Fuega amiga

12 junio, 2021

En Pie de Página acataremos las medidas que determine el comité externo que está trabajando para que ninguna compañera se vuelva a sentir amenazada por un integrante de nuestro equipo

@danielapastrana

En las últimas horas me han llegado peticiones, directas e indirectas, para que defina una posición más dura por la denuncia de violencia de género que recibimos en contra de un reportero al que personalmente le tengo cariño y respeto. Reclaman que le haya agradecido públicamente el trabajo exhaustivo de la cobertura de la pandemia y de paso, pasan factura a un equipo que todos los días ha dado espacio a causas ignoradas sistemáticamente en otros medios de comunicación.  

Diré lo siguiente:

1. Desde el momento en el que recibí la denuncia, la pasé al Consejo de la Red de Periodistas de a Pie para que comenzara a funcionar el protocolo que tiene para atender denuncias de violencia de género y que fue trabajado y acordado por varias colegas que participan activamente en movimientos feministas con abogadas y especialistas externas. El protocolo se activó de inmediato (con una rapidez inusual para los tiempos de la red) y la denunciante, entiendo, aceptó que se siguiera el procedimiento.

2. Ese procedimiento indica que al menos una consejera y una consultora externa a la organización, realicen un trabajo de mediación y, dependiendo de la evaluación del caso, determinen las medidas que deben tomarse de reparación y no repetición. La consejera que está trabajando en esto es Daniela Rea, a quien nadie puede regatear una migaja de compromiso con las mujeres.

3. Por motivos obvios, yo estoy ajena a todo el proceso. Porque estoy obligada, y también por convicción, decidí confiar en lo que resuelvan otras mujeres que tienen muchos años de experiencia en estos procesos y que están trabajando ya en esta denuncia. 

4. En cuanto a una segunda denuncia, anónima y difundida por algunos grupos en redes sociales, solo puedo decir que mi postura sobre estas formas de combatir la violencia de género es pública y abierta (recopilé algunas columnas para quienes no la conocen: Metoo y el feminismo antes el Twitter; Mujeres sin odios (o el arte de la paz) ; Saberes y creencias ; Guerra y paz ). Estas posiciones no siempre han sido compartidas -o no completamente- por todas mis compañeras de Periodistas de a Pie y Pie de Página. Sin embargo, ambos son espacios donde promovemos el disentimiento, la pluralidad, el respeto y, sobre todo, la escucha como método para la construcción de paz. Eso es lo que ha prevalecido en el grupo.

5. No hay ningún medio en México que tenga un protocolo frente a estas denuncias como el que tiene la Red PdP para los medios de la Alianza. Ninguno que se haya tomado en serio, como nosotras, el abordaje de este tema desde todas sus aristas, desde la histórica, la estructural, la de los impactos, e incluso de las masculinidades. 

6. Estamos trabajando hacia afuera y hacia adentro de la organización con un compromiso real sobre ese tema, justamente porque en este equipo habemos mujeres que, como todas, hemos sido violentadas de distintas maneras por una estructura patriarcal que ha llevado las violencias de la casa a los espacios laborales. Y no estamos dispuestas a seguirlas permitiendo. Yo menos. De nadie. 

7. Hace ya varios años que me dedico a estudiar la teoría del periodismo para la paz. Desde ahí parte la mirada que tengo ahora sobre la manera de abordar todas las formas de violencia, incluida la de género, por supuesto, pero también el racismo, la inequidad, la explotación laboral. Esta entrevista con Xavier Giró, con quien he mantenido una conversación durante años sobre el tema de los conflictos (no siempre estamos de acuerdo) resume buena parte de lo que pienso: no es lo mismo decirle a alguien “eres mentiroso”, que “dijiste una mentira”. Lo primero te determina en una forma sistemática de actuar, lo segundo define una conducta que puede tener cualquier persona en algún momento, pero que, además, se puede modificar. 

A las mujeres y hombres que, desde la desesperación, unas, y desde el oportunismo, otros, esperan una respuesta de odio, les puedo decir desde ahora que no la esperen más. En este espacio que hemos construido no buscamos “castigar ejemplarmente” para cerrar «un caso». Esa es una respuesta que se daría en el mundo que construyeron los hombres y que nosotras no queremos mantener. Lo que queremos es que cambien las prácticas de violencia y dominación. Todas. De hombres a mujeres. De mujeres a mujeres. De heterosexuales a no heterosexuales. De “blancos” (lo que sea eso) a no blancos. De comunidades urbanas a pueblos indígenas. De países desarrollados a países empobrecidos con ese desarrollo.

En eso llevamos trabajando años todas las mujeres de Pie de Página y de la Red PdP. Es nuestra agenda común. 

Lo paradójico ahora es que haya quienes, a partir de una situación concreta que ya se está atendiendo, enfilen sus baterías sobre quienes estamos buscando formas de cambiar ese modo de organización del mundo que nos ha llevado a esta situación y no sobre quienes se ceban todos los días en nuestras causas, reproduciendo las mismas prácticas machistas sin culpa, ni consciencia, ni el menor intento de corregir sus acciones. Esas historias sobran en muchos medios, que todas conocemos.

De este lado, estamos trabajando y acataremos las medidas que determine el comité externo para que ninguna compañera se vuelva a sentir amenazada por un integrante de nuestro equipo. No es necesario que avienten las piedras sobre esfuerzos, limitados y precarizados, de construir espacios que proponen otra forma de encontrarnos. Aunque quizá nuestra estrategia no convenza a todas, estamos en el mismo lado de la batalla. 

Desde la ternura radical, les pido: no disparen fuega amiga.

Quería ser exploradora y conocer el mundo, pero conoció el periodismo y prefirió tratar de entender a las sociedades humanas. Dirigió seis años la Red de Periodistas de a Pie, y fundó Pie de Página, un medio digital que busca cambiar la narrativa del terror instalada en la prensa mexicana. Siempre tiene más dudas que respuestas.