La basura “adorna” las calles de Oaxaca: trabajadores de limpia reclaman un lugar para llevarla

6 noviembre, 2022

A falta de un relleno sanitario, desde el sábado trabajadores del sindicato independiente “3 de marzo”, en Oaxaca, realizaron una protesta dejando cientos de bolsas  de basura en las calles de la ciudad, donde turistas y locales pudieran ver sus demandas

Texto y fotos: Alejandro Ruiz

OAXACA. – Frente a la catedral oaxaqueña una pila de más de un metro de basura obstaculiza el paisaje. El olor que sale de las bolsas hace que más de una persona corra tapándose la nariz. Algunos, también, voltean estupefactos ante la suciedad. 

El paisaje es el mismo en las distintas calles de la ciudad de Oaxaca, no solo en el centro histórico, pues este fin de semana los trabajadores de limpia afiliados al Sindicato independiente “3 de Marzo” arrojó bolsas de basura en varios puntos de la ciudad como una protesta ante la falta de un relleno sanitario para depositarla. 

El conflicto se arrastra desde hace un mes, cuando el ayuntamiento de la capital cerró definitivamente el relleno de Zaachila, donde se depositaban los restos de basura de la ciudad. Ante esto, los trabajadores de recolección han tenido que ingeniárselas para disponer finalmente de los residuos que se generan en el municipio, algunas veces pagando a particulares. 

Por eso el reclamo de los trabajadores es que el ayuntamiento oaxaqueño, presidido por el morenista Francisco Martínez Neri, habilite un espacio para que la basura de la ciudad llegue a su destino final, y por fin se solucione la crisis de basura que vive la capital.  Al reclamo de los recolectores se sumaron algunos habitantes de Oaxaca, quienes pese al mal olor, reconocen la justicia en el reclamo de los trabajadores. 

Oaxaca es multicolor, y ahora más con la basura 

José vende globos en el zócalo de la ciudad. A su lado, una pila de más de un metro de basura obstruye el paisaje de la catedral y el kiosko. 

Sentado, platicando con otros hombres que a veces tapan su nariz para evitar el olor de la basura, José mira al suelo. Pisa una larva.

“Esto ya es muy común, pisar larvas. Desde que está la basura aquí hay afectaciones, pero la verdad es que lo que piden los recolectores es justo, debería de habilitarse un terreno para llevar la basura”, dice. 

Y añade que los turistas que diario vienen de otros países a caminar por las calles del centro histórico no comprenden la dimensión del reclamo. “Esto es importante”, agrega, pues como él, decenas de ciudadanos se dan cuenta que se produce mucha basura en la ciudad. 

Otro ejemplo es Andrés, un joven artesano indígena que vende dibujos en el centro histórico de la capital. Para él “lo que esta basura representa es que debemos bajar nuestros niveles de consumo ¿no? No habría crisis si no tiráramos tanta basura. Falta conciencia”. 

Para él poco importa el reclamo de los trabajadores. “Ellos solo quieren feria”, dice. “Y cuando se las den, pues esto va a seguir como si nada. Lo importante, yo creo, es que con esto hagamos conciencia de toda la basura que genera el turismo, y nosotros como locales. Es impresionante”.

Frente a él un grupo de turistas extranjeros esperan para entrar a un restaurante. Tapan sus narices y bocas. Algunos toman fotos de las pilas de basura que ahora “adornan” la capital oaxaqueña. 

“El gobierno presume mucho que Oaxaca es multicultural y multicolor, pues ahora tenemos otro color y olor ¿no? La basura”, dice riéndose. “Al final para los turistas esto es otra atracción, a nosotros nos toca lidiar con esto”. 

Hasta el momento el alcalde de la capital no ha presentado una solución a las demandas de los trabajadores, quienes además de tirar las bolsas en las calles, también han irrumpido en algunos eventos públicos y del partido de Morena para hacerse escuchar. Pero el alcalde se comprometió a adquirir un predio para solucionar el conflicto.  

Mientras tanto, en las calles el olor a tlayudas y chocolate se opaca por el de la podredumbre y la basura. 

Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.