando. En tiempo real son delitos que son difíciles de que los policías se percaten”, dice.
Por respuestas como esa, o porque en ocasiones los vecinos han visto a los mismos policías que patrullan la zona extorsionando a automovilistas, los vecinos no confían en ellos. Por eso, decidieron fundar un grupo de autodefensas.
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