15 diciembre, 2020
Fue un tema que algunos reclamaron desde noviembre, cuando Joe Biden ganó la elección presidencial de Estados Unidos: felicitar al candidato triunfador. No lo hizo López Obrador. Su decisión de no hacerlo en aquel momento desató varias tormentas políticas que ahora una carta diplomática obliga a amainar.
Texto: Alberto Nájar
Foto: Presidencia
Demoró casi seis semanas, en las que la controversia y críticas fueron permanentes. Pero este martes, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció públicamente el paso que, desde el 3 de noviembre, muchos reclamaron.
A través de una carta felicitó al ya presidente electo de Estados Unidos, Joseph Biden.
La misiva se entregó la noche del lunes, después que el Colegio Electoral de ese país validó el triunfo que obtuvo en las elecciones del pasado 3 de noviembre.
La carta, además, se entregó personalmente al equipo del excandidato del Partido Demócrata, después que pronunció su primer mensaje como el sucesor de Donald Trump.
El presidente López Obrador es uno de los últimos presidentes de un país aliado a Estados Unidos que felicita a Biden. Lo hizo inclusive después que Vladimir Putin, de Rusia.
La carta ratifica la posición inicial del gobierno mexicano, es decir, una relación binacional basada en la Doctrina Estrada.
Es la política exterior que aplicó México durante la mayor parte del siglo XX, y que básicamente coloca el principio de libre autodeterminación de los pueblos y la no injerencia en asuntos internos de otros países.
La Doctrina Estrada se estableció en 1930, y posteriormente se incorporó a la Constitución mexicana.
Desde el inicio de su gobierno López Obrador se propuso retomar la estrategia, abandonada desde 1994. Se nota en la carta a Biden.
“Tenemos la certeza de que con usted en la presidencia de Estados Unidos será posible seguir aplicando los principios básicos de política exterior establecidos en nuestra Constitución; en especial, el de no intervención y autodeterminación de los pueblos”, escribió AMLO.
La decisión de posponer la felicitación a Biden desató varias tormentas en redes sociales de internet, y no pocas críticas en medios tradicionales.
Uno de los argumentos fue que dañaría la relación de México con el próximo gobierno del demócrata.
Algunos inclusive aventuraron una especie de apoyo a la controvertida posición de Trump, quien desde antes de la elección aseguró que las votaciones serían fraudulentas.
López Obrador respondió que no podía intervenir en un asunto de política interna de Estados Unidos, ni tampoco tomar partido en un proceso no concluido.
Recordó, además, que México está obligado a sostener relaciones con el gobierno de Estados Unidos, todavía encabezado por Donald Trump, y no con un candidato ganador.
Había, además, elementos de pragmatismo diplomático. Durante cuatro años el magnate asumió un errático comportamiento con los aliados de su país, especialmente con el vecino al sur de su frontera.
Un paso en falso del gobierno mexicano podría resultar más costoso que demorar las felicitaciones a Biden.
En todo caso se trató de una tormenta política. Legalmente el proceso electoral en Estados Unidos terminó hasta el 14 de diciembre, con la votación en el Consejo Electoral.
Hasta el momento Trump se ha negado a reconocer su derrota, e insiste en que hubo un fraude mayúsculo en las votaciones de noviembre.
Es prácticamente lo único que puede hacer, porque en términos legales ya no hay salidas para el magnate quien paulatinamente se queda solo.
Un ejemplo ocurrió ayer mismo, cuando el Fiscal General William Barr renunció al cargo.
Analistas estadounidenses advirtieron que la dimisión fue para evitar que se le obligara a emprender acciones judiciales contra el voto del Consejo Electoral.
El objetivo sería impedir que Biden asuma al poder el 20 de enero. Barr, señalaron, no quiso aceptar esa responsabilidad, que implicaría un golpe histórico al sistema político estadounidense.
Una tormenta donde el navío tripulado por Donald Trump se acerca al naufrafgio.
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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