Deseando amar

20 febrero, 2020

Amigas, hermanas, colegas: nos toca cuidarnos unas a otras, protegernos, apoyarnos; jamás soslayar los gritos y el sufrimiento de alguna amiga, conocida o vecina. Compañeros, a ustedes también les toca repensar sus prácticas amorosas, sexuales, sociales

Twitter: @tuyteresa

Niñas y adultas mayores, las más vulnerables ante las múltiples violencias. No podemos postergarlo más. Urge repensar, rehacer, reconstruir nuestras relaciones sociales, comunitarias, familiares, sexuales, afectivas. No es un tema menor, hemos llegado a un punto en que, las manifestaciones de las violencias son cada vez más cruentas.

La feminista Coral Herrera ha dicho que las múltiples violencias contra las mujeres se parecen cada vez más a un exterminio. Se lee fuerte, algunas personas lo creerán una exageración. 

Estamos hablando de la destrucción sistemática de nuestros cuerpos. ¿Por qué decimos que son nuestros cuerpos? En estos días, he conversado con activistas, con profesionistas, trabajadoras de distintos sectores  y ámbitos: a todas se nos hace un nudo en la garganta… de impotencia, de miedo, de rabia. 

La destrucción de nuestros cuerpos 

Cada cuerpo torturado, asesinado, es nuestro cuerpo. Es un poderoso y letal mensaje: las mujeres de cualquier edad, de cualquier condición social, todas… son/somos “asesinables” y más aún cuando se trata de niñas y adultas mayores. Desactivar el mensaje de la impunidad nos llevará años. De no hacer algo social, familiar, o comunitariamente, quizás perdamos la razón que aún nos queda y nos silenciaremos en el miedo y el sinsentido. 

Y lo podemos sustentar con cifras sobre seguridad -Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), realizada por el INEGI en 2019, destaca que el 72.9% de la población de 18 años y más consideró que vivir en su ciudad, es inseguro. Lo podemos argumentar desde las encuestas sobre derechos de la infancia –de acuerdo con Unicef en México, 7 de cada 10 hogares emplea métodos violentos para educar–, y desde la violencia por razón de género –datos publicados en noviembre de 2019 por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, entre enero y octubre de 2019 se registraron en México 833 presuntas víctimas de feminicidio, 11% más que en el mismo periodo de 2018. De ese total, además, 83 mujeres tenían menos de 18 años–. Según datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en el Hogar, 66.1% de las mujeres ha sufrido al menos un incidente de violencia emocional, económica, física, sexual o discriminación a lo largo de su vida en al menos un ámbito y 41.3% de las mujeres ha sido víctima de violencia sexual en algún momento de su vida y tres niños son asesinados cada día. 

México ocupa el primer lugar de la OCDE –Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos– en homicidio, abuso físico, sexual y pornografía en menores de 14 años.

Hay un sinfín de encuestas, diagnósticos, georeferencias, investigaciones periodísticas y académicas. Desde la academia Marcela Lagarde, Rita Segato, Silvia Federici han escrito ampliamente desde la filosofía, la antropología y la economía feminista acerca de las múltiples violencias hacia las mujeres.  ¡¿Qué más hace falta?! 

Lo aullamos

Lo escribimos, lo documentamos, lo decimos al aire, lo lloramos, lo aullamos. A la mañana siguiente, un nuevo caso, y otro, y otro, y otro… Cada día en México 10 hombres asesinan a las mujeres más cercanas a su entorno: hijas, novias, esposas, madres, vecinas. Además de la política pública, del acceso a la justicia y de la estructura social, nos urge repensar lo que entendemos por amor. Es una excelente oportunidad para revisar nuestras prácticas del hacer, del cuidar y del querer.

Hay que remover las estructuras que validan las relaciones desiguales, abusivas, impunes. 

Amigas, hermanas, colegas: nos toca cuidarnos unas a otras, protegernos, apoyarnos; jamás soslayar los gritos y el sufrimiento de alguna amiga, conocida o vecina. 

Compañeros, colegas, amigos, a ustedes también les toca salir a las calles a protestar, repensar sus prácticas amorosas, sexuales, sociales. Rebelarse contra las múltiples violencias machistas. Estamos siendo infelices, muy infelices y merecemos algo mejor, mucho mejor de lo que tenemos ahora.

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Guionista, reportera, radialista. Cubre temas culturales, sexualidad, salud, género y memoria histórica. En sus ratos libres explora el mundo gastronómico y literario. Cofundadora de Periodistas de a Pie.