6 noviembre, 2021
El accidente que costó la vida de 19 personas este sábado no es un hecho aislado. Hay una serie de factores que fueron promovidos durante el sexenio de Ernesto Zedillo que ocasionó que las carreteras mexicanas sean de las más peligrosas del mundo, y en particular este tramo
Texto: Alejandro Ruiz
Foto: Armando Monroy/CUARTOSCURO
CIUDAD DE MÉXICO.-Este sábado, un camión tipo torton que transportaba base de shampoo se quedó sin frenos, impactándose contra automóviles que esperaban pasar la garita. Después del choque, el camión además explotó. Según los informes de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, 19 personas perdieron la vida y tres resultaron heridas, como consecuencia de este accidente.
El accidente se registró alrededor a las 12:45 horas, a la altura del kilómetro 33.
Aunque parezca aislado, este accidente se entrelaza con una política de privatización que ocasionó que México sufra las autopistas y carreteras más peligrosas del mundo. Así lo denunciaron diversas organizaciones sociales durante el Tribunal Permanente de los Pueblos, capítulo México, realizado durante los años 2012 y 2014.
Durante el sexenio de Ernesto Zedillo (1994 -2000), la México-Puebla cobró vital importancia al ser uno de los epicentros de distribución del Plan Puebla Panamá.
Este Plan, provocó la industrialización del centro del país para la elaboración, transformación y maquila de materias primas y maquinaria.
Inaugurada en 1962, la carretera federal México-Puebla se convirtió rápidamente en uno de los puentes de conexión más importantes de México.
Su estratégica ubicación, posibilita que, por el centro del país, circulen mercancías provenientes de los puertos del surponiente y oriente del país, trasladándolas hacia el bajío, una de las regiones ensambladoras más importantes a nivel nacional.
Este hecho, sumado a la dependencia económica de la actividad industrial/maquiladora generada a partir de la firma del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, han hecho que, por año, circulen más de 50 mil vehículos por esta carretera, lo que eventualmente provocó su deterioro y colapso.
Otro de los factores que ha provocado la sobrecarga de flujo vehicular en las carreteras federales del país fue el desmantelamiento y privatización de los sistemas ferroviarios nacionales, que privilegió el uso de trailers y camiones sobre el del ferrocarril; esto, con el fin de seguir desarrollando la industria de la construcción privada carretera.
Además, la privatización de los caminos y carreteras del país ocasionó que el flujo vehicular se sature en los tramos que no han sido concesionados, generando un exceso y sobrecarga en estos tramos que, eventualmente, se traducen en accidentes.
Aunado a esto, en épocas recientes, el incremento de actividades delictivas asociadas al crimen organizado reveló el abandono institucional por parte de las autoridades estatales y federales, por lo que la México-Puebla es catalogada como una de las carreteras más peligrosas del país.
Como se señaló durante el TPP, los proyectos de construcción de carreteras privadas consolidaron un modelo de reorganización territorial y de circulación de la producción de mercancías que ha beneficiado sobre todo a dos actores.
El primero, en México fue el sector de la construcción, que obtuvo grandes ganancias a partir de la concepción, proyección, construcción y operación de este tipo de infraestructuras; además, de que obtienen rentas por la operación de las carreteras, por la fabricación de los vehículos que transitan por ellas o de los insumos para construirlas.
El segundo y más importante: la industria maquiladora de Estados Unidos, que de alguna manera reorganizó el territorio mexicano, y con ello las carreteras.
El TPP en su momento señaló que esta política ha trasladado los costos ambientales y sociales generados a las comunidades; “generan un crecimiento exponencial del parque vehicular; e incrementan el riesgo de transitar por ellas o de vivir junto a ellas, estimulan el proceso de la crisis climática por la generación de gases de efecto invernadero derivado de las emisiones de los vehículos automotores, destruyen zonas clave de conservación de bosques, agua y biodiversidad, atropellan los derechos colectivos de los pueblos, incentivan los flujos de la economía criminal, favorecen procesos de división y desplazamiento o migración de las comunidades rurales y, cuando fracasan como negocios, son rescatados mediante recursos públicos”.
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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