Son familiares de personas desaparecidas o desplazadas, que tuvieron que huir de su lugar de origen para evitar el riesgo de morir. Llevan meses durmiendo en el suelo, mientras espera una respuesta de las autoridades responsables de atender a las víctimas
Texto y fotos: Isabel briseño
Carlos Vanda Márquez vive desde hace 10 meses viviendo en el lobby de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), la instancia del gobierno federal que debe representarlo.
Originario de Cuauhtémoc Chihuahua, cuenta que comenzó a trabajar desde los 14 años. No era rico pero a su familia no le faltaba nada con su trabajo en la albañilería. Sin embargo, todo cambió a partir de la demanda que entabló su padre en contra de un patrón que no quería pagarle. Poco después, Carlos Vanda fue secuestrado y torturado por un grupo delictivo. Estuvo en coma dos meses y luego, su vida se convirtió en un infierno.
“Cuando yo miro la delincuencia organizada que impera en mi Estado, pienso en como me torturó y me desplazó junto a toda mi familia, pero al menos ellos ya nos dejaron en paz, en cambio el Estado Mexicano a diario te secuestra psicológicamente, ellos han de creer que yo estoy a gusto viviendo aquí pero no, yo no duermo por estar cuidandome”, dice ahora.
“Yo estuve escondido durante 10 años porque tenía miedo de salir a la luz pública, pero pudo más el coraje por la violación a mis Derechos Humanos. En aquel entonces yo estaba totalmente ignorante pero ahora ya llevo muchos años aquí y como dice el dicho, entre lobos andas y aullar te enseñasQ.
Llegó a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, en la colonia Del Valle de la Ciudad de México, buscando a Mara Gómez, quien entonces era la titular. Quería pedirle entablar una mesa de trabajo junto con Derechos Humanos, Gobernación, la Fiscalía y la CEAV de Chihuahua.
Pero no sólo no fue recibido, sino que le pidieron que se retirara. Era el 17 de febrero. Decidió quedarse, aunque no imaginaba que 10 meses después seguiría ahí
“El miedo lo perdí hace muchos años, y morirme no me importa, yo estoy muerto en vida desde que me secuestraron y quisieron matarme, así que yo de aquí no me muevo si no es con casa”, dice.
Luego habla de las diferentes familias de desaparecidos que han estado en plantón con él y también enfrente de la Secretaría de Gobernación.
“Todos tenemos diferentes casos y es más grave el de ellos (los que buscan a personas desaparecidas) porque yo todavía estoy vivo pero ellos no encuentran a sus familiares y ellos solo encontrarán la paz cuando sepan donde están sus desaparecidos que son almas que andan vagando y que le van a dar lata al Gobierno todo lo que les quede de vida porque son víctimas, el ser víctima es como el que sale de la cárcel y se les queda la marca de ser ex convictos y los familiares de una persona desaparecida no pueden dormir a gusto pensando en ese pariente ausente”.
En el lobby del CEAV este 2020 no hubo decoración navideña. Para Carlos Vanda, la época decembrina perdió cualquier significado desde el día en que salió de su casa y de su Estado de forma obligada. Dice que antes de convertirse en desplazado si celebraban estas fechas con mucha alegría y como cualquier otra familia cenaban pavo, ensalada y ponche frente a un árbol de navidad lleno de luces y esferas, pero esos son recuerdos que se miran muy lejos.
Dice que para él significa mucho que su familia esté en esas instalaciones apoyándolo, pero al mismo tiempo le provoca tristeza arrastrarlos con él hacia una vida de miedo y rencor.
“Que bueno que los políticos y los servidores públicos si pudieron estar tranquilos en su casa, cenando pavo con su familia y disfrutando de un hogar, seguramente ellos están muy tranquilos porque saben que hacen bien su trabajo, pero está bien que festejen, yo les deseo una feliz navidad y un próspero año nuevo, ellos que sí pueden celebrar, que celebren, nosotros no podemos”, concluye.
En el campamento que está frente a la Secretaría de Gobernación, el ánimo no es mejor. Un reportero de Guerrero desplazado, Omar bello, anunció en Twitter que se rociaría de gasolina y se prendería fuego este miércoles, ante la indiferencia de las autoridades.
Pero a la hora anunciada este miércoles no está en el campamento. Delia Quiroa, vocera del colectivo 10 de marzo, dice que durante la noche lo convencieron de que no podía hacerlo.
“No se va a prender, no lo vamos a permitir”, asegura. «Está enojado, está indignado porque las autoridades no les han dado respuesta, algunas de las peticiones que han realizado se han ido resolviendo paso a paso y mantienen el plantón a las afueras de la Secretaría de Gobernación pese a que la Ciudad de México volvió a semáforo rojo y a los asaltos que se han enfrentado».
Yoltzin Martínez dice que el estado de ánimo de Omar Bello es difícil de controlar y que las otras víctimas que están en el plantón no están equipadas para atender una situación que pudiera salirse de sus manos
“Son fechas para estar con la familia y nosotros no podemos tener eso por permanecer aquí pidiendo justicia y cumplimiento a las peticiones, para nosotros no hay fecha que conmemorar o por la cual celebrar y tampoco podemos estar en casa resguardados, es muy doloroso”, comentó Martínez.
Hace un par de semanas, Bello Pineda se extrajo sangre frente al inmueble ubicado en la colonia Juárez, y logró que les atendiera el Subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas para escuchar a una comisión con las peticiones. Pero desde entonces solo les han dado largas, asegura Yoltzin.
Este martes, sostuvieron otra reunión con la CEAV, en donde les informaron que se aplazó hasta el 7 de enero la fecha en la que les entregarían los apoyos para víctimas.
Delia Quiroa, vocera del colectivo 10 de marzo, comentó que si bien son luchas distintas, todos son víctimas y envió un mensaje de unión, recordando que ya no existirán recursos en la CEAV para que puedan seguir buscando a sus familiares, tampoco contarán con atención médica y otros apoyos, por estos motivos les pidió “no ser tan pasivas”, los llamó a la solidaridad y la unión haciendo las diferencias a un lado para volverse más fuertes. “Si nos venimos a plantar aquí unidos los familiares de los más de 120 mil desaparecidos de los que se ha tenido registro en los últimos años el Gobierno se va a poner a temblar”, finalizó Quiroa.
Las familias terminarán 2020 sosteniendo la huelga pese al desgaste y la frustración, “Solo nos llenan de papeles con minutas firmadas, reuniones y ya no queremos eso, lo que queremos son hechos, soluciones prontas, precisas e inmediatas”.
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