8 julio, 2021
El gobierno de Rutilio Escandón no ha retirado los cargos a estudiantes de Mactumactzá detenidos previo a las elecciones, ni ha instalado la mesa de diálogo a la que se comprometió. Normalistas instalaron un plantón frente a Palacio Nacional
Texto: Alejandro Ruiz
Fotos: Isabel Briseño
CIUDAD DE MÉXICO.- Los cascos de gases lacrimógenos lanzados por la Policía de Chiapas a los los normalistas de Mactumactzá el pasado 18 de mayo están tendidos frente a Palacio Nacional . “Mactu libre” se lee, mientras decenas de estudiantes chiapanecos forman pequeñas columnas frente a las carpas levantadas en el zócalo capitalino.
Han pasado dos meses desde que el gobierno de Rutilio Escandón reprimió una protesta de las y los estudiantes de Mactumactzá que exigían la aplicación por escrito de su examen de nuevo ingreso.
Aunque el pasado 4 de junio los 95 estudiantes detenidos (74 mujeres y 21 hombres, entre ellos 4 varones y dos menores de edad desplazados del conflicto en el municipio de Chenalhó, Chiapas) fueron puestos en libertad condicional, el gobierno de Chiapas no ha cumplido los acuerdos que entablaron.
Los familiares y compañeros de los normalistas acusan que fue una estrategia política para desmovilizarlos.
“A mi hija la detuvieron al momento en que nosotros estábamos llegando del campo”, relata el señor Fredy, padre de una de las mujeres detenidas el pasado 18 de mayo.
Cuando el señor Fredy se enteró de la detención de su hija inmediatamente salió del ejido en donde siembra para trasladarse a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, pues ahí estaban dando el conteo de las y los normalistas que aún no aparecían después de la represión.
“Yo no comí, en ese momento únicamente agarré una camisa, un suéter y me trasladé a la fiscalía estatal, pues nos dijeron que había sido la fuerza pública, la del estado, la que había reprimido a los muchachos”, narra.
Como Fredy, los familiares de los 95 estudiantes encarcelados comenzaban a llegar a las instalaciones de la FGE de Chiapas, preguntaban por sus hijos pero nadie les daba respuesta.
“Nadie de la fiscalía me dio información a mí, andaba solito como papá, éramos 10 los papás que andábamos ahí en la Fiscalía y por la tarde sale un fiscal a decirnos que nuestros hijos no estaban acá”, denuncia-
Después de una amplia jornada de movilización, así como una serie de demandas por desaparición forzada, la FGE presentó a los 95 estudiantes detenidos e informó que estaban recluidos en el penal de máxima seguridad de “El Amate”.
“A nuestros compañeros los tenían en donde tienen a narcotraficantes y sicarios, cuando solo son estudiantes”, denuncia un estudiante de la normal de Mactumactzá.
Les acusaron de cometer delitos de Motín, Pandillerismo, Robo con Violencia, Daños y Ataques a la Vías de Comunicación.
Padres y madres instalaron un campamento a las afueras del penal del Amate, y el 23 de mayo las 74 mujeres fueron liberadas junto a los dos menores de edad provenientes de Chenalhó. Presentaban moretones, y denunciaron abuso sexual.
El 4 de junio, dos días antes de la jornada electoral, fueron liberados los 19 varones que faltaban, el acuerdo para liberarlos, asentado en minutas con la Secretaría de Gobierno de Chiapas, establecía que los estudiantes normalistas se comprometían a no manifestarse “fuera de los márgenes de la ley” durante la jornada electoral a cambio de entablar mesas de negociación con el gobierno del estado para acordar que los aspirantes normalistas realizaran su examen de nuevo ingreso de forma presencial y escrita.
Un día antes, durante la conferencia matutina del 3 de junio, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que entablaría diálogo con estudiantes y docentes después de la jornada electoral.
Las mesas de diálogo acordadas por el gobierno de Rutilió Escandón, acusan los estudiantes, nunca se realizaron, y hasta el día de hoy siguen con los cargos en su contra y no se ha modificado la forma de aplicar el examen de nuevo ingreso.
Ante esto, padres y madres en familia, en conjunto con estudiantes de Mactumactzá determinaron instalar un plantón frente a Palacio Nacional para exigirle al presidente Andrés Manuel López Obrador que abra una mesa de resolución al conflicto, pues las y los manifestantes aseguran que el gobierno de Rutilio Escandón en Chiapas no tiene la voluntad política para atender sus demandas.
“Ellos como gobierno se comprometieron a dar mesas de carácter resolutivas para la demanda del examen presencial y escrito, y mesas de carácter resolutivo conforme a nuestros compañeros. Estamos esperando y esperando y no hay mesas, ni audiencias. Nos cancelan a cada rato. Por lo mismo decidimos el plantón porque en una mañanera el presidente anunció que ya estaban libres los compañeros y que a nivel estatal ya había dado las órdenes, pero ora sí que Rutilio Escandón Cadena hace lo que él quiere y no se deja guiar por cuestiones federales.” Señala Kristy, una joven estudiante de 21 años en la normal rural de Mactumactzá que decidió usar un pseudónimo para proteger su identidad.
“Ésta es la última instancia, y vamos a llegar hasta donde tengamos que llegar”, reclaman.
“‘Los vamos a desaparecer así como desaparecieron a los 43, ahora van a ser 95.’ Así les dijeron” es el testimonio que recuperó la madre de una estudiante detenida el 18 de mayo, quien pidió que se omitiera su identidad.
“Cuando vimos que salieron del Amate sentimos una emoción porque pensábamos que ya los íbamos a tener ya libres ahí con nosotros, aunque estén bajo proceso pero ya los teníamos con nosotros, al sentir de que en el momento donde lo pierda uno lo desaparecen, más por los antecedentes que hay de que han desaparecido estudiantes.” Continúa la madre.
La realidad de las y los estudiantes normalistas de Mactumactzá es el reflejo de las precarias condiciones que viven día con día miles de familias campesinas e indígenas de México.
Las y los estudiantes de Mactumactzá afirman que el abandono institucional, los recortes presupuestales y los constantes actos de represión y criminalización que padecen son parte de un proyecto gubernamental para desaparecer a las escuelas normales rurales del país.
“Ellos son únicamente jóvenes que quieren superarse, lograr una carrera.” Continúa la madre de la estudiante normalista.
“En el caso de mi hija ese es su propósito de ella, salió de la colonia donde vivimos diciendo ‘mami voy a regresar con un título’ pero ahora al sentirse que la agarran dice ‘¿mami, con qué título voy a salir en el Amate?’ Yo le digo ‘hija vas a lograr tu meta, vas a lograrlo, no nos vamos a detener y vamos a luchar y tocar puertas a donde sea y las dejen libres y ella pueda terminar su carrera»’, explica entre lágrimas.
Desde años atrás, las y los normalistas de todo el país abanderan amplias jornadas de movilización en sus comunidades durante el mes de mayo para exigir la ampliación de la matrícula curricular y que los exámenes sean bajo condiciones que les permitan a las y los jóvenes de comunidades campesinas e indígenas tener oportunidades reales para acceder a la educación superior.
“El gobierno quiere paz con los estudiantes, que no se manifiesten en nada, no habría necesidad de que ellos se estuvieran manifestando si las autoridades atendieran en tiempo y forma las necesidades que como escuela tienen.” Denuncia la madre de la estudiante.
Provenientes de comunidades campesinas e indígenas, y en muchos casos de familias sostenidas por madres solteras, la realidad educativa del país muestra sus más profundos contrastes cuando se intentan aplicar modelos homologados que no contemplan el contexto de miles de personas en México.
“Era muy fácil atender las necesidades de las normales rurales, mayormente la de Mactumactzá, pero el gobierno pone a personas ineptas que no saben escuchar.” señala el señor Fredy.
Para Kristy la realidad de las normales rurales se basa en principios como la solidaridad, el trabajo colectivo y en “como es el mundo, la realidad, los contrastes. Las normales rurales te concientizan y te hacen fomentar muchas cosas para el bien de uno mismo.”
“Somos hijos de campesinos, la mayoría de los jóvenes que llegamos a la institución vemos a las normales rurales como una oportunidad para salir adelante, por eso exigimos nuestros derechos, para nosotros y para que los más jóvenes que no tienen la oportunidad de estudiar puedan estar en esta escuela, no nos vamos a mover hasta que nos resuelvan el examen presencial y por escrito, y hasta que nuestros compañeros tengan su libertad incondicional.” señala un joven de 24 años que estudia en Mactumactzá.
El campamento/plantón sigue, y el apoyo de diversas secciones del magisterio les hace ver a los jóvenes y padres que no están solos en sus demandas. Asimismo hacen un llamado a la sociedad en general a que se acerquen y escuchen sus demandas y necesidades, y se solidaricen con ellas y ellos: los futuros maestros de México.
“Vamos a sacar la cara por ellos, y si es posible a dar la vida por ellos.” concluye el señor Fredy, mientras mira el hasta bandera al centro del zócalo capitalino.
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