Este domingo Tamaulipas habrá de elegir gobernador en una jornada en la que varios analistas y defensores de derechos humanos prevén la intervención de grupos armados. Por décadas, en la entidad el maridaje entre políticos, funcionarios y criminales ha sido difícil de separar. Los dos antecesores de Javier García Cabeza de Vaca, son el ejemplo más evidente de ello. Tanto Tomás Yarrington como Eugenio Hernández permanecen en prisión, justo por ello.
Texto: Alejandro Ruiz
Foto: Saúl López/Cuartoscuro y Moisés Pablo/Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO. – La lista de ex gobernadores en Tamaulipas que han estado vinculados al narcotráfico u otros delitos es larga. En aquel estado, donde el cartel del golfo nació, entretejido con gobiernos municipales y estatales, da cuenta de ello.
De larga tradición priísta, Tamaulipas ha visto desfilar en sus palacios de gobierno a políticos, empresarios y delincuentes por igual. Por abreviar la lista, bastaría con recordar, por lo menos, a las administraciones que han cursado de 1999 a la fecha con Tomás Yarrington (1999-2004) y Eugenio Hernández Flores (2005 – 2011) a la cabeza.
Ambos políticos, al acabar sus periodos gubernamentales, fueron investigados por autoridades norteamericanas por delitos asociados al tráfico de drogas, lavado de dinero, extorsión, fraude bancario, entre otros.
La historia, lamentablemente, no parece ser propia del priísmo; pues en 2016, cuando la sociedad tamaulipeca opta por darle una oportunidad al Partido Acción Nacional (PAN), la violencia en el estado no se fue; al contrario, acusan activistas de esa entidad, la estructura de gobierno sigue siendo criminal.
Ante esto, este 5 de junio la gente de Tamaulipas tiene otra oportunidad de pasar factura a los errores de sus gobernantes. Sin embargo, esto no será sencillo, pues las corroídas instituciones que operan en ese estado están controladas por un político que, al parecer, no está dispuesto a abandonar su coto de poder. Hablamos de Francisco Javier Cabeza de Vaca.
Siempre hay algo. Un audio, un video, un testimonio… algo. Siempre hay algo.
En el caso de Cabeza de Vaca, lo que existe es una fotografía.
Era 1986, en el departamento policial de McAllen, Texas. Ahí, un joven sostiene una ficha de detención. Ese muchacho, con un semblante sereno, años más tarde sería gobernador de Tamaulipas. Es Francisco Javier García Cabeza de Vaca.
El político panista comienza su carrera con ambiciones pequeñas. Afiliado al Partido Acción Nacional (PAN), ocupó varios cargos dentro de la estructura local. Intentó, en 1988, ser presidente municipal de su tierra natal, Reynosa. Perdió.
Años más tarde, en el 2000, cuando el mito de la alternancia llegó al país, se convertiría en diputado local. Siempre con el PAN.
En esos mismos años, probando su militancia partidista, fue coordinador de una organización que apoyaba al nuevo presidente de la república: Vicente Fox Quezada. “Amigos de Fox”, era el nombre del grupo que Cabeza de Vaca dirigía en Tamaulipas.
Mientras tanto, en el mundo criminal, el nuevo gobierno de Fox da un golpe importante a uno de los cárteles que opera en el país. Hablamos del Cartel del Golfo, que desde mediados del siglo XX operaba el tráfico de sustancias ilícitas hacia los Estados Unidos. Lo hacían desde su trinchera: Matamoros, Tamaulipas. En 2003, el gobierno foxista detuvo al que, en ese entonces, era su líder: Osiel Cárdenas Guillén.
Esto, años después, provocaría una ruptura interna en el Cartel que, paulatinamente, llevaría a una escisión que daría luz a una organización de corte parmilitar, también interesada en el tráfico de drogas: los Zetas.
Años más tarde, cuando Felipe Calderón arribó a la presidencia (también bajo las siglas del PAN), la llamada “guerra contra el narcotráfico” daría pistas de los motivos detrás de estos operativos focalizados, lejanos a un combate real al “crimen organizado”. Su intención, como lo demuestra la detención de los principales operadores de esta guerra calderonista, está vinculada a operar los intereses de otro grupo criminal que se disputa la región: el Cartel de Sinaloa.
Mientras esto acontecía, Cabeza de Vaca había escalado posiciones en su partido. En 2005 se convertiría, ahora sí, en presidente municipal de Reynosa. Después, en 2008, volvería a ser diputado local. En 2012 se haría senador de la república.
Durante ese cargo, un “favor”, como acusan analistas, lo convertiría en gobernador en 2016. Cabeza de Vaca fue de los principales promotores de la Reforma Energética del gobierno de Enrique Peña Nieto. Años más tarde, el panista sería acusado de recibir sobornos para aprobar la iniciativa del entonces presidente de la república.
Pero antes de ese escándalo, en 2016, Cabeza de Vaca llegó a la gubernatura de su estado; tal vez por el hartazgo de las y los tamaulipecos que habían resentido los estragos de un conflicto abierto bajo el pretexto de la guerra contra el narco que pasó bajo la mirada (y complicidad) de sus antecesores priístas. Tal vez, porque en el bajo mundo de la política partidista, era el premio que le tocaba por su labor en el senado.
Desde la mirada de Susana Prieto Terrazas, abogada laboralista y ahora diputada federal por Morena, la supuesta alternancia, sin embargo, no cambió nada.
“¿Por qué cambiar del PRI al PAN? Porque la gente estaba acorralada con el PRI. Era un narcoestado desde el PRI; no podemos decir que Tamaulipas era un narcoestado a partir de que lo agarra Cabeza de Vaca. Lo que sí, es que con Cabeza de Vaca a lo mejor podemos decir que es un narcoestado más sanguinario que los anteriores”.
Susana Prieto Terrazas
Desde 2006, el escenario criminal de Tamaulipas ha ido transformándose, la violencia, sin embargo, solo se ha recrudecido. Surgieron nuevos grupos. Nuevas siglas que, con la permanencia de las viejas, han entablado una disputa en ese estado que, a su paso, ha dejado una estela de tragedias y masacres.
Actualmente, de acuerdo con información de analistas en la región, en Tamaulipas operan tres grupos criminales: el Cartel del Golfo, Los Zetas; y una escisión de estos últimos que se sitúa en el municipio de Nuevo Laredo: el Cartel del Noroeste.
De acuerdo con la opinión del activista por los derechos humanos en Nuevo Laredo, el abogado Raymundo Ramos, Francisco Javier García Cabeza de Vaca opera con ellos.
“Cabeza de Vaca llega apadrinado por el Cartel del Golfo, y en algún momento intenta venderle la plaza al Cartel de Jalisco Nueva Generación”, afirma Raymundo Ramos.
Para el activista, es difícil separar a los grupos criminales de los intereses políticos y empresariales en el territorio. En un aparato que durante décadas ha estado operando entre la legalidad y la ilegalidad, como el gobierno de Tamaulipas, es imposible leer el tablero sin tomar esto en cuenta.
No obstante, la imagen que Cabeza de Vaca ha construido hacia afuera de Tamaulipas es otra. En el exterior, en el congreso federal, en los Estados Unidos, el gobernador mantiene una ciudad segura, tranquila y abierta para la inversión.
Esto, de acuerdo a Susana Prieto y Raymundo Ramos, es una mentira.
“Lo que pasa”, explica Prieto Terrazas, “es que ha acosado y reprimido a toda la disidencia política, o periodistas que lo cuestionen”.
“Esto es lo cabrón para nosotros como ciudadanos y ciudadanas, porque enfrentarte a un político; decir las verdades de un político; criticar a un político; señalar o acotar la forma en que ha funcionado el gobierno o las funciones específicas que tiene tal o cual político se va acotando porque no sabes en qué momento vas a ser asesinado como consecuencia de”, explica la abogada.
Prieto Terrazas sabe de lo que habla. En 2020 ella fue detenida después de asesorar a trabajadores de las maquilas tamaulipecas. Después fue puesta en libertad a partir de una serie de protestas e impugnaciones motivada en la reforma laboral que acarreó el T-MEC. Posteriormente se convirtió en diputada externa por Morena, su argumento “eso me protegía de otras detenciones”.
Ella agrega que, su detención es reflejo del control político que ejerce el gobierno de Cabeza de Vaca sobre las disidencias “o cualquiera que lo cuestione”.
“La fiscalía que siempre ha sido un brazo derecho de Francisco Javier García Cabeza de Vaca; lo sacó a colación, no solo por mi asunto, sino porque sacó, en plena jornada electoral, en plena campaña electoral, 20 órdenes de aprehensión en contra de enemigos políticos, o de gente que había estado dentro de su sexenio sirviéndole como líderes sindicales que luego dieron la voltereta hacia otro partido político. Específicamente hacia Morena, o a favor de Morena. También les giró órdenes de aprehensión con delitos fabricados”, añade.
Por su parte, Raymundo Ramos concuerda con Terrazas. Él, al documentar violaciones a los derechos humanos de policías locales, militares y marinos en contra de la población, también ha sido perseguido y criminalizado.
“Cabeza de Vaca opera todas las estructuras de gobierno para desarticular a su oposición o cualquiera que saque a la luz las violaciones que pasan en su administración. A eso nos enfrentamos: a un control total”, dice.
Raymundo Ramos
Pero ¿por qué es tan importante ese estado para los grupos criminales y el gobernador? La respuesta reza, tal vez, en los intereses económicos que por ahí transitan.
Tamaulipas es un estado rico en recursos y rutas comerciales. Tiene puertos internacionales, yacimientos petroleros, reservas naturales. Su control es estratégico, no solo para empresarios o políticos nacionales, sino también para los grupos petroleros asentados en Texas, Estados Unidos, y para las organizaciones criminales.
Cabeza de Vaca lo sabe. No es un secreto que, aunque se mira lejano al gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador, su cercanía y relaciones la ha entablado con políticos y empresarios norteamericanos.
Sus nexos con los petroleros texanos pesan sobre las acusaciones que derivan tras aprobar la Reforma Energética. Su diplomacia, que ha querido vender a su gobierno como uno de los más seguros hacia los Estados Unidos, le han valido que, por ejemplo, en febrero de 2022 el alcalde de McAllen, Javier Villalobos, le diera las llaves de esa ciudad.
Para Raymundo Ramos, estos hechos no son casualidad. Son parte de una estrategia del actual gobernador para proteger y “levantar” su imagen e intereses personales y de partido.
“García Cabeza de Vaca se ha querido vender como progresista ante los Estados Unidos, le interesan las relaciones que pueda tener allá. Obviamente los empresarios de Estados Unidos, particularmente los petroleros de Texas, le apuestan mucho a invertir en Tamaulipas en exploración de gas y petróleo. Cabeza de Vaca es un aliado de ellos, que a su vez tiene nexos muy importantes con la cúpula panista, esto le ha ayudado en su persona y su presentación, pero también en su protección ante cargos judiciales”.
No obstante, esta imagen arropada por el gobierno norteamericano, puede venirse abajo. Raymundo Ramos lo dice claro:
“Es una carta intercambiable ante los conflictos diplomáticos que pueda tener el gobierno federal con el de los Estados Unidos; así como lo fue García Luna, quien también presentaba una imagen similar con ellos, Cabeza de Vaca puede ser intercambiable”.
Pese a esto, Cabeza de Vaca no quiere perder la continuidad de sus negocios e intereses. Sabe que, terminando su gobierno, una orden de aprehensión viene sobre él. Una acusación que pasa factura de la forma en que operó durante su cargo como senador, y que fue promovida por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) del gobierno federal.
Lo que separa a Cabeza de Vaca de una detención es una resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El motivo por el que todavía no se gira una orden de aprehensión, explicó el ex titular de la UIF, Santiago Nieto, es porque “con independencia del sentido que tengan los proyectos, creo que la Suprema Corte debería ser prudente respecto a no resolver a unos días de la jornada electoral, sea en el sentido que sea”.
Es decir, se está esperando a que pase el 5 de junio, día en que Tamaulipas celebrará una complicada jornada electoral, que, posiblemente, esté marcada por la violencia.
Raymundo lo sabe:
“Nosotros lo hemos advertido públicamente, esta jornada será violenta; pues aunque no se han visto actos de violencia contra candidatos o políticos, los intereses de Cabeza de Vaca no son menores; por eso hemos pedido al gobierno federal a que envíe a la Guardia Nacional para vigilar el proceso”.
Cabeza de Vaca quiere asegurar la continuidad de sus intereses y proyectos; por eso, a la contienda electoral, sube a uno de sus principales hombres en el aparato: el Truko Verástegui, ex ecretario de gobierno estatal. Sobre él, también pesan acusaciones de represión y violencia contra disidencia.
Terrazas recuerda una de ellas, la cual conoció durante su tránsito en el penal de Matamaoros:
“Adentro conozco mucha gente que es presa política de él. Pareciera que el término preso político solo a la gente que atacamos a la clase política nos lo impusieran…pero hay tantísimo preso político. Por ejemplo, conocí varios campesinos de Soto la Marina que fueron acusados de delitos que no cometieron, se enfrentaron al Truco Verástegui, que en ese entonces era presidente municipal de ahí”.
Asimismo, puntualiza, el político panista (que contiende a la gubernatura por la coalición entre el PAN-PRI-PRD) también estuvo implicado en la quema de terrenos en la reserva ecológica del cielo.
Pero ¿podrá el panismo asegurar la continuidad de su administración? ¿A qué se enfrenta?
“El hartazgo de la gente va a hacer que la gente vote por Morena”, dice, sin reparos, Raymundo Ramos.
Esto ¿cambiará algo? Es una moneda al aire.
La contienda parece definirse entre dos grandes bloques de partidos: la alianza PRI-PAN-PRD, con el Truco Verástegui a la cabeza; y la alianza Morena-Verde-PT, con Américo Villarreal al frente.
Del Truco, se sabe a dónde va. De Villarreal, en cambio, es ambivalente.
Lo seguro, coinciden ambos activistas, es que “Morena va a ganar estas elecciones por el hartazgo”.
Villarreal tiene un historial ambiguo. Su padre fue gobernador del estado en 1987, por el PRI.
Américo hijo, por su parte, ha sido senador por Morena desde el 2018. Antes, había militado en el PRI. Inclusive, ha ocupado, desde 1983, cargos en la Secretaría de Salud. Durante la administración de Eugenio Hernández Flores ocupó el cargo de Subsecretario de Calidad de Atención Médica Hospitalaria.
En su gabinete y simpatizantes, compuesto por integrantes de los otros partidos debido a la alianza, se encuentra gente que antes había apoyado a Cabeza de Vaca.
Un ejemplo, dice Terrazas, es Alberto Lara, viejo dirigente cetemista en el estado, quien hace unos días se dejó ver con Américo en un acto de campaña.
“Esto no fue bien recibido por la militancia, pues aunque lo menosprecien, un sector importante del voto en Tamaulipas es la clase trabajadora, y no perdona ni olvida”, añade.
Pese a esto, para Raymundo Ramos, la lectura sobre Américo es distinta. Para él, el político originario de Ciudad Victoria, “sí es diferente”.
Un factor clave, precisa el abogado tamaulipeco, es que Américo parece no estar vinculado a ningún grupo del crimen organizado.
“Esa neutralidad, bajo el contexto en el que estamos, puede ser favorable”, dice.
No obstante, durante las campañas electorales, políticos de la alianza contraria le han acusado a favorecer los intereses del Cartel de Sinaloa. Las acusaciones no se han comprobado, pero tampoco las ha desmentido el candidato morenista.
“Lo que sí sabemos”, concluye Raymundo Ramos, y en esto coincide con Susana Prieto, “es que es necesario sacar al PAN del estado. Apostarle a otro partido, para respirar”.
Este próximo 5 de junio se celebrarán las elecciones, y los tamaulipecos saldrán a cobrar factura a sus gobernantes. Sin embargo, no hay claridad en si este proceso pueda saldar la deuda histórica que se tiene con ellos.
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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