A un año de la campaña #YoPrefieroelLago —y de la consulta por el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México—, ¿cómo puede ser tan efectiva que hasta el presidente dice que se va a restaurar el Lago de Texcoco? Aquí algunas claves para entender la comunicación de una campaña desde los pueblos
Sentados a la mesa después de comer, en una casa en Atenco, integrantes de la familia Del Valle y un grupo de jóvenes activistas caen en cuenta que la consulta que anunció el —entonces— presidente electo puede ser la última oportunidad para impedir la destrucción de los territorios de los pueblos de la orilla del Lago de Texcoco, con un proyecto de aeropuerto que tiene casi 20 años en la mira de los gobiernos y empresarios.
El aeropuerto ya estaba en construcción. Desde el aire se apreciaba el tache de cemento sobre la parte más baja del lago. En los videos del gobierno del Peña salían animaciones de un edificio híper moderno, de lujo, con gran infraestructura y trenes. Pero nunca apareció en dónde estaba situado, sólo sus fantasías de progreso y grandeza. Puros espejismos.
Integrantes de los pueblos de Atenco, Acuexcomac, Nexquipayac y Tocuila no habían bajado la guardia, pero la construcción del NAICM avanzaba cada día más, lo notaban en la destrucción de los territorios de municipios a su alrededor, esas poblaciones, poco a poco, se fueron conformando en una Plataforma en contra del aeropuerto. Pero la protesta estaba paralizada.
Ese era el panorama, con un gobierno corrupto saliente y, en la puerta, el primer presidente —decían— de izquierda en México. Él puso el tema sobre la mesa, fueron meses clave para la discusión mediática sobre el NAICM.
#YoPrefieroelLago tuvo muchos aciertos dentro de una coyuntura política específica. El principal y más notorio es que la comunicación dejó de centrarse en negar un aeropuerto, para poner sobre la mesa lo que realmente está en juego: el último vaso del Lago de Texcoco.
El mensaje dejó de ser “Tierra Sí, Aviones No” o “No al Aeropuerto de Muerte”, consignas utilizadas durante 18 años por el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra. Con la campaña, los patos, los ajolotes, el agua, los habitantes de la orilla estaban en el centro del discurso.
Más allá de responder a una “consulta” sí o no, dinámica del nuevo presidente, se abocaron a apuntar narrativamente a lo que prefieren y defienden los pueblos afectados, el territorio que no estaba en el imaginario, ni en la consulta.
El equipo nombrado Hackear el Aeropuerto (integrado por activistas, académicos e integrantes del FPDT) logró dirigir la discusión al impacto medioambiental del proyecto, asunto que no había sido cuestionado al discurso de desarrollo económico y comercial —su progreso—, además de la sobresaturación del Aeropuerto Benito Juárez.
“No se esperaba que una conversación se volviera sobre agua, patos, comida, la forma en que eso apeló a todo tipo de personas, de otros espacios y otros colectivos tuvo que ver con que fue un cambio de discurso muy radical porque hablas de su agua, de sus temblores, en su ciudad”, asegura una participante de la campaña Yo Prefiero el Lago y el equipo Hackear el Aeropuerto.
Este equipo logró hacer cohesión social a través de revertir los símbolos, y con ello el referente en el campo imaginativo. Una X sobre el lago, cerca del tache el nombre de Peña, presidente saliente —con pésima popularidad desde que inició el #YoSoy132. Del otro lado, la naturaleza, el ecosistema lacustre que remite a la grandeza de un lago donde se asentó el Pueblo Azteca.
Con un símbolo tan fuerte como el Lago de Texcoco, se podían dirigir a los pueblos, afectados o no, pero también los jóvenes, personas urbanas, abuelas, por igual. El referente resonó en quienes tienen los medios para producir y reproducir el discurso. El mensaje se replicó al igual en marchas que en redes sociodigitales.
Esos símbolos ya estaban ahí. Por ejemplo, el de los campesinos con machete, criminalizados por quienes buscaban —y todavía aun— imponer esta mega construcción que además conllevaba urbanización voraz de lo que queda del campo fértil. “Los macheteros”, “los que se oponen al progreso”, ya estaban en el campo imaginario: “no hay mala publicidad, los enemigos del progreso estaban presentes en la conversación sobre el aeropuerto, sin que se volvieran más relevantes y más presentes, son importantes como figuras antagónicas de la conversación”, dice la participante, son décadas de reconocer la lucha del FTDP.
Todo el corazón de estas personas campesinas fue trasladado a una carta naciente de sus propias experiencias, la cual conllevó técnicas de prácticas narrativas para ser el tronco del sentir de la campaña.
Para otros pueblos que defienden el territorio, esta campaña y el resultado de la consulta significó saber que ganar es posible, en un momento en el que ganar ni siquiera era una opción.
Ahora la televisora más famosa de México pasa la construcción del NAICM “inundada”, “abandonada”, llena de agua y aves. Ese símbolo de Lago es ahora un actor determinante.
PD.- Los empresarios que avalan el NAICM —aún— siguen empecinados en en el proyecto, no sólo han interpuesto amparos contra Santa Lucía argumentando por los derechos de los pueblos originarios —como nunca lo han hecho— a través de un grupo llamado “No más derroches” en entrevista con la BBC aseguró su abogado, Gerardo Carrasco, que “ese terreno (SL) no tiene la capacidad de solucionar el problema de capacidad que tiene el actual aeropuerto, en todo caso se debe continuar con un proyecto, no ese, sino en la zona de Texcoco a través de contratación de empresas honestas. Además, el Décimo Tribunal Colegiado decidió por unanimidad suspender la intención de destruir lo que queda de las obras —¿conservar esas obras?—, en donde la “4T” quiere hacer un Parque Ecológico y un parque fotovoltáico. Los pueblos de la orilla del Lago tienen su propuesta.
Documental sobre la campaña:
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