Las políticas migratorias en la región de América no han frenado la violencia que genera y que es consecuencia de esa migración. La atención a migrantes y los problemas que enfrentan no sólo deben venir de Biden, advierten organizaciones
Texto: Samantha Anaya / Zona Docs
Foto: Zona Docs
Cada año, Sin Fronteras IAP recibe a mil 200 personas centroamericanas solicitantes de asilo en los Estados Unidos. Todas ellas, coinciden en que la violencia generalizada es la principal razón que les llevó a huir de sus países, así lo advirtió Ana Saiz, directora de la organización internacional, durante el foro “Análisis del plan de Biden para fortalecer la seguridad y prosperidad en Centroamérica”.
A este contexto de inseguridad desbordada dentro de sus comunidades de origen, se suma la falta de condiciones que permitan desarrollar una vida digna para sí mismas y sus familias.
“En Sin Fronteras recibimos al año, en promedio, a 1,200 personas. Lo que hemos visto es que los problemas que nos relatan las personas de Centroamérica se centran en que ellas ven, en primer lugar, una situación de violencia generalizada que aumentó con los altos niveles de corrupción y que hacen imposible el acceso a las autoridades locales en caso de violaciones graves a sus derechos humanos. Otro problema al que se enfrentan es el aumento de desempleo, la quiebra de pequeños negocios y empresas, por el alto precio del impuesto de guerra, es decir, por el derecho de piso que cobran las pandillas”.
Asimismo, manifestó la directora, un tercer problema que enfrenta la población centroamericana que tiene que migrar “es la falta de infraestructura en temas de salud”, particularmente en materia de atención y tratamientos para hacer frente la pandemia de COVID-19, pero, además, para enfermedades degenerativas.
Otras problemáticas asociadas al escenario de crisis sanitaria son: el “aumento en los casos de violencia intrafamiliar” y el incremento de los casos de reclutamiento forzado por pandillas y grupos del crimen organizado, afectando en ambas situaciones a niñas, niños y adolescentes.
Por otro lado, la directora de Sin Fronteras destacó el panorama y la realidad a la que se enfrentan las y los migrantes centroamericanos al intentar llegar a la frontera Sur de México, y es que, expresó que dada la militarización de las fronteras -incluso antes de cruzar hacia México-, las personas han tenido que encontrar nuevas rutas cada vez más peligrosas.
“Vemos cómo las personas comienzan a tomar rutas más peligrosas por estas políticas migratorias de militarización y de contención migratoria que vemos que no dan ningún resultado. Vemos también la constante detención de migrantes por parte de autoridades mexicanas, y contario a lo que marca el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, no vemos que se abran nuevas vías de regularización para las personas, tanto para políticas de asilo, como para mejorar la calidad de vida de las personas migrantes”.
Uno de los casos, que dan cuenta de lo erróneas que han sido las medidas para contener la migración en México, es el de Óscar y Valeria Martínez.
El 24 de junio de 2019, Óscar y Valeria Martínez, un hombre salvadoreño de 25 años y su hija de un año de edad, fueron encontrados ahogados a las orillas del Río Bravo. La familia había salido de El Salvador rumbo a los Estados Unidos, ante la falta de recursos para tener una vida digna. Una semana antes, se habían instalado en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, pero al encontrarse con una larga lista de espera para poder ser atendidos por la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, el 23 de junio decidieron cruzar el río.
Otro caso que da cuenta de la falta de perspectiva en derechos humanos de las políticas migratorias, fueron los hechos acontecidos el 12 de enero de 2019, en Veracruz, donde un tráiler que transportaba alrededor de 100 personas centroamericanas colisionó en la autopista Isla-Tinajas. En el accidente, una persona falleció, y una más quedó gravemente herida. Tras el impacto, las personas migrantes que viajaban en el tráiler decidieron huir del lugar, por temor a ser deportadas.
Al respecto, Elena Toledo, directora de la fundación Eléutra, señaló que, antes de pensar en las propuestas y la política migratoria de Biden, es importante entender cuáles son las causas de la migración en Centroamérica. Temas estructurales que incluyen: “corrupción, falta de transparencia y de rendición de cuentas” y generan “una falta de certeza política, económica, jurídica y en la vida de las y los individuos”.
“Tenemos un desaliento en la inversión (no sólo a gran escala), sino también en la inversión pequeña, de emprendedores a nivel local. Todo ello deriva en la falta de generación de empleo y en la falta de empleos dignos, y lo que se da es la informalidad laboral, que está casi al 70% de la economía en Honduras. Por otro lado es un arraigo a la desesperanza: personas que deciden irse, salir del país. En resumen: actos de corrupción, de opacidad y de rendición de cuentas instaurados como políticas de Estado, son algunas de las causas de la migración”.
A su vez, Pablo Yanes, coordinador de investigaciones de la sede subregional de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en México, aseguró que “la economía es un factor fundamental en la generación de la migración”.
“No sólo es un asunto de pobreza, es un asunto de desigualdades entre los países: mientras las brechas de ingreso sean tan grandes, entre los países, pues ahí hay un imán muy poderoso para efectuar la migración. Tenemos que enfatizar que la migración es consustancia al desarrollo”.
A su vez, Elena Toledo destacó que un suceso significativo que no puede obviarse es que en algunos países del norte de Centroamérica se vivirán importantes cambios políticos durante este 2021; por lo tanto, “el plan de Biden no es lo que nos viene a salvar”.
“El plan Biden tiene una radiografía muy clara de todo ello. Honduras cambia de gobierno a nivel legislativo y ejecutivo en noviembre, y El Salvador cambia de parlamento en febrero. Es un año de muchos cambios, y también de mucha inestabilidad. Este plan viene en un momento muy interesante, en medio de cambios significativos a nivel político y social de estos países”.
Respecto a lo que se ha hecho hasta el momento en materia migratoria en México y Estados Unidos durante la anterior administración de Donald Trump, Toledo subrayó que “las políticas restrictivas a la migración no han rendido frutos”.
Con relación a la viabilidad del plan del actual gobierno de Estados Unidos, Pablo Yanes expresó que “el realismo se construye; no es un dato externo”, por lo que, será necesario generar rutas de acción y condiciones para ejecutarlo.
“Las cosas se vuelven viables en la medida que se construyan las medidas para hacerlas viables. En ese sentido, me parece, que hay un primer saldo muy positivo que es el cambio en el énfasis en el debate. Decir que Biden entró con una agenda fuerte en materia migratoria”.
Asimismo, destacó que el hecho de deshacer acciones que criminalizaban a las y los migrantes (como la construcción del muro) es una “clara señal de que se va hacia el camino correcto”. Por ejemplo, el plan incluye la implementación de políticas para el desarrollo de Honduras, Guatemala y El Salvador, lo que implicaría que el gobierno estadounidense está apostando por el desarrollo y la seguridad humana.
“Todas estas señalas van hacia el lado correcto. Incluye la implementación de políticas para el desarrollo de los tres países del centro, con un monto de 4 mil millones de dólares. Me parece que la discusión se posiciona más bien en otro ámbito, que tiene que ver con el desarrollo y la seguridad humana, de una propuesta de una reforma migratoria, que tendrá que procesarse en un ambiente político muy complejo en EUA. Hay un momento propicio para desarrollar políticas públicas mucho más en el ámbito del desarrollo y de la seguridad humana, y más hacia la regularización que a la contención migratoria”.
En ese sentido, Yanes precisó que la filosofía política del gobierno de Biden busca atacar las causas estructurales que generan la migración y la vulnerabilidad humana:
“La migración es una condición impuesta por la implementación de alternativas. En ese sentido, el plan de Biden otorga un antecedente para pensar en la lógica del Plan de Migración Segura, Organizada y Regular, sin olvidar que es un problema de gran complejidad y que, si bien el desarrollo es la salida a mediano y largo plazo, esto tarada en dar resultados, pero parece que es la perspectiva correcta a la que habría que apostar”.
Por otro lado, Pablo Yanes explicó que es necesario tener un análisis más fino de la movilidad en esta región, ya que “muchas veces tendemos a verlo como un núcleo homogéneo, cuando en realidad hay referencias nacionales muy relevantes”. Para ello, será necesario observarlo bajo una lógica de “subregión”.
“Viéndolo como subregión, el fenómeno de la migración hacia Estados Unidos es particularmente un fenómeno de Guatemala, Honduras y El Salvador. En el caso de Nicaragua hay una excepción: se da más bien una migración regional, teniendo como destino principal Costa Rica. Entre los tres países del norte de Centroamérica, también hay diferencias entre ellos: la migración de Guatemala y El Salvador hacia Estados Unidos es una migración más antigua, que estuvo muy vinculada con la coyuntura de los conflictos armados de 1980 y 1990, y por eso encontramos que es una migración en la que hay una cifra importante de población de estos dos países asentada en EUA. Por ello, por ejemplo, la reunificación familiar es un aspecto más importante para la población de Guatemala y El Salvador, más que en la de Honduras. Por su parte, la migración de Honduras es más reciente: la población hondureña que vive en el extranjero, comparada con la del Guatemala y El Salvador, es menor. Hay que ver como región, pero también hay que ver las particularidades nacionales”.
Otro punto indispensable en el debate de la migración, señaló Yanes, es pensar que se puede aspirar a una migración cero.
“Se debe quitar la idea de que podemos llegar a migración cero; por eso es la idea de migración segura, ordenada y regular. Además, en condiciones de globalidad sería ilusorio pensar que sólo se pueden globalizar los mercados financieros, los intercambios de bienes y servicios, pero quedar fuera las personas. Hay que pensar en una nueva gobernanza de la globalización, que incluya a las personas. No puede seguirse sólo con esa idea de que es una globalización de los mercados y de capital”.
Camelia Tigau, investigadora del Centro de Estudios para América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), mencionó que el planteamiento de esta política pública exterior busca, en parte, “curar y reposicionar la imagen que tenía Estados Unidos, como un país que ahuyenta a los migrantes”.
La investigadora precisó que una de las intenciones del plan de migración de Joe Biden es modernizar el sistema migratorio de Estados Unidos.
“Dar la bienvenida a los migrantes, reafirmar la postura de EUA como poder moral, como un país que sí otorga asilo y recibe refugiados; como un país que lucha contra las causas de la migración de los países de Centroamérica, y así cambiar el sistema de control de la frontera”.
Por otra parte, Tigau explicó que el discurso que ha surgido en contra de las medidas migratorias impuestas por Donald Trump es indispensable, puesto que, resulta vital reconocer el daño que se ocasionó a la comunidad latina con los discursos de odio y racistas implantados por el ex mandatario.
“Reconocer el daño efectuado contra la comunidad latina en el discurso de Trump es importante, porque este se convertía en actitudes racistas e intolerantes. Durante el mandato de Trump se perdió esa idea del ‘sueño americano’, que si bien muchos no se la crían, a nivel de inversión afectó, ya que no se reconocía el aporte de los migrantes a la economía estadounidense”.
Otra de las intenciones de este plan es reconocer la importancia del aporte de la población migrante para combatir la actual crisis economía, como parte de las consecuencias de la pandemia.
“También reconoce la importancia de la migración para salir de la crisis, es decir, que está dispuesto a integrar a los migrantes, y que no sólo lleguen, sino que también se les de trabajo, y recortar esas distinciones que había entre migración económica y migración forzada, y así plantear que los refugiados también puedan trabajar y que entonces no sean una carga pública”.
Por último, la investigadora de la UNAM explicó que, otra de las acciones que plantea Biden con esta política en materia de migración, es retomar los acuerdos diplomáticos, “llegar a un acuerdo no a través de amenazas sino por medio de negociaciones con los gobiernos de los demás países de la región norte y centro de américa”.
Elena Toledo consideró que la visión de Biden sobre la corrupción endémica que afecta a la población centroamericana, está relacionada con la falta de rendición de cuentas y la opacidad por parte de los gobiernos de estos países:
“Él va hacia la falta de rendición de cuentas que se tienen en los tres países y como todo lo ata y hace que el centro sea el ataque a la corrupción, una corrupción endémica”.
En contraste, Pablo Yanes comentó que el problema no está únicamente relacionado con la falta de rendición de cuentas, sino que también es necesario considerar que el desarrollo implica la construcción de una política de Estado.
“Hay que abordar el tema no sólo desde una perspectiva de mejora de la gobernanza y del funcionamiento institucional, sino desde la efectividad y la capacidades institucionales, es decir, el asunto no es sólo es de gobernabilidad, sino de calidad. Una de las razones que expresan muchos de los problemas que se viven en la región es todavía la relativa debilidad de los Estados para cumplir funciones básica, ya no se diga las de cumplir con la funciones del desarrollo en general. Para un nuevo desarrollo, un nuevo Estado”.
Para finalizar la discusión en torno al plan de Biden y sus atributos, Camelia Tigua concluyó advirtiendo que no sólo es importante fortalecer a los Estados, sino también, reconocer que la migración es un tema complejo y amplio, por lo que “le compete a más de un actor, y por ello me parece que también hay que fortalecer a las ONG”.
Este trabajo fue publicado originalmente en ZONA DOCS que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.
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