Pemex tiene el reto de compactar el suelo donde será construida la refinería Dos Bocas y elevarlo tres metros sobre el nivel del mar para evitar los impactos del cambio climático
Redacción / Pie de Página
Fotos: Cuartoscuro/Rodolfo Angulo y Carlos Marí
VILLAHERMOSA, TABASCO.- Ante el impacto del cambio climático en el Golfo de México por el deshiele del Ártico, Pemex busca proteger a la refinería en el puerto de Dos Bocas, desde sus primeras obras, contra un escenario de inundación por los riesgos de elevación del mar, más que por erosión costera.
Es un escenario no informado por Pemex desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció este megaproyecto, pues en el discurso lo importante fue destacar su ubicación para la recibir petróleo y distribuir los combustibles.
El reto de Pemex es no sólo drenar el suelo de las 400 hectáreas donde serán construidas las plantas de proceso de la refinería, sino compactarlo y elevarlo tres metros sobre el nivel del mar, tal como fueron hechas las islas artificiales en Dubai, llamadas Islas Palm.
La diferencia será que ahora no se le va a ganar terreno al mar para hacer una isla, sino extraer arena del lecho marino para rellenar, compactar y sobre-elevar el nivel original, y así buscar que no se inunde, que es el escenario de riesgo futuro previsto por estudios sobre el cambio climático.
Para esta titánica obra de arranque, Pemex destinó en su primera licitación 4 mil 968 millones de pesos al consorcio conformado por la holandesa Van Oord de México y la mexicana Grupo Huerta Madre, el cual desde junio pasado inició los trabajos de extracción de tierra, para dar paso al dragado que concluiría en noviembre.
En Paraíso, donde se construye la refinería a la que se le destinan 8 mil millones de dólares con la expectativa de terminarla en 2023, circulan cientos de camiones de volteo para transportar a otros sitios la tierra extraída.
Al puerto de Dos Bocas arribarán la draga más grande del mundo, llamada “Cristóbal Colón”, y una de menor tamaño.
Las dragas son utilizadas para excavar debajo del nivel del agua y elevar ese material hasta la superficie.
En entrevista, Jurgen Nieuwenhoven, gerente regional de Van Oord de México, explica que el trabajo inicial no es sólo rellenar y compactar el terreno, sino elevar la altura actual del terreno.
“Vamos a trabajar hasta una profundidad ocho a 12 metros, más o menos el límite con el próximo suelo. Quizá van a hacer otras estructuras para el futuro, pero nosotros vamos por 8 a 12 metros a compactar, más la parte del relleno hidráulico, que son más o menos 3 o 4 metros más de material”, señala.
El 23 de agosto, en una conferencia de prensa encabezada en esta ciudad por el presidente Andrés Manuel López Obrador, la titular de la Secretaría de Energía, Rocío Nahle, aseguró que en la obra donde laboran más de 3 mil empleados no hay retrasos.
“La fecha de terminación, de compactación y de preparación del sitio estará para la primera semana de noviembre, que fue lo que se licitó por la empresa Van Oord”, dijo.
Según Nahle, hasta el momento se han erogado 2 mil de los 5 mil millones destinados al contrato.
En Dos Bocas aceleran la extracción de tierra y demás material vegetal que, según los encargados de la obra, no sirve para compactar el suelo. Para ello, precisó Nahle, es que el consorcio Van Oord trasladará al puerto la draga más grande del mundo, la “Cristóbal Colón”, y otra similar para dragar arena del mar y rellenar el terreno. Previamente, precisó, será instalado en el sitio un sistema de drenaje en el sitio.
Para Pemex ni la erosión costera ni la elevación del mar fue una limitante para decidir construir la refinería en Dos Bocas, pero en su Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) reconoce el riesgo de que el aumento del nivel sea de 60 centímetros para el 2090 en la zona.
El documento, entregado por Pemex a la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) para obtener el permiso para construir la refinería, plantea un “desplante” de la construcción, de 3 metros de altura.
“Modelos recientes indican que el aumento al final de este siglo será mayor a un metro. Bajo este escenario se prevén inundaciones del 12% del territorio tabasqueño.
“Las implicaciones ambientales de esta condición modificarían la ecología de recursos de alto valor (humedales, sistemas lagunares, entre otros) y socioeconómicos (recursos pesqueros, activos de producción petrolera, puertos, entre otros), que son especialmente importantes para la economía estatal y nacional. Asociado a ello, habitan en una franja de 5 km poco más de 90 mil personas en 147 localidades”, advierte.
Para el caso de la refinería en Dos Bocas, los expertos que elaboraron la MIA analizaron dos escenarios meteorológicos para determinar el nivel de inundación: uno de impacto intenso, con precipitación pluvial de 365 mm y marea media, y otro escenario extremo, con una precipitación de 365 mm y marea de tormenta de 1.85 m.
“Bajo estas condiciones hidrometeorológicas, los efectos de la inundación son evidentes para ambos escenarios. En el primer caso de lluvia intensa, la zona Norte y Este de Paraíso son las que en mayor medida son afectadas, así como parcialmente a la población Puerto Ceiba”.
El documento advierte que en la zona norte donde se construirá la refinería hay un área considerablemente inundada, por lo que se deberá determinar el desplante de 3 metros de la construcción para evitar posibles inundaciones.
“Para reducir el riesgo al máximo, los dos escenarios seleccionados consideran eventos hidrometeorológicos con periodo de retorno de 500 años”, señala el MIA.
Para Lily Gama Campillo, académica experta en cambio climático, es muy difícil delimitar ahora el área que sería afectada por la inundación de la zona costera de Paraíso, pero reconoce que el proyecto de la refinería haya escuchado la recomendación de elevar el nivel de terreno.
Destaca que Pemex asentó en el MIA, lo siguiente:
“Como una medida de adaptación al cambio climático por elevación del nivel del mar, se tiene previsto que las cimentaciones de estructuras y equipos principales puedan ser de tipo profundo por medio de zapatas aisladas o corridas apoyadas sobre pilas y pilotes de aproximadamente entre 25 y 30 metros de profundidad”.
La experta, sin embargo, critica que Pemex en cuanto a erosión costera, fenómeno que acelera el cambio climático, presenta en el documento datos de zonas cercanas al puerto de Dos Bocas que contrastan entre sí.
“Una indica acumulación de arena y la otra, pérdida importante, por lo que habría que verificar mediante un perfil de playa de cómo afectará puntualmente a la zona de construcción y plantear un programa de monitoreo de este evento, el cual no se incluye en su programa de vigilancia ambiental”, advierte.
El cambio climático apenas fue abordado en la séptima y última condicionante del dictamen que aprobó la ASEA para aprobar el proyecto, el pasado 12 de agosto.
“En cuanto a Cambio Climático, el regulado (Pemex) presentará ante la agencia (ASEA) un Programa de Monitoreo a Variables de Vulnerabilidad al Cambio Climático, con el objeto de identificar zonas, instalaciones o equipos vulnerables a fenómenos hidrometeorológicos extremos y a fenómenos derivados del cambio climático, tales como inundaciones, huracanes, erosión costera e incremento del nivel del mar”, señaló el dictamen.
La titular de Energía, Rocío Nahle, dijo que la obra de la refinería cumpliría con todas los reglamentos y estándares internacionales de calidad y reveló que el proyecto contempla además obras de restauración al entorno de Dos Bocas.
“Vamos a tener dentro de la refinería un pequeño cinturón de manglar, que ya está ahí en el Río Seco y que hoy está muy contaminado, y al que vamos a meterle unas bombas de oxigenación, y dentro de la refinería va a haber unas fuentes, del río, pero esas fuentes van a servir para oxigenar el agua. O sea, vamos a rescatar, y entonces va a quedar un río con fuente, un manglar dentro de la zona industrial”.
-¿Se va a respetar la laguna aledaña de Mecoacán?- se le preguntó.
-Sí, claro, vamos a tener todo el cuidado. Es una parte compatible que ya se da en algunas partes del mundo, y que aquí sin duda, va a quedar una refinería preciosa.
Luis Vera, ahora ex director de la ASEA, impuso al menos dos condicionantes a Pemex en su Manifestación de Impacto Ambiental, para autorizar la construcción de la refinería en Dos Bocas el 12 de agosto pasado.
Prohibió “interrumpir o desviar cualquier cauce o flujo de escurrimientos temporales o permanentes, drenes, arroyos, canales, o cualquier otro tipo de cuerpos de agua”, que en el caso del proyecto, serían el Río Seco, la Laguna Mecoacán y la Laguna El Zorro.
La ASEA también estableció la obligación a Pemex de mantener a salvo la integridad del flujo hidrológico de la zona remanente del manglar, que se localiza en las orillas del Río Seco, por lo que “no podrá realizar ningún relleno, dejar bordos, ni construcción de infraestructura que pueda alterar o perturbar el libre flujo de agua o provoque la desecación de algún humedal”.
También, ordenó a Pemex presentar un Programa de Monitoreo a Variables de Vulnerabilidad al Cambio Climático, con el objeto de identificar zonas, instalaciones o equipos que puedan ser impactados con inundaciones, huracanes, erosión costera e incremento del nivel del mar.
Según el dictamen, son 131 hectáreas en las que Pemex debería de haber solicitado el cambio de uso de suelo.
Es la primera condicionante de un total de siete.
El pasado 26 de agosto, Vera recorrió el sitio donde Pemex, a través de las empresas Van Oord de México y Grupo Huerta Madre, realizan los trabajos de extracción de tierra para alistarlo para un posterior dragado y compactación.
Dos días después, el gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, dijo que existía una mala interpretación en cuanto al área de vegetación que la ASEA le restringió no tocar y admitió que en suma son 131 hectáreas que serán “desmontadas en una zona donde había instalaciones petroleras y que también deberán ser recuperadas en otro sitio”.
“La Manifestación de Impacto señala que (las 131 hectáreas) tienen que ser compensadas, aunque ello no quiere decir que se vayan a limpiar en su totalidad”, añadió.
De forma sorpresiva, Vera presentó su renuncia al titular de la Secretaría de Medio Ambiente, Víctor Toledo, el pasado 28 de agosto, sin que se dieran a conocer las razones.
Andrés Manuel López Obrador negó que la renuncia de Vera obedeciera a presión alguna por el dictamen a la obra de la refinería.
“No hay ninguna presión, no se utilizan esos métodos, para nada. Debe de haber interesados en que no se haga la refinería, eso sí, como están interesados otros en que no se haga el aeropuerto, que no se haga el Tren Maya. Ya hablamos de eso”, dijo en su conferencia este viernes.
Contenido relacionado:
Portal periodístico independiente, conformado por una red de periodistas nacionales e internacionales expertos en temas sociales y de derechos humanos.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona