18 mayo, 2021
Durante la Revolución Mexicana,303 chinos fueron asesinados en Torreón, Coahuila. 110 años después, el gobierno mexicano reconoció la masacre y pidió perdón a la comunidad china en México. El presidente prometió que nunca más se permitirá el racismo, la discriminación y la xenofobia
Texto: José Ignacio De Alba
Foto: Presidencia
TORREÓN, COAHUILA. – Este capítulo oscuro de la historia de México es pocas veces rememorado. Hasta hace algunos años era solo un relato marginal. Pasaron gobiernos sin que muchos presidentes mencionaran palabra alguna sobre el tema. Ahora, el presidente Andrés Manuel López Obrador “reconoció” los agravios contra la comunidad china y pidió perdón a nombre del Estado mexicano.
En 1911, en la toma de la ciudad de Torreón, Coahuila, el bando revolucionario comandado por Emilio Madero —hermano de Francisco— y Benjamín Argumedo provocó una ola de asesinatos contra la comunidad china de la localidad. En mayo de aquel año, 303 personas provinientes de China fueron masacradas, en una de las peores muestras xenófobas de la historia de México.
La petición de perdón, a nombre del Estado mexicano, la realizó el exembajador de México en China, Sergio Ley López. En su breve discurso, el hombre, de 80 años, explicó que su abuelo llegó a vivir a la Comarca Lagunera el mismo año de la masacre. También relató que aún después del “pequeño genocidio”, el racismo permaneció en el país durante décadas.
Tras la masacre, su familia tuvo que emigrar a Culiacán, Sinaloa, donde se dedicó al negocio de los abarrotes. Con la vuelta de los años, aquel pequeño negocio -Casa Ley- se convirtió en la principal cadena de tiendas de autoservicio en el noroeste del país. La historia de la familia Ley López es una muestra de la influencia que ha ganado esta comunidad binacional.
Sergio Ley estuvo conmovido durante el evento. En su relato se le cortó la voz en varias ocasiones. En ese tono, bastante sentido, dijo: “hoy, en nombre del Estado mexicano le pedimos perdón a la comunidad china en México por los agravios cometidos en su contra a lo largo de nuestra historia”.
En su discurso, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que México no solo acepta la responsabilidad y culpa por los agravios cometidos, “también acepta el compromiso con el pueblo y la República Popular de China de que el Estado mexicano no permitirá nunca más el racismo, la discriminación y la xenofobia”.
Al evento, realizado en Torreón, donde se repasó la historia de la masacre, asistió un grupo de la comunidad china encabezada por el embajador de la República Popular de China, Zhu Qingqiao, quien dijo: “la parte China aprecia al señor presidente Andrés Manuel López Obrador y al gobierno mexicano por su sentir de responsabilidad histórica y su compromiso”.
Después de agradecer por el reconocimiento sobre los agravios cometidos, Zhu Qingqiao, hizo énfasis en las relaciones comerciales entre México y China. También aseguró que ambos países comparten intereses en las “estrategias de desarrollo”. Porque si el gobierno de México llegó a pedir perdón por los agravios cometidos, la comunidad china llegó a pedir negocios.
El consultor Carlos Yomontaño, quien forma parte de la comunidad china de La Laguna, relató a Pie de Página que le gustó la petición de perdón. Pero no fue lo único.
“Era algo justo, necesario para limpiar las culpas —dijo—. «Sin embargo, como comunidad china, más que estacionarnos en un hecho pasado, nosotros ayer presentamos en el foro económico de la agencia AMXCID (Agencia Mexicana de Cooperación Internacional Para el Desarrollo) un proyecto que queremos que el gobierno federal, estatal y municipal nos apoyen. Es un proyecto para traer inversión china a La Laguna, eso sería un regalo para la comunidad”.
China, el país del que salieron miles de familias en busca de mejores oportunidades se convirtió a la vuelta de los años en la segunda potencia más importante del mundo, y es el segundo socio comercial más valioso de México.
Solo durante la pandemia de covid-19 China ha mandado a México 38 aviones, 25 con insumos médicos como equipo de protección para trabajadores de la salud, ventiladores y pruebas diagnósticas, y 13 aviones con seis millones de dosis de vacunas Sinovac, además sustancia activa para envasar en México, otros seis millones de dosis de la vacuna de CanSino.
El presidente López Obrador aprovechó el evento para agradecerlo: “nunca vamos a olvidar la fraternidad de China en los meses amargos y angustiosos de la pandemia, por el apoyo solidario que recibimos”.
Este es la tercera petición de perdón que hará el gobierno de México por agravios históricos, primero se reconocieron los excesos cometidos contra los mayas en la Guerra de Castas. Esta semana fue el turno de la comunidad China y en octubre se pedirá perdón a los Yaquis.
Mónica Georgina Cinco Basurto, especialista en el tema sobre la comunidad china, relató que desde 1895 y hasta 1920, miles de chinos llegaron a México de manera constante, en un contexto en el que fueron acusados de ser «portadores de enfermedades» y se les calificó de «raza inferior, opiómanos, amorales y provenientes de una cultura abyecta».
Los chinos llegaron a México de China, de Estados Unidos y de Cuba, entraron por Manzanillo, Ciudad Juárez, Salina Cruz, Mexicali y Mazatlán; se distribuyeron por prácticamente todo el territorio, pero se concentraron principalmente en Baja California, Chihuahua, Coahuila, Sonora, Sinaloa, Tamaulipas, Chiapas, Veracruz, Yucatán y la Ciudad de México.
Se dedicaron a la agricultura, trabajaron en las minas, en los ferrocarriles y fueron tenderos, cocineros, zapateros, panaderos y lavanderos. Contribuyeron con su trabajo al desarrollo económico de los poblados donde se asentaron y con sus actividades dinamizaron las ciudades que iban surgiendo a lo largo del ferrocarril y las minas.
Lograron tejer redes de solidaridad entre ellos y se organizaron en asociaciones, se casaron con mexicanas y tuvieron descendencia.
Entre 1900 y 1920, las comunidades chinas fueron prósperas, pero los sentimientos antichinos gestados desde su llegada les restaron la posibilidad de seguir creciendo y aportando al país.
Bajo los argumentos de que desplazaban de empleos a los mexicanos, abarataban los trabajos, contaminaban la salud pública y engendraban «hijos racialmente inferiores», el antichinismo mexicano encontró su periodo más álgido entre 1911 y 1934.
El evento ocurrido en Torreón hace 110 años inauguró la violencia explícita en contra de los chinos y se mantuvo durante la siguiente década con expresiones de intolerancia en aumento. A partir de los años 20 el antichinismo se sofisticó, combinando sus argumentos con elementos nacionalistas y patrióticos, no sin contradicciones en el proceso.
Entre 1930 y 1934, miles de chinos y sus esposas e hijos salieron del país expulsados o temerosos de ser objetos de la violencia. A muchos de ellos no les fue reconocida la nacionalidad mexicana que habían adquirido por naturalización y a sus esposas e hijos no sólo les fue vulnerado el derecho a permanecer en sus lugares de origen, sino también su derecho a ser considerados mexicanos.
«Los años difíciles de estas familias en China y los muertos de Torreón de 1911 son un triste legado de los pasajes más oscuros de la historia del país. La indolencia e indiferencia con la que el Estado mexicano, por acción u omisión, trató a las comunidades chinas y a sus descendientes en el pasado debería ser hoy recordatorio y una alerta permanente de que el racismo, la discriminación, la xenofobia nos lastiman como país y no permiten mirar en el otro un nosotros, no permite ver que la diversidad suma”, narró Cinco Basurlo.
La investigadora dijo que México sigue siendo un país que recibe migrantes. “Tenemos ante nosotros el reto y compromiso de no permitir que nunca más historias como las persecuciones antichinas se repitan”.
Durante la conferencia matutina de este lunes, antes de la petición de perdón a la comunidad china, se le preguntó a Andrés Manuel López Obrador:
—¿Habrá también disculpas para los migrantes de San Fernando?
—Vamos a ofrecer siempre disculpas, perdón, a todos los agraviados. Lo estamos haciendo con el pueblo maya, que padeció de una guerra de exterminio; lo estamos haciendo, en este caso, con la comunidad y el pueblo chino; y lo estamos haciendo, se va a llevar a cabo una ceremonia parecida con los yaquis, que fueron también víctimas del exterminio.
Y siempre vamos nosotros a reconocer estos actos de injusticia, de crueldad, de violación de derechos humanos y lo más importante de todo, porque no sólo es ofrecer perdón, sino obligarnos a que no se van a repetir esos actos.
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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