21 abril, 2023
En entrevista, el periodista Ignacio Rodríguez Reyna, autor del reportaje Los viajes del general secretario Luis Crescencio Sandoval, explica el proceso mediante el cual realizó su investigación, y defiende las conclusiones a las que llegó
Texto: Alejandro Ruiz
Foto: Moisés Pablo / Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO. – Los viajes del general secretario Luis Crescencio Sandoval es un reportaje que detalla una serie de correos internos de la Secretaría de la Defensa Nacional en los que se explicitan gastos millonarios que el secretario y su familia realizan en sus viajes oficiales fuera de México.
Hasta el momento, cinco días después de la publicación, ni la Sedena ni ninguna autoridad federal han desmentido el contenido, que generó un enorme debate público. Por un lado, hay quienes condenan los millonarios gastos del general. Por el otro, hay quienes ven una investigación deficiente, particularmente al sugerir que la familia del secretario de la Defensa pudo haber viajado a costa del recurso público sin tener documentos que lo comprueben.
En Pie de Página platicamos con el autor del reportaje: Ignacio Rodríguez Reyna, un periodista con más de 30 años de experiencia. En entrevista, nos habla sobre los motivos que lo llevaron a hacer este trabajo y también sobre el debate que ha generado la investigación.
El reportaje se construye a partir de las filtraciones que hizo el colectivo Guacamaya, donde hicieron de conocimiento público una serie de documentos de la Secretaría de la Defensa Nacional.
La información que ahí viene va desde el estado de salud del presidente, hasta el espionaje a colectivos por parte de militares y la relación que el ejército mantienen con grupos del crimen organizado. Muchos de ellos se han hecho públicos a partir del trabajo de periodistas, y hasta el momento, ninguna de estas publicaciones ha sido desmentida por el gobierno federal, e inclusive, en algunas ocasiones, el propio presidente ha corroborado que lo que ahí se dice es cierto.
Rodríguez Reyna accedió a los documentos, y comenzó a buscar información de utilidad pública. Es así como da con un correo electrónico que llamó su atención.
–¿Cuál fue el proceso de investigación para publicar el reportaje?
– El reportaje es producto de la revisión de los millones de correos extraídos por el grupo Guacamaya de los servidores de la Sedena. Básicamente es una revisión de los viajes que el general Luis Cresencio Sandoval hace al extranjero, y que son poco publicitados. Primero nos metimos a indagar qué había. No teníamos certeza de que existiera esa información. Entre un colega que colaboró conmigo en la investigación y yo, pasamos horas, días y semanas revisando qué material podría ser de interés público. Estuvimos revisando, y encontramos una primera agenda de viajes. Ese correo nos llevó a otro correo; y de una dirección electrónica nos llevó a tora… y así fue como lo hicimos.
Se pudo haber intentado publicar solo una nota, que pudo haber sido una nota del día, pero nos parecía importante hacerlo más extenso. ¿Por qué? porque sí era un asunto de interés público. Justamente por la contradicción con el discurso de la austeridad republicana y el uso de recursos públicos para los viajes.
Valía la pena tratar de tener no una nota, sino un trabajo que revisara y examinara. Y que, en todo caso: transparentara la información por parte de las autoridades de todo lo que encontramos. Eso fue más o menos el proceso.
Vale mucho la pena, y no se ha destacado suficiente algo: que todos los medios que hemos tenido acceso a Guacamaya tenemos acceso a una mina de información que obviamente está comprobada, porque el propio presidente ha confirmado que es verídico. La diversidad de los asuntos que ahí están son de interés público, y no han sido desmentidos. Sería muy difícil que algún periodista, e incluso con malas intenciones, o un periodista que tuviera como propósito golpear al gobierno, inventara alago de su imaginación.
También creo que hasta ahora ha habido un ejercicio prudente y responsable de la información que publicamos. Hay cosas, de verdad de seguridad nacional, que pondrían en riesgo muchas cosas. Nos hemos topado al revisar los correos con muchísima información de esa naturaleza, y no recuerdo que algún colega haya transgredido ese límite de lo que debe ser información de interés público, y otra que sí podría afectar la seguridad nacional.
Los gastos que se publican en el reportaje son millonarios, y ponen en entredicho la política de austeridad republicana del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. De ahí su controversia. Pero también, porque sugieren que familiares y amigos del secretario de la Defensa han usado infraestructura militar y recursos públicos para viajar y hospedare en hoteles de lujo. ¿Cómo se concluye esto? Preguntamos a Ignacio.
–¿Cuáles fueron los hallazgos?
–Lo primero que encontramos fue información sobre un viaje, y que nos pareció que estaba extraño que viajara con una comitiva muy amplia. De ahí fuimos a buscar otro viaje, y encontramos otro. Seguimos buscando.
Después, tratamos de establecer hilos entre las comunicaciones, hasta que localizamos 8 o 10 viajes al extranjero similares. No todos los incluimos, por espacio en el trabajo, pero descubrimos un patrón: básicamente, el estilo de viajes eran, como algunos militares llaman, viajes de terciopelo, haciendo referencia a lo que ellos consideraban que eran los excesos del Estado mayor presidencial.
El estilo de los viajes; los gastos; la logística; la preparación; los hoteles; los restaurantes; los paseos privados; las asistencias a centros de diversión deportiva; pues rompían con todo esto: con esta idea de que el gobierno debe ceñirse a una línea de austeridad republicana.
Por otra parte, también vimos que había un gran grupo de, en promedio, diez o doce efectivos militares, hombres y mujeres, que van para atender todas las necesidades del general en sus viajes al extranjero: ayudante, ayudante de campo, ayudante personal, ayudante para su esposa, intérpretes, médicos, enfermeras, personal de seguridad (que eso me parece lógico). [Luis Cresencio Sandoval] va con personal de avanzada y de logística, es decir: son efectivos militares.
Vimos que esto era un patrón que se repetía; y además de la comitiva militar, vimos que iba con su familia, hasta con su consuegra, con amigas de la esposa, invitadas de la esposa. En ocasiones se llevaron también a una hija de su secretario particular. Eran viajes que hacían uso de recursos públicos simplemente por viajar en jets de uso del ejército, que tienen costo al erario, y no son baratos. Un viaje a Nueva York en un jet del ejército, por ejemplo, dicen especialistas, tiene un costo de 1 millón y medio de pesos.
También se hizo otro viaje a Italia, con gastos millonarios, hospedándose en hoteles de lujo, o palacios, que no son nada baratos. Revisamos centenas de correos, y con eso pudimos documentar que Sedena tenía contratado, en ese año en que se hizo ese viaje particular, 85 millones de pesos de viajes al extranjero. Pero, como decimos en el reportaje, no pudimos acreditar si la familia pagó sus propios boletos, o si se hicieron cargo a la partida y el convenio que tenía la Sedena.
Una de las inferencias más polémicas que se hacen en el reportaje es que la familia del secretario de la defensa, así como amigos y conocidos, pudieron viajar por el mundo a costa de los recursos públicos y con la infraestructura de la Sedena.
Esta información, como resalta Ignacio, no pudo comprobarse con los correos electrónicos filtrados por Guacamaya. Pero tampoco fue comprobada, o desmentida, por la Sedena.
–¿Cuáles son los riesgos de publicar esta información sin comprobar que es verdadera?
–Están los riesgos de poder afirmar algo que no es real.
En el reportaje cuidé de no mencionar que habían hecho algo indebido, y lo dije: no tuve las facturas, no tuve los comprobantes. No mencioné que era ilegal, mencioné que había un estilo de viajes que rompía con la austeridad republicana.
Mencioné que la infraestructura militar estaba puesta para la familia para organizar viajes, que esos correos sí son reales y están documentados. Puse que habían hecho uso de transporte militar, y eso obviamente se hace con recursos públicos. Mencioné que habían viajado en clase premier, pero no mencioné, de hecho: dije que no era posible saber si se habían acreditado al presupuesto de la Sedena.
Lo que hice fue preguntarle a la Sedena. Yo desde enero he estado pidiéndoles información a la Sedena, lo que me parece que también debe ser una práctica que adoptemos. Le mandé los detalles de cada cosa que quería saber: le pregunté si había pagos de la familia a su propio viaje, que obviamente es legítimo, o si estaban acreditados al convenio. Le pregunté cómo hacían para diferenciar el pago de hospedaje: si el general llegaba y se hospedaba en un hotel, obviamente la defensa tenía y tiene que pagarle, pero si también se habían hecho facturas por separado, y la familia había pagado sus viajes. Es comprensible que la esposa lo acompañare, y entrara dentro de los gastos pagados por la Sedena, sí. Pero no del resto de acompañantes invitados.
Pregunté si se había pagado con recursos públicos el viaje a Italia. Pregunté, por ejemplo, si el hijo del general (que descubrí en esos correos que es el director del Centro Nacional de Inteligencia, y que no tenía ninguna misión oficial para los viajes), no entraba en conflicto con sus obligaciones de funcionario público que es; y que, en el caso del viaje a Rusia, que iba la orquesta del ejército a un festival de bandas militares, ¿por qué tenía qué estar el hijo, que no es funcionario de la Sedena, en esa comitiva y en ese viaje?
Pregunté porque lo que me parece más importante es que se transparente esa información. Que haya una respuesta pública y que los ciudadanos sepamos cuál es esa información.
Busqué incluir en el reportaje los puntos de vista, la información que la Sedena tuviera que darme para que el texto tuviera la visión más completa posible y se incorporaran sus respuestas. Pero no respondieron.
Obviamente eso no va a ocurrir, pero podrían decir: aquí están las facturas, la familia pago sus comidas, hacer un deslinde.
Me cuidé de no inculpar a nadie. Si te fijas, es una redacción que busca solamente dar la información que encontramos. Fundamentalmente en estas dos cosas: un choque, una contradicción en el estilo de viaje premier, de lujo, con el discurso de austeridad republicana; y que sí usó infraestructura y recursos públicos viajando en transportes del ejército mexicano.
Espero haber logrado ser cuidadoso, me esforcé en eso, y mostrar sólo la información.
Para muchos, periodistas o no, basar un reportaje sólo en filtraciones es algo que debe evitarse. ¿Por qué? Porque la filtración, muchas de las veces, es difícil de corroborar. Y algunas otras, obedecen a una intencionalidad de quien las saca a la luz.
El reportaje elaborado por Rodríguez Reyna es un caso de muchos. Por eso también le preguntamos al respecto.
–¿Qué dirías del uso de filtraciones, como las de Guacamaya, para divulgar la información?
–Hay como en cualquier profesión, o actividad, colegas y medios que hacen mejor trabajo que otros. No dudo que algunos colegas las hayan utilizado para golpear al presidente. Me parece que yo no lo haría. Me parece que la valía de estos correos es la información pública que sea de interés, que sea de interés público. Yo lo hago de esa manera. A mi no me interesa golpear al presidente.
Estoy en contra del periodismo militante. Cuando hablo de periodismo militante hablo de todos los opositores al presidente que incluso se han convertido en activistas políticos, y también de aquellos que hacen periodismo un poco para servir como respaldo, propaganda, apoyo incondicional. Nuestro trabajo como periodistas es informar a la gente de los asuntos de interés público; y creo que, como en cualquier puente y cualquier información, uno puede tener propósitos distintos. El mío, como periodista, es que la gente conozca la información que debe saber, que es su derecho saber.
Sin duda, la información de Guacamaya puede ser utilizada como un arma de golpeteo, o no. Pero se debe usar de una manera rigurosa, profesional. Lo más responsable posible.
Para Rodríguez Reyna, las reflexiones que deja el publicar esta información están relacionadas con un derecho pendiente por garantizar en nuestro país: el acceso a la información.
Eso, argumenta el periodista, debería ser el centro del debate: poder exigir cuentas a todas las instituciones y políticos, incluidos militares.
–¿Qué implicaciones vienen con esta información y qué responsabilidades podría tener el ejército?
–Yo creo que el asunto de la transparencia es fundamental. Incluso me parece que esta situación en la que está colocado el INAI es, en mi opinión, un retroceso democrático.
Hay que recordar que el INAI no fue la creación de ningún gobierno conservador. No fue una creación ni de Fox ni de Peña Nieto: fue un proceso de muchos colegas y organizaciones.
El INAI se crea en el momento de la transición en el que había una cámara de diputados muy plural. Momento en el que se dieron las condiciones para que una cámara así de equilibrada, en tres partes, accediera a crear algo que es un instrumento. Instrumento que la verdad ha funcionado muy bien para el beneficio de la sociedad. La información es un bien público, y la información pública debe responder a su nombre, y se debe tener acceso a ella.
En este asunto de la Sedena y el presupuesto militar, la opacidad sí da lugar a la corrupción, la opacidad no es una práctica sana.
La falta de crítica en el Senado para designar a representantes en el INAI, es un gran retroceso. El INAI y la ley de transparencia son un producto de una lucha de años. De generaciones de académicos, periodistas, organizaciones civiles que buscábamos tener transparencia y conocimiento de en qué se usa el recurso público. De querer saber cómo se ha ejercido el poder durante los 70 años del PRI, y los doce del PAN. Sabemos que el ocultamiento de la información dio lugar a corruptelas.
Ahora, en las repercusiones: la respuesta del presidente no ha negado la información del reportaje. Al contrario, aceptó que se usaron recursos públicos cuando dijo: “¿Y Loret?, ¿ y los Junco? ¿Me van a decir que era su dinero? Ellos también usan recursos públicos”.
Pero esto, así como está, no debería ser así.
Las familias de los militares no deberían tener esos derechos divinos ni heredados. Las élites y la cúpula militar son una de las zonas más oscuras y con más privilegios en el país. Ahí se han hecho grandes saqueos al amparo de que a la cúpula militar no se le toca, por eso es importante la información que hicimos pública.
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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