La ruta: buscarlos vivos

11 marzo, 2019

La ruta: buscarlos vivos
La nueva comisionada de Búsqueda en el país marca los tres ejes de su trabajo: la búsqueda en vida, la búsqueda en terreno y la identificación de los 26 mil restos sin identificar. A casi un mes de su nombramiento intenta instalar una oficina que, al parecer, no arrancó durante el periodo anterior 

La nueva comisionada de Búsqueda en el país marca los tres ejes de su trabajo: la búsqueda en vida, la búsqueda en terreno y la identificación de los 26 mil restos sin identificar. A casi un mes de su nombramiento intenta instalar una oficina que, al parecer, no arrancó durante el periodo anterior

Texto: Daniela Rea
Imágenes: Ximena Natera

Es miércoles 6 de marzo. Ha pasado casi un mes desde que Karla Quintana fue elegida nueva titular de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas y aún no ha recibido formalmente la oficina. Esto significa que aún no ha podido acceder a las bases de datos e información que trabajó Roberto Cabrera Alfaro, su antecesor; que aún no tienen teléfono oficial, sitio web, para recibir peticiones y dar información, que es la única de las entre 15 y 20 personas que ya trabajan ahí, que está formalmente nombrada y contratada (aún le falta reclutar a la mitad de las 43 personas que podrá integrar a su equipo de trabajo).

Prácticamente, que tendrá que construir un plan y equipo desde cero para encontrar a los miles de desaparecidos del país. A los miles, así, en abierto, porque no hay certeza de que la cifra de 40 mil 180 personas desaparecidas que dio Roberto Cabrera en su primer informe sea la cifra oficial real.

–¿Cómo van a contar a las personas desaparecidas?

–El dato oficial que todos conocemos es ese. Ya se venció el término –quince días hábiles- para que me entregaran la oficina y yo no he recibido la oficina legalmente. Cuando la reciba tengo que revisar cómo fue la metodología. ¿He visto la lista de 40 mil y sé que metodología fue utilizada? No. No la he visto, hay que revisarla.

Hay que verificar que quienes están en esa lista estén desaparecidos, de facto estén desaparecidos, no que el delito por el que se persiga sea desaparición. Por ejemplo, trata de personas, secuestros. Lo que tiene que estar, desde mi punto de vista, en una lista de personas desaparecidas son todas las personas que en los hechos, de facto, estén desaparecidas. Se tiene que saber quiénes de esas personas que fueron reportadas como desaparecidas fueron encontradas vivas o muertas. Y por qué fueron encontradas y en qué situación. Y eso no significa que se saquen del registro de personas que eventualmente estuvieron desaparecidas.

Quintana explica que, al margen de la fecha en que se le entregue oficialmente la oficina, ella comenzará a pedir la información de nueva cuenta a todos los estados, con una metodología básica, para homologar el registro. Y, aclara, para eso hay que ayudar a los estados a implementar su registro. Hay casos absurdos en que las autoridades armaron una base de datos en Word.

La Comisión Nacional de Búsqueda es, de acuerdo con la Ley General de Desaparición Forzada, el órgano administrativo que ejecutará la búsqueda de personas desaparecidas y no localizadas en el país. La Comisión es una parte del Sistema Nacional, cuyo objetivo es diseñar y evaluar la búsqueda e investigación, además de coordinar a las autoridades de distintos niveles de gobierno. El Sistema se conforma por distintos secretarios de Estado, el Fiscal general y las 32 comisiones estatales de búsqueda, entre otras autoridades.

Y aunque la ley general se publicó en noviembre del 2017, un año y cuatro meses despues, apenas 10 estados han instalado las comisiones estatales y eso es un decir, pues no todas las que están instaladas cuentan con su equipo de búsqueda. La misma oficina central está en proceso de instalación.

–¿Qué tan instalada está esta oficina?

–En proceso. No hay nombramientos, yo soy la persona nombrada. Ya mandamos los perfiles de la mayoría (para que sean aprobados y nombrados). Estamos en proceso de construcción de la Institución. No hay servicios, no hay sillas, no había internet.

–¿En qué explicas que la oficina parezca desmantelada?

–No había voluntad política. Se creó esta institución y no se le dio la centralidad que se le tenía que dar al tema. No arrancó. Lo que me toca hacer es que despegue. Al margen de lo que se hizo, que sabré cuando me lo entreguen, no despegó.

Se le pregunta a Karla Quintana sobre las prioridades de la oficina que encabeza, pues el recurso (400 millones de pesos para este 2019) y el tiempo son limitados. Quintana dice que no quiere hablar de prioridades porque para cada familia que busca, su desaparecido es la prioridad. “Lo que veo son rutas”, dice.

La primera, el área de búsqueda, la búsqueda en vida. “Es la única Comisión en el mundo que busca personas del pasado y del presente. Colombia busca en vida, pero a personas desaparecidas en el pasado, desaparecidos durante el conflicto. Esta oficina es atemporal, vamos a buscar desde la Guerra Sucia hasta hoy y eso tiene una complejidad adicional pues tienes que armar un grupo de reacción de búsqueda inmediata”.

La segunda es el área de análisis de contexto. “Esto nos tendría que dar luz para saber dónde buscar, cómo buscar, ver patrones sistemáticos que nos permitan incidir”.

La tercera, la identificación de los miles de cuerpos que están en instituciones forenses o morgues. Aunque oficialmente se ha dicho que son 26 mil, de nueva cuenta habrá que verificar esa cifra. “Esas personas, esos cuerpos ya están en poder del Estado, están o han estado en una institución estatal. ¿Cuántas de estas personas que están siendo buscadas en el día a día ya están o deberían estar en poder del Estado? De 26 mil o el número que sea, ya están en poder del Estado. Tendrían que estarlo. La pregunta que tengo que hacer que me contesten (los servicios forenses del país) es ¿cuántos son, dónde están y qué procedimiento forense han recibido? Todo eso es un trabajo inmenso, pero nuestra obligación es buscar a las personas”.

Quintana tiene cautela con las cifras que “oficialmente” se dieron en el pasado, con las bases de datos construidas, con los procedimientos que se realizaron. Por ejemplo, en el caso del Banco Nacional de Datos Forenses, es consciente que en muchos casos se tomaron muestras genéticas a las familias, pero no se subieron a los bancos. Peor aún, casos en los que se tomaron muestras genéticas a las familias, que no se procesaron.

“En este momento tengo que volver a pedir todo, pero en términos genéticos tenemos que revisar y ahí el Espacio Forense, muchas instituciones que han hecho análisis, de cómo homologar toda la información porque se toma la información en los estados y no pasa a la Federación. Hay familiares que se la pasan dando muestras de sangre en todos los estados”.

Sobre la búsqueda en terreno, Quintana afirma que se sumará a las búsquedas que distintos colectivos de familiares realizan en el terreno y que en otros casos serán las comisiones locales las que hagan esta tarea.

“Las familias ya tienen bastante pedagogía, han aprendido a lo largo de su búsqueda. No me preocuparía por riesgos en sus búsquedas (el en sentido legal, cadenas de custodia), ellas saben perfectamente los protocolos”. Sin embargo, reconoce, falta darles una respuesta forense a las familias que han encontrado cuerpos y restos, saber dónde están esos restos, darles seguimiento hasta su identificación. Para ello, dice, ha tenido reuniones con personas que tiene expertis forense. Acaba de aterrizar de Guatemala, donde estuvo reunida con el Equipo de Antropología Forense de Guatemala.

“Tenemos que hacer un diagnóstico forense y saber qué tenemos, dónde lo tenemos, en qué condiciones lo tenemos y científicamente, saber qué se procesa más rápido”.

La Ley General de Desaparición habla de distintos registros y bases nacionales: el Registro nacional de personas desaparecidas, el Banco nacional de datos forenses, el Registro nacional de personas fallecidas y no identificadas, el Registro nacional de fosas, el Registro nacional de detenciones. Salvo el de personas desaparecidas, el resto está en manos de la Fiscalía General. La Comisión tiene atribución para solicitar esos registros o bases, para hacer cruces, pues quizá en esos cruces de datos, varias de las personas desaparecidas puedan ser encontradas. Sin embargo, aclara Quintana, “el tema no es que nos pasen la información sino cómo empezar a hacer los cruces y si no tengo un Registro de personas desaparecidas es difícil con quién estás cruzando. No solo es tener la información, es tenerla completa para cruzar”.

–¿Cómo se busca a una persona desaparecida, qué se hace, qué se activa?

–Estamos en una falta u omisión legislativa. Esto lo tendría que responder el Protocolo Homologado de Búsqueda. No existe, existen avances. Yo estoy asumiendo que no tengo nada y lo estoy avanzando. La próxima semana tendré un índice realizado con organizaciones internacionales para hacer el protocolo y cuando este el borrador en blanco y negro, compartirlo con las familias. Siempre con las familias. ¿Qué hemos hecho hasta el día de hoy cuando tenemos un reporte inmediato? Recibimos un reporte nos ponemos en contacto con las distintas instituciones. Mientras no haya comisiones de búsqueda local, son los secretarios de gobierno los que asumen esa función. Lo que hacemos es articular.

–Pero ¿qué pasa, qué se hace en el terreno?

–Todo es artesanal y eso tiene que cambiar. Necesitamos una página electrónica, un teléfono oficial. Nosotros pusimos un celular aparte para esas emergencias. Llaman a ese celular y lo que hacemos es llamar a todas las autoridades para articular la búsqueda. No es que (el funcionario) se pare del escritorio, porque ahorita somos 15 en toda la institución haciendo diferentes funciones. Llamamos las fiscalías. En un caso, por ejemplo, había una adolescente desaparecida, quien hizo la búsqueda y los contactos fue el comisionado local de Jalisco, cuando la tenían localizada nos llamó y pidió apoyo para que la policía federal fuera por ella.

Quintana dice que en estas tres semanas el Sistema ha encontrado a tres personas, dos con vida y una sin vida.


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“Este trabajo forma parte del proyecto Pie de Página, realizado por la Red de Periodistas de a Pie. Conoce más del proyecto aquí: https://piedepagina.mx«.

Reportera. Autora del libro “Nadie les pidió perdón”; y coautora del libro La Tropa. Por qué mata un soldado”. Dirigió el documental “No sucumbió la eternidad”. Escribe sobre el impacto social de la violencia y los cuidados. Quería ser marinera.

Periodista visual especializada en temas de violaciones a derechos humanos, migración y procesos de memoria histórica en la región. Es parte del equipo de Pie de Página desde 2015 y fue editora del periódico gratuito En el Camino hasta 2016. Becaria de la International Women’s Media Foundation, Fundación Gabo y la Universidad Iberoamericana en su programa Prensa y Democracia.