Hoy se cumplen 500 años de que Hernán Cortés, acompañado de unos 600 hombres, inició la conquista de la Nueva España. La fecha podría quedar olvidada si no fuera porque el gobierno de Andrés Manuel López Obrador plantea hacer una relectura de la historia. Ajenos a eso, e incluso a la violencia que asola el estado, en el Puerto de Veracruz los paseantes festejan el aniversario de la fundación de la ciudad con baile y albercada
Texto: José Ignacio De Alba
Fotografías: Duilio Rodríguez
PUERTO DE VERACRUZ.- Fue hasta el tercer intento que Hernán Cortés logró entrar a México con el afán de hacerse de riquezas, con la aventurada campaña le dio a la corona de España el control de la América ignota; 500 años después, las vacaciones de Semana Santa atiborran las playas del puerto por donde entraron las huestes conquistadoras. El sol y las mansas aguas del Golfo mexicano son aprovechadas por miles de bañistas que se refrescan con cerveza y atrevidos trajes de baño.
— ¿Por aquí entró Hernán Cortés?— le preguntamos a un taxista del puerto.
— Sí, con La Niña, La Pinta y La Santa María.
— ¿Ése no era Cristóbal Colón?
— Aaah sí, joven, ya lo estoy confundiendo.
El hombre nos lleva a San Juan de Ulúa, el lugar al que el 22 de abril de 1519 llegó Hernán Cortés con sus tropas para iniciar su viaje hacia Tenochtitlán. El sitio fue bautizado así un año antes, por el capitán Juan de Grijalva, al confundir el nombre de los colhuas que vivían en esta zona dominados por los mexicas.
Hoy el sitio es un fuerte rodeado por la zona portuaria de Veracruz, la antigua construcción quedó reducida a unas ruinas en medio de contenedores de barco. Entre el ruido de las grúas que descargan buques llegados de Europa la gente se pasea por las salas del museo.
San Juan de Ulúa fue el sitio ideal para que los conquistadores fondearan sus barcos antes de entrar a tierra. Durante la Colonia éste fue el puerto de salida de minerales y entrada de artículos europeos. Pero ahora, el astillero ya no es tan importante como el puerto de Manzanillo que exporta materias primas e importa mercancías de Asia.
En el Puerto de Veracruz se venden lentes pirata, Rolex falsos, ropa baratísima y hasta puros falsificados. Los turistas derrochan en perfumes clonados y sombreros jarochos “made in Vietnam” mientras comen y toman lecheros en la Parroquia, legendario restaurante que es visitado por políticos y artistas.
Los guías de turistas, siempre adeptos a contar las morbosidades de nuestra historia nacional, divulgan la leyenda de cuando Chucho el Roto fue preso en San Juan de Ulúa, cuando el fuerte se convirtió en un calabozo en el siglo XIX. El bandido, también conocido como el “Robin Hood mexicano”, es recordado por la gente por sus tropelías y por ser justiciero a favor de los más pobres.
Esta Semana Santa hay muchos aniversarios en el Puerto de Veracruz: se cumplen 105 años de la defensa heroica del puerto contra Estados Unidos, (cuando los estadunidenses quisieron intervenir en la revolución); 500 años del inicio de la invasión española y la fundación de Veracruz (la verdadera cruz, porque los conquistadores llegaron en Viernes Santo); y poco más de 2 mil años de que Jesús resucitó para «salvarnos» (o al menos, a los creyentes).
Conmemoraciones tan contradictorias no pueden más que acabar en fiesta, en las playas los niños se meten al mar en pañales mientras los futbolistas se hidratan con buches de cerveza, ajenos por completo a la tragedia que enluta a las familias de Minatitlán, a 290 kilómetros al sur del estado, después de la masacre de 13 personas ocurrida el viernes.
Son ajenas, incluso, a la violencia que asola el estado y que suma cuatro asesinatos diarios desde que asumió la administración el actual gobernador, Cuitláhuac García.
Hace 500 años, Cortés fundó la Villa Rica de la Vera Cruz, el primer ayuntamiento de la America colonial. Venia con Francisco de Montejo, quien fue alcalde antes de irse a conquistar la penísnsula.
Primero se instaló en La Antigua, un pequeño poblado que hoy es un municipio colindante con el puerto. En 1600, el ayuntamiento se movió hacia el lugar actual, frente a San Juan de Ulúa, donde finalmente se quedó.
En marzo pasado el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió a la corona española y al Vaticano una disculpa pública por los atropellos cometidos durante la Conquista; las respuestas fueron tema de debates durante semanas. Pero ayer el mandatario difundió un video desde el balcón de un hotel en el puerto jarocho en donde se miraba la fiesta de la plaza pública: “Éste es el debate: cómo conmemorar la conquista, la invasión; o verlo como el encuentro de dos mundos. En el caso de los veracruzanos ya lo resolvieron: con música, con alegría”.
Al final remató: “Todos le debemos una explicación a los pueblos originarios”.
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