La teoría de la trata de personas surgió de inmediato en el caso de la adolescente desaparecida en el paradero de Indios Verdes porque las víctimas del delito suelen ser en su mayoría mujeres y niñas. Aún cuando podamos desconocer las cifras exactas, la realidad se impone. Desconocerla o descalificarla como “rumores” no la cambiará.
Por: Celia Guerrero
A más de un mes de la llamarada mediática provocada por la desaparición de la adolescente en el paradero de Indios Verdes, en la Ciudad de México, y su posterior localización, en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México, aún podemos rescatar algunas discusiones que el caso detonó.
Cuando la Fiscalía capitalina dio a conocer a la opinión pública fragmentos de su investigación y concluyó —sin más— que la adolescente se ausentó de manera “voluntaria” y no fue víctima de ningún delito, quedaron en el aire dos versiones por las que el caso escaló a escándalo: la de los policías mexiquenses que localizaron a la adolescente en condiciones que indicaban que sí fue víctima; así como la surgida de las imágenes del sistema de videovigilancia de la Ciudad de México, en las que se aprecia cómo la adolescente se va del paradero con un hombre, por las que la familia especuló había sido raptada.
Con todo y las conclusiones de la Fiscalía —el carpetazo, tal y como se esperaba—, el caso continúa con vacíos informativos graves y pasó a ser uno emblemático sobre la cobertura que damos en los medios a este tipo de noticas.
Además, así como en su momento el caso detonó una discusión pública sobre la desaparición de niñas, niños y adolescentes en México, y específicamente en la zona conurbada, no pasa desapercibido el ángulo que se inclinó a una posible red de trata de personas operando en el paradero. ¿Por qué inmediatamente se vitalizó el caso surgió esta teoría? ¿Y por qué la autoridad se apresuró a descalificar como “rumores” las denuncias de la criminalidad en la zona?
La trata de personas es un delito que desde su definición considera varios factores: captación, transporte, traslado, acogida o recepción de personas, bajo amenazas, uso de la fuerza o coacción, rapto, fraude, engaño, abuso de poder, situación de vulnerabilidad, con pagos o beneficios para consentimiento de una persona con autoridad sobre otra, con el fin de explotación, como el trabajo forzado o la explotación sexual. En México está tipificado en el código penal desde 2007 y tenemos una Ley General para prevenir, sancionar, erradicar los delitos en materia de trata y proteger a las víctimas.
Pero el asunto resulta más complejo que solo tener los instrumentos legales. Las formas de captación, de sometimiento y las condiciones de vulnerabilidad de las víctimas pueden ser bastante complejas, por lo que realizar una lectura feminista de la trata de personas es una prioridad para su comprensión.
Recientemente, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito presentó su informe anual sobre trata de personas. En la región norte de América —en la que incluyen a México— el 61 por ciento de las víctimas de trata son mujeres y el 21 por ciento, niñas. Mientras que la forma de explotación más detectada es la sexual: 71 por ciento.
En 2019 la Comisión de Derechos Humanos realizó un Diagnóstico sobre la Trata de Personas en México con información de procuradurías y fiscalías, identificaron más de 5 mil víctimas; el 85 por ciento eran mujeres y niñas. Así el organismo planteó la necesidad de mirar el origen social, económico y cultural del delito.
Según datos de la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas (FEVIMTRA) de febrero de 2008 a julio de 2020 acumulan 990 indagatorias por trata de personas. Ciudad de México, Puebla, Chiapas y Tlaxcala son los estados que acumulan mayor incidencia.
A nivel nacional el Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública presenta sus propias cifras que hablan de un incremento del número de víctimas del delito de trata desde 2020 y de un aumento del promedio diario de víctimas registradas: de dos, en 2021, a tres, en 2022. En total, de diciembre 2018 a diciembre de 2022, reportan 3 mil 84 víctimas de trata.
Sin embargo, la organización Causa en Común considera que pueden existir anomalías en los registros del delito porque algunos estados registran la trata de personas junto al delito “corrupción de menores”. Por medio de estas subcategorías y conceptos cada vez más ambiguos, explican, se diluye el impacto político de los delitos.
La teoría de la trata de personas surgió de inmediato en el caso de la adolescente desaparecida en el paradero de Indios Verdes porque las víctimas del delito suelen ser en su mayoría mujeres y niñas. Aún cuando podamos desconocer las cifras exactas, la realidad se impone. Desconocerla o descalificarla como “rumores” no la cambiará.
Periodista
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