El Chaco Paraguayo es un tesoro acechado. Amplias tierras pobladas en algunas partes por comunidades indígenas, en otras por empresas del agronegocio, donde la deforestación avanza como la violencia, a pasos agigantados, y las paz se negocia con promesas. La última: eucaliptus. Árboles que ofrecen unos pesos pero consumen mucha agua en un lugar donde no abunda. Un estado ausente, una fundación, líderes indígenas y asesinatos: en esta crónica, voces que se alzan para que no se seque el monte y se empiece a sembrar justicia
Árboles que secan la tierra y los pueblos
