17 julio, 2022
En su nuevo libro Transfeminismos y políticas postmortem, la filósofa Sayak Valencia propone politizar el duelo en colectivo ante las violencias imparables que se viven en México. También invita a descubrir la potencia de los transfeminismos y la necesidad de construir estrategias fuera del transexcluyentismo
Texto: María Ruiz
Fotos: María Ruiz e Isaac Esquivel / Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO.- Paola Buenrostro fue asesinada una noche de septiembre del 2016. Su transfeminicida fue liberado a pesar de que las testigas, sus compañeras trabajadoras sexuales, lo denunciaron y atraparon. Cuando éste fue liberado, ellas no se quedaron de brazos cruzados, tomaron avenida Insurgentes, a la altura de Puente de Alvarado, donde fue asesinada Paola, y cerraron la vialidad con su féretro, con su duelo.
A unos kilómetros, mientras comía, Sayak Valencia vio la protesta en la tele. En ese momento nació la semilla de su nuevo libro: “Transfeminismos y políticas postmortem”.
“Era una manifestación de cuerpo presente diciendo: ‘yo no quise morir esta muerte’. Su comunidad había decidido llevarla ahí porque no se había ejercido justicia. Rompieron con la lógica del duelo desde los transfeminismos”, compartió la filósofa en una de las presentaciones de su nuevo libro en la Ciudad de México.
Transfeminismos y política postmortem es un libro para sentir, para resignificar los dolores de vivir en un país donde las violencias articulan duelos cada semana. Donde la desaparición, los feminicidios y transfeminicidos nos mantienen en lutos constantes e incompletos por la ausencia de justicia.
Valencia propone en su libro encontrar defensa dentro de estos procesos, una autodefensa emocional para no sólo convertirnos en víctimas y sufrientes.
“¿Se puede ser feliz mientras se vive el duelo?”, se pregunta Cristina Rivera Garza en el libro El invencible verano de Liliana, el cual escribió en memoria de su hermana Liliana, víctima de feminicidio en el año 1990. Esta es una de las frases que Sayak rescata y con la cual entreteje su concepto de política postmortem:
¿Se puede ser feliz mientras se vive el duelo? Porque claro si una está en duelo no puede ser feliz, esa es la lectura de occidente. La política postmortem es que a pesar de toda la tragedia se sigue saliendo a la calle y esto es lo que hacemos cuando hacemos duelo en México, bailamos el duelo, salimos a trabajar en duelo… La política postmortem no es solo cómo pensamos, es más bien registrar lo que ya hacemos, nosotros hacemos esas cosas”, dice Sayak.
Ella mira en los procesos de búsqueda de justicia de distintos grupos esta politización del duelo. No sólo en la lucha de Kenya Cuevas por su amiga Paola, lo ve en la caravana de madres buscadoras de migrantes centroamericanos, en las familias de los 43…. en cómo estas personas crean comunidad en torno a eso, politizan el afecto, crean política desde ahí, mientras las instituciones no cumplen con sus deberes en torno a la impartición de justicia, ellos buscan formas de restitución y agrupamiento. También explica que la política transmortem es la politización del cuerpo asesinado o desaparecido.
Ese es el sentido del libro, explica Sayak: “balbucear en conjunto; que nos deje de doler tanto y dignificar lo que ya hacen las madres buscadoras, las personas migrantes, las personas a quienes les están dando la espalda las instituciones”.
Pero también busca salir de la “indefensión aprendida”.
Podemos defendernos de muchas maneras y construir comunidad. Podemos pensarnos en comunidades sobrevivientes de sus muertos y comunidades de afectos, afecto como aquello rabioso,como la digna rabia de las y los zapatistas”, explica.
Conversamos después de la segunda de sus presentaciones, afuera de un bar cerca de Salto del Agua. La filósofa habla del proceso detrás del libro:
“Este libro es como un ensayo pequeño a partir de algo más grande. A partir de una serie de reflexiones pensando toda la violencia, la injusticia social, pero sobre todo pensar qué hacemos con el duelo. Fue un proceso largo, como de cinco años, después de Capitalismo Gore se quedaron muchas preguntas en mi cabeza. ¿Qué haces, frente al dolor de los demás? También pensar en lo que me pasaba a mi, mis procesos de duelo».
El ensayo, que es parte de este libro, lo escribió en 2016 y se publicó una versión en 2017. No es idéntico, dice, porque “la mayor parte de ese ensayo está en línea y fue un poquito antes de que empezara la polarización del feminismo y de las feministas transexcluyentes y las feministas no transexcluyentes. Entonces, era como dar una respuesta a eso, sin eso no vamos a sobrevivir. Es un movimiento que suma, no que resta».
— Sobre los duelos, ¿cómo generar estos duelos colectivos?
— Yo creo que hay que utilizar los espacios disponibles, las instituciones no nos dan mucho margen para hacer duelo pero la fiesta, los espacios de reflexión, de seguridad, incluso eso, bailar el duelo, hay canciones con las que puedes bailar el duelo. Llorar en comunidad, cocinar y llorar, algo que me parece un duelo colectivo muy hermoso es el Recetario para la Memoria de Zahara Gómez: recetas de cocina de los platillos que les gustan a las personas desaparecidas. Eso es una forma de politizar el duelo y de hacerlo colectivo, llevarlo a las ferias gastronómicas, a lugares insospechados, donde se registre que no solamente estamos nosotros sino todos los que nos faltan.
— En el ensayo Necropolítica, Políticas Post-Mortem/Trans-mortem y Transfeminismos en las Economías Sexuales publicado escribes: “A las mujeres trans y de género diverso, no sólo se les mata como mujeres, con una saña sexual desbordante, sino que se les mata también socialmente por desobedecer el mandato biologicista de resignarse a vivir en un cuerpo cuyo género ha sido asignado médicamente y con el cual no se identifican, se les borra del mapa conceptual de lo posible y de lo enunciable. En lo que va del año el Observatorio de Personas Trans Asesinadas ha reportado 325 casos de homicidios de personas trans y género-diversas.” (Proyecto Transrespeto versus Transfobia en el Mundo 2017” ¿A qué crees que se deba la invisibilidad de los transfeminicidios?
— Tenemos un sistema machista y patriarcal que está institucionalizado. El sistema de la masculinidad necropolítica que es aquella que ejerce violencia sobre los cuerpos que considera más vulnerables, sean femeninos, masculinos, migrantes, niños, niñes, personas trans, lo que está en lo minoritario, tiene autorización estatal para actuar. No hay justicia. Pero sobre todo, la gente trans y la gente en tránsito, y aquí me refiero a las personas trans pero también a las personas migrantes, representan una amenaza para la seguridad mental de mucha gente que está muy anclada en el binarismo y sus certezas. No es sólo que el Estado no ejerza ningún tipo de justicia para estos cuerpos, sino que socialmente se les asesina desde el hecho de que están mostrando que una puede transitar por otras partes, puede ser dueña de su propio cuerpo y el cuerpo parece que le tiene que pertenecer al Estado o no es posible. Las personas no generan empatía porque de alguna manera hay cierto rechazo a que te marquen que estás obedeciendo, a mostrar que no eres el protagonista de tu vida y las personas trans todo el rato lo que están diciendo es que son protagonistas de sus vidas y que están transitando hacía la vida que quieren vivir. Esa desobediencia se cobra socialmente muy cara.
— ¿Qué te llevas de los conversatorios en los que presentaste tu libro y de la gente que estuvo?
— Sobre todo me llevo el interés por el trabajo y la conversación. Hicieron preguntas muy interesantes pero sobre todo me llevo la atención sobre un tema que nos convoca a todes y que además me hace pensar que no estamos tan desagregados y no estamos tan rotos. Que tenemos una comunidad que desde los afectos quiere transformar este país y la comunidad sigue creciendo. Estoy muy esperanzada siempre de que vamos a transformarlo. Va a tomar tiempo pero lo seguimos haciendo.
Glosario:
Transfeminismo: Feminismos trans.
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