Cartas de la empatía: del amor y la ternura

16 agosto, 2023

Esta es la carta número 10 de una serie de cartas que la investigadora Aleida Hernández escribió a su hijo para dejar una enseñanza para su futuro, para que construya una vida libre de violencia. Las cartas son parte del libro Cerca de la empatía, lejos de la violencia

Texto: Aleida Hernández Cervantes

Ilustración: Jana G

Del amor y la ternura

El día que Rayita se apareció en la barda de la casa, pequeñito, con hambre, con frío, debilitado, corriste a buscarle comida. Le acercaste un pequeño plato con leche, agua y pedacitos de atún. Al día siguiente lloraste al ver que no volvía, pensaste que tal vez el gatito la estaba pasando mal en algún lugar. Lo imaginabas desprotegido. Y llorabas.

La ternura y la compasión por el animalito generó en tí, empatía. La empatía te movió a protegerlo. La protección que le proporcionaste ese día, mejoró su vida aunque sea por un instante. Ese es un circulo virtuoso que es necesario alimentar constantemente, para que la vida de tod@s sea mejor. 

En muchos momentos de la Humanidad, han habido guerras y violencias de todo tipo, cuando eso ha sucedido, no nos hemos convertido en mejores personas. Al contrario. Se nos ha endurecido el corazón. Se nos ha vuelto de piedra. Y los corazones de piedra, simplemente no laten. No sienten nada. Ni por sí mismos, ni por los demás. El reto, hijo, es que nuestro corazón vuelva a latir con fuerza.

En muchas ocasiones, escucharás decir que el motor que mueve al mundo es el dinero, otras veces escucharás que es la competencia entre unos y otros; también vas a escuchar que el motor es la guerra. Yo te digo, hermoso hijo, que no te dejes engañar. El motor que debe seguir moviendo al mundo, es el amor. No se trata de una frase trillada, se trata de una verdad comprobada. Si nos movemos por el amor y la ternura, la razón tendrá razones contundentes para actuar: lo hará buscando la máxima felicidad de las personas. Pero nunca una felicidad a costa del infortunio de los otros. Porque los otros siempre somos, de muchas maneras, cada uno de nosotros

Cuando sientas que alguien te ha ofendido, cuando sientas que estás muy enojado por alguna circunstancia de la vida, cuando sientas alguna frustración ante hechos que no puedes entender, pon tu mano en el corazón, dale calor, reconfórtalo y no le permitas convertirse en piedra. Primero, invoca a la ternura para que venga a tí, y después, repártela cual dulces, a quienes la necesiten. La respuesta serán muchas sonrisas en los rostros, ya lo verás.

No lo olvides, hijo: este mundo, para que sea más habitable, necesita muchas dosis de empatía. Y los caminos hacia ella, son al menos dos, el amor y la ternura

Posdata

Las cartas que te he escrito, tienen dos fuentes de inspiración. Una de ellas es mi infinito amor por tí, porque deseo que tu camino esté lleno de puentes de diálogo, que te bañes sin miedo, en los mares de la ternura; que compartas las mieles de la empatía y junto a las otras personas, ayudes a edificar un planeta al que nos dé orgullo pertenecer y al que todos debemos cuidar. La segunda gran fuente de inspiración, es ponerte a salvo del ejercicio de la violencia. Te ofrezco mis palabras como herramientas amorosas para no sucumbir nunca a ella. Te ofrezco otro lenguaje, otra forma de danzar en el espacio, te ofrezco ser libre del ejercicio de la violencia, de no estar atado a ella nunca.

Debo decirte también, que todas estas palabras provienen de una filosofía. Como sabes, la filosofía se dedica a tratar de comprender a los seres humanos y al mundo. Nos habla de la existencia, de la belleza, del lenguaje, del conocimiento, de la verdad, de la moral. En la filosofía, las preguntas son básicas pero muy profundas, por ejemplo ¿Qué somos? ¿Hacia dónde vamos? Son algunas de esas potentes preguntas que por miles de años nos hemos tratado de responder.

Yo me he inspirado en una filosofía, la filosofía feminista. El pensamiento feminista, en un sentido muy básico, busca la igualdad entre mujeres y hombres; busca que unos no estén por encima de otras. Busca que nos cuidemos unas a otros, que nos escuchemos otras a unos. En suma, que nuestras relaciones se construyan desde el cuidado. Yo te cuido, tu me cuidas, nosotras nos cuidamos.

Es una pedagogía que tenemos que emprender todos los días hijo, la Pedogagía de la empatía.

Te ama mucho,

Tu mamá.

Aleida Hernández Cervantes es feminista, académica y profesora de la UNAM. Estas cartas se publican con la autorización de la editorial Bonilla Artiga Editores y de la autora. El libro se puede adquirir en las librerías El Sótano, Gandhi y Bonilla editores.

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