Una rueda de prensa derivó en la construcción de una teoría donde las denuncias por los excesos del personal de la Alcaldía Cuauhtémoc son un plan de Morena para desestabilizar el gobierno de Sandra Cuevas.
Texto: Alejandro Ruiz
CIUDAD DE MÉXICO. – “Probando, probando. Uno, dos, tres… ¿se escucha?”, dice una mujer al micrófono. “Sí, se escucha bien. Todo listo”, le responde un hombre desde una cabina de sonido al fondo del salón de cabildos de la Alcaldía Cuauhtémoc. “Ya nomás esperamos a la alcaldesa”, repone la mujer.
El espectáculo está por comenzar. La protagonista: Sandra Cuevas, la mujer del barrio de Coltongo, Azcaptozalco – pero crecida entre las calles de Tepito–, que a sus 36 años gobierna la quinta alcaldía más importante del país: la de la miseria y los rascacielos, la de la historia y el progreso. La Alcaldía de las desigualdades: la Alcaldía Cuauhtémoc.
“Anótese aquí, amigo de la prensa”, dicen las trabajadoras de la Alcaldía que registran a los medios de comunicación. Ofrecen café, botellas de agua y galletas. El servicio público en el edificio de la Delegación ahora, momentáneamente, es un servicio de catering.
Rápido, la sala comienza a llenarse de reporteros y líderes de las colonias de la delegación: un montón de señoras con peinados desalineados, en pants o vestido, que se sientan alrededor de una mesa rectangular con flores sintéticas adornando el centro, como en unos quince años. En las pantallas, videos de Bad Bunny o Shakira amenizan la espera.
“Ya no tarda en salir la alcaldesa, solo unos minutos más”, dice el encargado de prensa, después de un retraso de más de media hora.
La espera continúa, mientras las cámaras de televisión, micrófonos y grabadoras están listas para escuchar el mensaje de Sandra Cuevas. Los reflectores no son necesarios para la puesta en escena, pues si algo tiene la alcaldesa es la atención de todos.
Amada u odiada, la jefa de la demarcación ha estado en el ojo del huracán casi desde que inició su periodo en el gobierno, en octubre de 2021. Primero, por querer hacer un corredor estilo Las Vegas en la zona rosa. Después, por golpear a policías de la Ciudad y verse obligada a pedirles disculpas para no perder su cargo.
Ahora, por arremeter contra los rótulos, el arte popular y los sonideros, algo a tono con su emblemática frase de “a mi no me gustan los pobres”, aunque a veces les regale 500 pesos desde el balcón de la Alcaldía; o presuma que viene desde abajo, desde las calles de Azcapotzalco, donde uno de sus hermanos sigue vendiendo tarimas, aunque otro de ellos esté acusado de extorsionar a los comerciantes de la Cuauhtémoc bajo el cobijo de la Delegación.
Una alcaldesa contradictoria, como el terruño que gobierna.
“Ya viene la alcaldesa, rápido, rápido”, dice otra trabajadora de la Alcaldía. Los fotógrafos de la Delegación apuntan sus cámaras. La puerta se abre. Disparan. Las señoras –y algunos reporteros– aplauden y gritan porras mientras Sandra Cuevas camina al pódium desde donde hablará por más de dos horas.
La sala se llena de silencio cuando la alcaldesa toma el micrófono. Dice las primeras palabras:
“Buen día a todas y todos, gracias por estar aquí. Vamos a hablar el día de hoy de tres temas…”.
Su mensaje comienza enlistando los nuevos programas sociales que implementará en la Alcaldía: apoyos a deportistas, adultos mayores, personas con cáncer, población LGBTTTIQ+.
“Nosotros no violentamos a los adultos mayores”, añade.
Mientras habla, la alcaldesa presume de su creatividad. Se dice orgullosa de los nombres que eligió para los programas.
En eso, Sandra Cuevas tiene experiencia.
Por ejemplo, antes de los reflectores y los escándalos ella dirigía su asociación Por un México Bonito, enfocada a la protección de infancias en Azacoptzalco. La misma fundación que la catapultó a la política local. Primero, como aspirante a alcalde de esa delegación por el partido Fuerza Por México; y después, ya en el PRD, como candidata a la Cuauhtémoc por la alianza Va Por México.
La primera la perdió, pero la segunda la ganó con más del 40 por ciento de los votos.
Ahora ella preside la Alcaldía, desde la cual ha operado una campaña para distanciarse de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. La rivalidad –u obsesión– comienza al inicio de la gestión de Cuevas, cuando la jefa de gobierno criticó la propuesta del corredor tipo Las Vegas en la zona rosa. Después de eso, vino una campaña para destituir a Cuevas de su cargo por agredir a policías de la Ciudad, a lo que la alcaldesa contestó con fuerza, al grado de confrontar a sus seguidores con los de la jefa de gobierno.
Pero para la alcaldesa de la Cuauhtémoc, las cosas son un poco distintas.
Cuevas toma un respiro. Escucha y se regocija con los aplausos de sus seguidoras. Después, sigue con su conferencia, y da un anuncio inesperado:
“Yo no le tengo amor al dinero ni al poder, le tengo amor a mi país, a mis padres, a Dios. Por eso en el 2024 nos retiramos de la política, porque yo no soy una política tradicional. Pero antes voy a hacer todo lo que esté en mis manos para que Claudia Sheinbaum Pardo no sea presidenta, y para que se gane la Ciudad de México con la alianza”.
Los aplausos vuelven a la sala. Cuevas lo ha dicho claro, no buscará reelegirse, pero se enfocará en destruir a su rival. La misma a la que a finales de enero amenazó con “partirle su madre”, mientras le decomisaban propaganda ilegal en el edificio de la Delegación.
Pero para Sandra Cuevas, la obsesión es compartida, pues está convencida que Sheinbaum la está persiguiendo políticamente. Para ella, los escándalos de su administración, y las quejas y protestas de la ciudadanía son orquestadas por Morena y la jefa de gobierno. Y, según Cuevas, tiene las pruebas para demostrarlo.
“Les voy a demostrar la persecución política”, dijo a todos los presentes.
Las cabezas asintieron, y las trabajadoras de la Delegación repartieron una carpeta con imágenes y una memoria usb. Esas eran “las pruebas contundentes”, todas derivadas del último escándalo de Cuevas: reprimir a los bailadores de la Santa María la Ribera.
Las pantallas se encienden, y Sandra Cuevas comienza a proyectar una serie de videos y fotografías de una manifestación del domingo, donde bailadores de la colonia Santa María la Ribera se postraron frente a la casa de la alcaldesa para exigir que los dejaran bailar, pero en vez de eso: los golpearon.
La alcaldesa narra su versión de los hechos, y antes asegura que los motivos de cancelar el sonidero no son personales, sino que derivan de una serie de quejas ante la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial de la Ciudad.
Las quejas no las presentó la alcaldesa, pero sí afirmó que “la manifestación pacífica en contra de Sandra Cuevas en su casa fue orquestada por la jefa de Gobierno, que envió servidores públicos de ella. No era una manifestación vecinal, era gente de Claudia Sheinbaum Pardo”.
Para comprobar su acusación Sandra Cuevas muestra una serie de fotografías y videos. En ellos, supuestamente, aparecen militantes de Morena: desde brigadistas, consejales, hasta el abogado de Martí Batres, identifiado por un sombrero.
Las fotos son borrosas, los videos: confusos.
Las tres mujeres identificadas como parte de la operación desestabilizadora aparecen en todos los planos. Primero, jalonéandose con funcionarios de la Alcaldía que se llevaban el sonido. Después, persiguiendo a un joven, al que dicen lo golpearon en la cabeza.
“Ese joven no trabaja en la Alcaldía, pero siempre nos apoya: le dicen Zarigüeya”, comenta Sandra Cuevas.
Para reforzar su argumento, pide a una de las trabajadoras que mande llamar al muchacho que está del otro lado de la puerta. La escena parece extraída de un reality show, o un programa de chismes. Zarigüeya pasa a la conferencia de prensa. Nadie, en realidad, lo voltea a ver. El muchacho suelta un par de risas discretas. La prueba de oro, pasó inadvertida.
Pero Cuevas sigue con su teoría, ahora mostrando la portada de el periódico La Jornada, donde la fotografía muestra a una presunta colaboradora golpeando a una de las manifestantes que, según Cuevas, es militante de Morena:
“Aquí sale en primera plana de La Jornada, le dan un golpe en la cara [señalando a la presunta militante de Morena]…esta es otra vechina, eh [señalando a la mujer que da el golpe]. Yo puedo controlar y sancionar a mi equipo de trabajo, pero no a lo vecinos, y no todos se van a dejar, eso es bien importante: no todos respondemos a las agresiones de forma igual”, dice.
Las líderes de las colonias asienten. Ellas, al parecer, también golpearían en la cara a quien se oponga a su alcaldesa.
La mujer que aparece golpeando a otra no es una persona cualquiera. Hay quienes dicen que es familiar de Sandra Cuevas, otros dicen que es ex funcionaria de la Alcaldía. La alcaldesa negó ambas acusaciones, pero sí admitió que es una seguidora suya que la acompaña a muchos de sus actos públicos.
“Pero yo no puedo controlar cómo responden los vecinos (…). Es un pleito de vecinas”, vuelve a decir.
Cuevas se molesta. Está convencida, y también sus seguidoras, que todos los manifestantes de ese día eran seguidores de Morena que buscaban sabotear su gobierno.
“Ahora resulta que hay defensores de todo. O sea, durante tres años no lesimportó la Ciudad de México, por eso perdieron más de la mitad, y de repente ya salieron a defender todos los problemas de la Ciudad de México, especialmente Cuauhtémoc: ya hay defensores de rótulos, ya hay defensores de sonideros, ya hay defensores de todo, de absolutamente todo: de áreas verdes, de viene vienes… Ya hay defensores de todo, y ahora la mala soy yo”, añade.
Los aplausos vuelven a llenar la sala. Sandra Cuevas da por explicada su teoría. Pide a los medios de comunicación que la repliquen, que exigan a Claudia Sheinbaum que destituya y sancione a los supuestos funcionarios que protestaron afuera de su casa.
Algo es cierto, Snadra Cuevas sí exigió la renuncia de los funcionarios identificados como agresores en los videos. Por su parte, Claudia Sheinbaum no ha desmentido las acusaciones de la alcaldesa de la Cuauhtémoc.
Pasa un minuto de aplausos, y Sandra Cuevas regresa al micrófono. Concluye su presentación. Empiezan las preguntas.
Primero, una reportera de La Jornada cuestionó a Cuevas sobre la mujer identificada como su familiar, que acude a todos los eventos. De acuerdo con la reportera, esta persona ha sido catalogada como violenta por comerciantes y vecinos de las colonias de la Delegación. La alcaldesa volvió a negar las acusaciones.
Después, otro reportero preguntó a Sandra Cuevas si no temía por su vida, debido a que “los ataques de Claudia Sheinbaum han ido escalando. Primero la campaña para removerla, y ahora estas agresiones. Entiendo que ya hasta recibió amenazas, alcaldesa”.
Sandra Cuevas respondió:
“Me mandan regalitos a mi casa, mandan peticiones (…), eso está bonito, las peticiones, los regalitos, pero me llegó una amenaza, que dicen que me van a no sé qué hacer (…), de ahí iniciamos nosotros una denuncia, y entonces un juez anuncia medidas cautelares, medidas de protección, pero me cuido yo sola, eso es lo que ocurre”, afirma.
Después, tocó el turno de este reportero.
– Alcaldesa, Alejandro Ruiz de Pie de Página. Primero, preguntar si usted avala que sus seguidores o simpatizantes, sin ser funcionarios de la Alcaldía, puedan agredir a personas que se están manifestando en su contra en eventos públicos.
–Yo no puedo controlar a los vecinos. Yo no soy quién para ordenarles qué hacer. Soy muy respetuosa de los vecinos y las vecinas. Ellos sabrán cómo actúan. No avalo la violencia, me parece que se puede dialogar antes de llegar a la violencia. Puedo responder y sancionar como lo hice, que ningún gobierno lo hace, ninguno ¿eh? Despedí a quien agredió: uno por agredir, y otro por no controlar. Eso es un ejemplo de un buen gobernante, porque nadie despide a su gente. Claudia no despidió a su contralor por irse a un evento que cuesta 150 mil pesos la pura entrada. No despidió al director del Metro. Tan solo ayer, no despidió al de Obras porque murió un motocilclista por caer en una coladera que debe atender el gobierno central. ¿Destituyeron a alguien? Hablen los medios de comunicación. Eso sí anúncienlo. ¿Porqué no dicen vamos a pedir la denuncia de Claudia Sheinbaum Pardo? Ahí sí, que le den duro.
Mientras la alcaldesa respondía, una líder vecinal también quiso añadir algo:
–Les da miedo, les da miedo… Dicen que nos pagan a los vecinos para ir a los eventos. Les da miedo.
–Segundo, preguntar su opinión sobre el caso de la librería Volcana, donde después de la manifestación personal administrativo llegó a hacer una verificación, siendo esta librería quienes prestaron la energía para la protesta y resguardaron a personas cuando estaban los golpes en la calle.
–La librería ayer dio una rueda de prensa…Si ellos quieren dejar a quien ellos quieran que lo hagan, es su predio, es su establecimiento. Y que además no entraron para resguardarse, no hay que mal informar, entraron previo a toda la trifulca, a todo el desorden. Ellos entraron para que fuera la multa. Nadie los agredió, ellos solos fueron a guardarse ahí porque quisieron. Cuando llega Invea entrevistan a los dueños de la librería… Invea es de Morena, no es mío, es de la ciudad de México. Llegaron ahí por una petición de hace tiempo, no de la alcaldía Cuauhtémoc, no fui yo.
––Posterior a la manifestación, gente que estaba protestando interpuso denuncias ante el Ministerio Público por las agresiones que sufrieron. Preguntar si ya llegó alguna notificación a la Alcaldía en contra de más servidores públicos que podrían estar involucrados en los hechos.
–Si hay denuncias, no ha llegado nada. Si llegan las atenderemos, pero además vamos a responder, porque entonces aquí el problema ya es de servidores públicos contra servidores públicos, porque les voy a decir una cosa más: a un jovencito provocador al que le pegan en la cara uno de mis servidores públicos, ese joven se quiere meter cuando su hermana se está peleando con la otra muchacha, se quiere meter a pegarle y el otro se mete, lo empuja y le da en la cara. Pero el pobrecito jovencito también trabaja para Morena… ¿a dónde están lo vecinos? Si no quieres que te pase nada, no salgas a provocar…
La alcaldesa siguió con su teoría durante otros 30 minutos. Después, la rueda de prensa acabó. Al salir, las miradas molestas de sus seguidoras acompañaban a los reporteros. Los saludos cordiales del inicio ya no se convirtieron en despedidas. La puerta estaba abierta, y cada quien tomó su rumbo.
“Sandra Cuevas contra el mundo”, dijo un colega mientras nos íbamos. Y tal vez, en el imaginario de la alcaldesa, así es.
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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