¿La Nueva Escuela Mexicana está eliminando la Filosofía? Esto dicen los filósofos

6 abril, 2024

Ilustración: Especial

A unos meses de que iniciara la aplicación de un nuevo modelo educativo en México la prueba de fuego en el salón de clases ya está teniendo algunas críticas, una de ellas es la eliminación de la filosofía, una apuesta que desde gobiernos anteriores se había intentado. Pero, ¿de verdad está ocurriendo esto? Estas son las reflexiones de los filósofos en las aulas

Texto: Alejandro Ruiz

Ilustración: Especial

CIUDAD DE MÉXICO. – El nuevo gobierno que llegue al país tiene un reto: profundizar la transformación del sistema educativo, y esto no es menor.

La historia inició el 15 de mayo de 2019, cuando el Estado mexicano reformó el artículo 3 constitucional y estableció que la Filosofía y las Humanidades deberían ser un derecho para todas y todos los mexicanos.

Esto quedó plasmado en una nueva Ley General de Educación, promulgada en septiembre de 2019, y que para operativizar sus objetivos constituyó en 2021 el Acuerdo Educativo Nacional, que rápidamente comenzó a diseñar un ambicioso plan educativo bautizado como la Nueva Escuela Mexicana.

Los objetivos de este nuevo paradigma educativo fueron, por un lado, atender las demandas laborales y de profesionalización del magisterio mexicano, y a la vez, rediseñar los conceptos, principios y elementos de los contenidos del sistema educativo. La aspiración era reducir las brechas educativas entre las escuelas privadas y públicas, y adecuar la enseñanza a los contextos y realidades educativas del país.

En septiembre de 2023 el modelo comenzó a implementarse, y rápido vinieron las críticas de la derecha conservadora que se opuso férreamente a los nuevos materiales educativos, pero también de la izquierda y los movimientos sociales magisteriales que sostienen que, en realidad, de cambio no ha habido mucho.

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Pero, más allá de estas polémicas y la politización de la discusión, ¿qué tiene por decir la comunidad filosófica al respecto?

El planteamiento es claro: “Inquietudes con la Nueva Escuela Mexicana, y en particular la reforma en el sistema de educación media superior donde se eliminan la Lógica, la Estética, la Filosofía, y en su lugar aparecen las unidades de aprendizaje curricular denominadas Humanidades I, Humanidades II, Humanidades III”.

En un conversatorio, el Observatorio Filosófico de México adelanta algunas reflexiones y planteamientos hechas por filósofos que también son docentes en el nivel medio superior «la asignatura pendiente» que, de hecho, reconoce el presidente López Obrador.

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Un problema de fondo, y no de forma

De acuerdo con la filósofa Daniela Fuentes, titular del área de coordinación académica del Instituto Cultural y Educativo Coapa, la Nueva Escuela Mexicana, aunque critica los intereses del mercado y el plan de competencias y habilidades, también atenta contra la filosofía y las humanidades.

Su argumento se centra en que, al englobar a la Filosofía dentro del área de Humanidades, y plantear que el conocimiento debe ser por áreas, y no por disciplinas, se corre el riesgo de dar por sentado realidades educativas que no están del todo niveladas.

«La Nueva Escuela Mexicana nos plantea que el conocimiento debe ser por áreas, y no por disciplinas. El problema está en que nos dicen que cada área es multidisciplinaria. Entonces, cuando nosotros hacemos un examen diagnostico al inicio de la preparatoria, nos damos cuenta que los estudiantes no dominan las operaciones básicas como suma, resta o multiplicación. El diagnóstico que tenemos de los jóvenes estudiantes es de un bajo nivel académico».

La crítica de la filósofa es compartida por gran parte del gremio, quienes sostienen que para proponer un conocimiento multidisciplinario, se debe partir de un cierto dominio de las disciplinas involucradas.

«En el área de ciencias sociales podemos tener una problemática compleja donde se están involucrando disciplinas como la Historia, la Sociología o la Antropología. Al plantearlo por áreas hay una problemática, porque finalmente no se ha dominado todavía el bagaje conceptual de cada disciplina», explica la filósofa.

Y añade:

«En el área de Humanidades vamos a ver esto de forma clara, porque finalmente se desdibujan las ramas de la Filosofía en esta idea de lo multidisciplinario. Y también, por ejemplo, en el área de ciencias naturales vamos a ver que se desdibujan disciplinas tan importantes como la Física. En el objetivo de que el abordaje deba ser multidisciplinario para comprender el hecho, se pierden las disciplinas involucradas, y eso es grave».

Los retos metodológicos

La filósofa Daniela Fuentes ahonda en cómo se está desapareciendo, de facto, a la Filosofía de los nuevos planes de estudio, particularmente desde las progresiones educativas que plantea la Nueva Escuela Mexicana, divididas en proceso que va del tema, metas de aprendizaje, trayectoria de aprendizaje, dimensiones, componentes, y subcategorías.

En general, el tema es un hecho concreto para iniciar el proceso de aprendizaje supeditado a las metas. La trayectoria de aprendizaje es el camino que se seguirá para abordar los campos del conocimiento, y con esto lograr la formación de estudiantes críticos a su realidad social. El problema, explica la filósofa, está en las categorías, que son los conceptos con los que se va a explicar un subtema en particular.

«En el caso de la Filosofía, las dimensiones, los componentes y conocimientos integradores tienen que ver con las ramas de la Filosofía que están presentes en una problemática específica», estas ramas, añade, pueden ser la Epistemología, la Lógica, entre otras.

En lel caso del ára de Humanidaes, la Nueva Escuela Mexicana propone 5 unidades de aprendizaje donde se abordan problemáticas de ética aplicada. La filósofa Daniela Fuentes ahonda en cómo esto representa un problema, porque se abordan categorías que no han explicado previamente.

«Lo que está presente de Lógica o Epistemología se reduce a la unidad 1. En Humanidad 2 ya no lo vemos presente, o lo vemos de una forma muy compleja, con términos como arqueología del saber, genealogía del saber, parresia, que son términos de Foucault, pero que no lo dejan claro en el propio documento».

Esta falta de claridad en los temas no permite que el alumno tenga un abordaje de lo sencillo a lo complejo, sino que parece que todo está mezclado en un solo paquete. En esto, explica la filósofa, además hay otro problema: la falta de coherencia.

«En las tres Humanidades se está reduciendo lo conceptual a problemáticas éticas y a problemáticas propiamente de filosofía política, las cuales además tienen otra problemática: que no hay una coherencia en las temáticas. Parece que se recoge la propuesta anterior (de la reforma previa) donde se elimina la Lógica como tal, porque no vemos integrada la Lógica dentro del plan de estudios. En esta idea de que es una lógica multidisciplinaria, y de que es una lógica aplicada, es entonces cuando se está eliminando esta área tan importante de la Filosofía y del área de la Epistemología».

Buenas intenciones, pero mal planeadas

La filósofa explica que, además de estos problemas de orden metodológico, existe otra cuestión: los motivos para hacer estos cambios que eliminan disciplinas importantes para la comprensión básica de la Filosofía.

«Cuando escuchamos a las autoridades que diseñaron este plan de estudio dicen: bueno, nosotros partimos de una Lógica no clásica, partimos de Epistemologías del Eur, de epistemologías nuestras. El problema es que no dejan claro qué autores, o a qué se refieren a la crítica de la Lógica Clásica. De facto eliminan todo lo que ellos consideran la lógica europea, diciendo que es un pensamiento eurocéntrico, pero no dan una justificación de por qué eliminan la lógica clásica».

Esto, añade, parece incongruente con los objetivos del área de Humanidades en la Nueva Escuela Mexicana: formar estudiantes críticos, pues además de eliminar el estudio de pensadores tan importantes como Descartes bajo el argumento de que son eurocéntricos, no se ahonda en otras filosofías no occidentales o epistemologías no europeas.

«Nosotros podemos ser muy críticos de la modernidad, pero necesitamos saber de dónde surge la modernidad.  Se elimina la eurocentralidad, pero no vemos tradiciones filosóficas chinas o de medio oriente, por ejemplo».

Aunado a esto, precisa la filósofa, también en este argumento hay una incoherencia, pues aunque la Nueva Escuela Mexicana se define como no occidental y no eurocéntrica (y por eso eliminan una gran lista de pensadores fundamentales para comprender la lógica clásica), en el área de Humanidades 2, por ejemplo, el punto de referencia es Michel Foucault, un filósofo francés.

«Esto es incongruente, en todas las áreas se pueden rescatar otros pensadores esenciales para el estudio de la filosofía», critica la especialista. Y añade que «en la tradición europea también hay lucha de clases. Una tradición de lucha por emancipar al hombre y al pensamiento».

«Parece que hay una buena intención de recuperar nuestra tradición del pensamiento mexicano, del pensamiento latinoamericano, pero esta intención que parece positiva parece que tiene que eliminar de facto otra tradición que también es importante, que es la tradición europea, que es esencial para entender nuestra propia tradición».

¿Se puede cumplir con los objetivos de la Nueva Escuela Mexicana?

Para el profesor Miguel ángel Arana Prieta, maestro en Filosofía especializado en Filosofía de la Ciencia por la UNAM, el nuevo plan de estudios, en su generalidad y sus consecuentes lagunas, en los hechos abandonan a los profesores en las aulas.

«¿Cómo un profesor puede comprender este nuevo plan de estudios? Pues como él pueda. El problema es que, si abandonas al profesorado, abandonas a tus alumnos”, critica el filósofo.

Para el profesor Miguel Ángel, la tarea del docente es una exegética y de interpretación, «de cómo el profesor entiende los temas, y cómo evaluará lo que es pertinente y no es pertinente».

«Nosotros, de una materia bruta que son los nuevos planes de estudio, vamos a refinarlo, interpretarlo, a hacer conceptos. El plan de estudio, en ese sentido, debería ser una herramienta para el profesor, pero es confuso, aunque el docente tiene una libertad para escoger».

Esta relativa autonomía exige al docente usar métodos creativos para despertar el interés en sus alumnos. Sin embargo, con esto, afirma el gilófoco, se corre el riesgo de no cumplir a cabalidad los objetivos de la Nueva Escuela Mexicana.

De fondo, añade, el problema parece ser otro más grave: eliminar al filósofo de la vida pública.

¿Son útiles los filósofos?

Para el profesor Miguel ángel Arana Prieta, maestro en Filosofía especializado en Filosofía de la Ciencia por la UNAM, el simbolismo de la nomenclatura de las disciplinas y contenidos de la Nueva Escuela Mexicana encierra una intención de fondo: eliminar la Filosofía.

«El principal problema de hablar de humanidades, que es la principal materia filosófica, artística, social de la Nueva Escuela Mexicana es que, desde el título, se elimina a la Filosofía de los nuevos planes de estudio de la SEP».

Para el filósofo, existen dos problemas inherentes a la Nueva Escuela Mexicana. El primero: «El simple hecho de llamar humanidades a la materia supone un problema gravísimo, porque ello implica la desaparición de la filosofía del plan de estudios nacional de la SEP».

Esto, además, acarrea la desvalorización del trabajo de los filósofos, pues «las materias las pueden dar un psicólogo, un trabajador social. Pero la formación en filosofía es muy diferentes a la que llevan diversas áreas del saber».

Además de esta desvalorización, esta desaparición de la Filosofía como una materia en los planes de estudio conlleva un segundo problema, de índole social: la desaparición del filósofo de la escena pública.

«Esto es muy grave, no solamente para la supervivencia del gremio, sino también porque se reduce así nuestra participación en la vida pública del país. ¿Cuál es la utilidad de la filosofía en la vida nacional si no podemos participar en la educación de los chicos y de las chicas?»

No todo es malo

Aunque estos planteamientos hacen ver que la Nueva Escuela Mexicana aún tiene muchas deficiencias, en realidad no todo es tan malo.

Por ejemplo, para Alfonso Reyes Ventura, sociólogo y doctor en Filosofía por la UNAM, «hay aciertos que podemos reconocer de manera muy específica: la necesidad de enseñar al alumnado en aprender a aprender, revalorizar y fortalecer las ciencias sociales para fortalecer la sociedad, y cuestionarnos cómo se estaba enseñando antes de la propuesta de la Nueva Escuela Mexicana».

«Se estaba enseñando de una manera muy particular. Había ciertos elementos, que la Nueva Escuela Mexicana llama ciencia positivista, en el estudio y la enseñanza de la ciencias sociales. Se enseñaban ciertas teorías, y ciertas leyes, donde, dice la Nueva Escuela Mexicana: el ser humano tenía un papel protagónico muy pobre».

Esta crítica, de hecho, fue la justificación para modificar los planes de estudios, en particular el de Ciencias Sociales. Y concluye que, a pesar de compartir las críticas al modelo de Humanidades, así como sus deficiencias y lagunas, en general la nueva propuesta es un paso adelante en comparación con el enfoque tradicional que predominaba en la docencia.

«El enfoque tradicional que ha dominado la enseñanza de las Ciencias Sociales se ha caracterizado por ser altamente teórico, basado en la memorización, el relato, la lectura y la reproducción de contenidos, ocupando un lugar secundarios tanto el enfoque constructivista como el enfoque crítico y, en último lugar, el aprendizaje por descubrimiento».

Para ver el conversatorio completo puedes hacerlo en el siguiente enlace:

Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.