De Almodóvar a la fotografía contrahegemónica: pezones, algoritmos y censura

12 febrero, 2022

La gráfica es de un ojo con forma de pezón (o un pezón con forma de ojo) del que cae una gota de leche. Spoiler: la red social lo censuró y dio de baja la imagen

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Pedro Almodovar estaba a punto de estrenar una película y el diseñador Javier Jaén posteó en Instagram el cartel del film “Madres paralelas”. La gráfica es de un ojo con forma de pezón (o un pezón con forma de ojo) del que cae una gota de leche. Spoiler: la red social lo censuró y dio de baja la imagen. Tras cierto revuelo en las redes en el que usuarios y usuarias volvían a subir el póster una y otra vez en señal de protesta, Facebook tuvo que pedir disculpas. El director agradeció a quienes debatieron sobre “la necesidad de un poco de cordura ante la visión de un pezón femenino” y celebró la victoria. Desde 2014 existe el movimiento mundial “FreeThe Nipple” (Liberen al pezón) que reivindica el derecho de mujeres y diversidades a mostrar sus cuerpos. ¿De qué habla toda esta polémica?

Sol Etchegaray es argentina, fotógrafa y busca “naturalizar el cuerpo desnudo y visibilizar la diversidad de los cuerpos”. Está convencida de que el cuerpo, en toda su extensión, “es el ámbito de una expresa búsqueda de placer”. También cree que es violencia que a las mujeres se les haya enseñado a esconderlo. Ana Harff nació en Río de Janeiro y estudió comunicación social. Ahora vive en Argentina, en donde se formó en Antropología. Ambas tienen en común que trabajan con cuerpos desnudos y, también, que a las dos las han censurado en Instagram incontables veces

¿Por qué eligieron trabajar sobre cuerpos o desnudos?

Sol Etchegaray: Mi proyecto de fotografía se enfoca en mostrar al cuerpo en todas sus formas de ser. De hacer de las fotos una herramienta de aceptación. En el último tiempo empecé a prestar más atención a que las sesiones de fotos sean espacios donde unx se sienta menos atadx a las inseguridades corporales y que eso ayude a aceptar su cuerpo. Lo que más me interesa transmitir es que dejemos de ver al cuerpo como algo únicamente sexual y de alimentar la belleza hegemónica. Busco conectarnos con nuestra desnudez y nuestras particularidades. Creo que me interesó empezar a trabajar con cuerpes porque es lo que nos trae a esta vida, a este presente extraño. No siento que le estemos prestando mucha atención y creo que, cuando lo hacemos, lo hacemos mal. Me parece una locura de todo lo que es capaz el cuerpo.

En el mismo momento en que empecé a interesarme en la fotografía de desnudos y retratos también me fui haciendo más consciente de mi propio cuerpo: cómo lo trataba, el no cariño que le daba, entre otras cosas. Es un proceso colectivo. Por eso me interesa compartir mi trabajo con otras personas y que la red social no me lo permita, lo hace muy difícil.

Ana Harff: El desnudo vino como una propuesta de mi primera serie fotográfica, en la que sentí el impulso de retratar el cuerpo desnudo de la mujer de una manera que no solamente fuera la que estamos acostumbradas a ver en la moda, en la pornografía machista o en la fotografía de desnudo mainstream, que objetiviza nuestros cuerpos. Quería encontrar un desnudo más rutinero, más natural, más cómodo. No sabía en dónde me estaba metiendo. Mi fotografía se hizo mucho más política después de que empecé a transitar la fotografía del desnudo. Me facilitó reflexiones sobre mí misma. Eventualmente, se terminó convirtiendo en mi sello principal y lo que más amo hacer es encontrar nuevas maneras de ver el desnudo, por fuera de lo erotizado y sexualizado.

¿Instagram las ha censurado?

Sol Etchegaray: Me censuraron más de 10 fotos, entre publicaciones e historias. Es más: instagram ha llegado a borrarme toda una cuenta por sus políticas patriarcales y tuve que abrir otra. La mayoría de las veces fue porque había un pezón “femenino”. Aunque estuvieran censurados. Me decían que no cumplo con sus “normas comunitarias”. Creo que las decisiones que toman desde la red social son para seguir alimentando las políticas de este sistema capitalista y patriarcal. No se censuran las fotos que reproducen a la mujer como objeto de deseo. Tampoco elimina las fotos con pezones “masculinos”. Censuran el trabajo de artistas que muestran cuerpos no sexualizados.

Ana Harff: Ya perdí la cuenta de cuántas fotos me han eliminado. La censura ocurre con el trabajo de desnudos. Es una lucha en la que siento que estamos golpeándonos la cabeza contra la pared. Tengo ejemplos absurdos. Creo que lo más chocante fue cuando subí una foto de una chica que tenía el torso quemado, por ende no tenía senos. Instagram la eliminó diciendo que era contenido pornográfico. También he subido fotos de la panza, en las que se veía un poquito del pelo de la vulva apareciendo debajo del encuadre. Una panza y un ombligo, con un poquito de pelo. Yo hago una breve búsqueda en perfiles con contenido erótico y encuentro varias situaciones en las que ves vulvas al aire y sin censura. Tengo print y evidencias con contenido comparativo. Además, yo he denunciado muchas publicaciones, por ejemplo de pedofilia, pero nunca cayó ninguna. Siempre me dicen que el contenido no infringe las normas.

Por otra parte, hay miles y miles de trabajadores que vienen de países con una precarización laboral enorme, como India o Latinoamérica, que hacen el trabajo sucio de las redes de ver miles y miles de contenidos horrible todos los días (tortura, pedofilia, suicido, terrorismo) y dentro de eso, están los desnudos. A veces me parece ridículo que sienta que mi problema es importante en comparativa de toda la mierda que los moderadores humanos tienen que ver. Son personas que trabajan con estrés postraumático, deciden de forma muy arbitraria.

¿Por qué los pezones masculinos no se censuran?

Sol Etchegaray: Los pezones de los varones son pezones libres porque no están sexualizados. Es decir que pueden aparecer en fotos con tranquilidad. En cambio, los pezones de las mujeres son sexualizados entonces va en contra de sus normas sobre el desnudo. Lo irónico es que permiten cuentas porno donde hay fotos de mujeres mostrando todo menos el pezón. Así que insisto en que simplemente censuran lo que no alimenta el consumo del cuerpo de la mujer.

¿Cuál es la salida?

Ana Harff: Yo siento que la salida (esto tal vez sea ingenuo) es seguir haciendo ruido, seguir chocando de frente, intentar cambiar el sistema dentro del mismo Las redes sociales son hechas por seres humanos y los seres humanos cambian de mirada. Desde lo técnico, creo que tenemos que seguir generando contenido desde la diversidad de los cuerpos. Porque si la mayor parte de nuestra existencia de la red social va a ser moderada por una máquina que está en constante proceso de aprendizaje y saca sus criterios de un banco de datos, la salida es seguir generando material para que, al final del día, el algoritmo pueda identificar otros cuerpos y tener un mejor criterio. La mayor parte del cuerpo de datos está formado por cuerpos hegemónicos y por eso hay especial falta de criterio sobre cuerpos gordos, que son eliminados con más frecuencia.

Ana Harff: Somos una cultura muy visual y las redes sociales están ahí para probarlo. Si yo, como una mujer gorda, no me veo, siento como que mi cuerpo no merece estar. La potencia de la fotografía se encuentra en poder visibilizar. La propuesta de Ser Gorda es cuestionar: ¿Por qué ese rechazo tan naturalizado al cuerpo gordo? El visibilizar es poner valor a un cuerpo que, en teoría, no tenía que estar pero que es necesario que esté. Siento que la hegemonía ya no tiene lugar. La norma debería ser lo diverso.

Sol Etchegaray: En mi opinión, la salida puede ser generar otras redes u espacios donde se pueda compartir el trabajo de lxs artistas libremente.

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