Esta es la carta número 4 de una serie de cartas que la investigadora Aleida Hernández escribió a su hijo para dejar una enseñanza para su futuro, para que construya una vida libre de violencia. Las cartas son parte del libro Cerca de la empatía, lejos de la violencia
Texto: Aleida Hernández Cervantes
Ilustración: Jana G
Alguna amiga te dirá que le preocupa un examen difícil que está por realizar. Escúchala. Algún amigo te contará que tuvo una discusión con su papá. Escúchalo. Una prima te contará que su mascota enfermó. Escúchala. Es posible que no tengas respuesta para todo, no hace falta. A veces las personas solo necesitamos que nos escuchen. Por eso aprender a escuchar es tan importante.
Te quiero contar una anécdota. Hace muchos años tuve un amigo, Danielo. Solíamos tomarnos un café y caminar por el parque. En algún tiempo su conversación era agradable, pero algo no me empezó a gustar: hablaba demasiado y escuchaba muy poco. Me sentía ausente en su presencia. Me empecé a aburrir mucho con mi amigo, hablaba y hablaba hasta de cosas que yo no preguntaba. Parecía mi maestro. Pero yo no era su alumna, era su amiga y también tenía historias qué contarle. En cuanto yo empezaba a hablar, él volteaba hacia otra parte o me interrumpía para empezar a hablar él, de nuevo. Llegó un día que dejé de ir a tomar café con él. Yo quería un amigo con quién compartir historias, quería escucharlo pero que él también me escuchara a mí. Yo no quería un maestro, ya tenía los míos en la escuela. Me cansé de escucharlo tanto y de que él me escuchara tan poco, así que me fui alejando.
Hijo, ojalá que eso no te pase con ninguna amiga o compañera de la escuela. Que no te pase con tu familia, con tus compañeros del trabajo cuando crezcas. La escucha es una habilidad importante que es necesario desarrollar. Una buena escucha requiere que tengas abierto el corazón y el entendimiento. Mezcla una dosis de paciencia, inteligencia, sensibilidad y el resultado será una buena escucha. Haz como la niña Momo de la novela de Michel Ende del mismo nombre, que empezaste a leer hace varios días. Me contaste que la habilidad de Momo era escuchar, que todos en el pueblo la buscaban para contarles sus problemas, sus aventuras o sus sueños. Aprendamos de Momo y nuestros amigos se multiplicarán.
No me cabe duda que este mundo necesita escuchar. Escuchar pausadamente lo que cada uno de nosotros tenemos por decir. Así que hay que esperar nuestro turno para hablar. Piensa lo que vas a decir, escucha lo que los demás necesitan decir, tocará tu turno y luego vendrá el diálogo. ¡El intercambio entre tu y tus amigas será riquísimo! Te vas acordar mucho de mí cuando suceda la magia de una sabrosa conversación. ¡Lo vas a disfrutar!
Aleida Hernández Cervantes es feminista, académica y profesora de la UNAM. Estas cartas se publican con la autorización de la editorial Bonilla Artiga Editores y de la autora. El libro se puede adquirir en las librerías El Sótano, Gandhi y Bonilla editores.
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