Roberta Metsola se mantendrá en la presidencia del Parlamento Europeo. La política conservadora ha sido criticada por abstenerse en la votación que buscaba tipificar la violencia contra la mujer. Eso y su posición antiaborto contrastan con su abierto apoyo a las agendas LGBTI+
Texto: Iván Cadin @ivankdin
Foto: Parlamento Europeo
Actualización: 18 de enero de 2022
PARÍS.- La eurodiputada maltesa conservadora Roberta Metsola, fue elegida este martes presidenta del Parlamento Europeo, tras el fallecimiento del socialdemócrata David-Maria Sassoli, el pasado 11 de enero.
Metsola era la primera vicepresidenta del mismo organismo y había ascendido al puesto como interina, dado que el reglamento interno de la Eurocámara indica que quien ocupe la primera vicepresidencia deberá ejercer como presidente interino hasta la nueva elección.
Este martes en Estrasburgo, Francia, sede de la Eurocámara, los eurodiputados la eligieron como sucesora del italiano, y se convirtió en la 33 presidente del Parlamento. Le tocará dirigir la segunda mitad de la actual legislatura hasta julio de 2024.
Independientemente de la muerte de Sassoli, fallecido a causa de una «complicación derivada de un disfuncionamiento del sistema inmune», el proceso de cambio en la presidencia del Europarlamento ya había comenzado desde hace unas semanas. Desde entonces, Metsola ya era considerada como favorita para ser el relevo.
Semanas antes de la muerte del político italiano, ciertas voces de su grupo europarlamentario, la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D), promovían la idea de que Sassoli se presentara nuevamente como candidato, al expresar que no era posible que los órganos importantes de la Unión Europea terminaran en manos de liberales y conservadores, refiriéndose a la Comisión Europea, en manos de Ursula von der Leyen; al Banco Central Europeo, en manos de Christine Lagarde, y al Consejo Europeo, en manos de Charles Michel. Ellas y él, provenientes de los grupos de la derecha liberal europea.
La centroizquierda, hasta la muerte de Sassoli, tenía presencia en el Parlamento. Ahora, su mayor representante es el español Josep Borrell, al frente de la diplomacia del club comunitario. Como es la naturaleza propia de toda asamblea política, el cambio de la presidencia marca un reacomodo de fuerzas al interior del europarlamento, donde se moverán piezas, figuras, agendas y puestos, rehaciendo equilibrios de poder que deberán marcar las próximas negociaciones.
A pesar de la insistencia a relanzarse, Sassoli finalmente no presentó su candidatura. “He decidido no volver a postularme para la presidencia del Parlamento Europeo. El frente proeuropeo correría el riesgo de dividirse e iría en contra de mi historia, nuestras creencias, nuestras batallas. No puedo permitirlo”, escribió en redes sociales pocos días antes de que se agravara su salud, el 14 de diciembre.
Sassoli llegó a la presidencia del parlamento en julio de 2019, con los votos de su grupo y de los dos principales bloques de centroderecha liberal del Parlamento, el Partido Popular Europeo (PPE) y Renovar Europa (RE). Tradicional e históricamente, socialdemócratas y centroderecha se reparten los cargos en la UE, en una especie de acuerdo no firmado pero tácito entre las dos principales fuerzas políticas. Entre ese acuerdo estaría no repetir en la presidencia.
Tras el fallecimiento de Sassoli y con la sucesión del parlamento en puerta, su grupo político (S&D) no presentó candidatura. Misma decisión de los liberales (RE). Mientras que el 17 de enero es la fecha límite para inscribir fórmulas, hasta el momento se han presentado cuatro candidaturas: la española Sira Rego, por parte del grupo Izquierda Unitaria Europea-Izquierda Verde Nórdica (GUE-NGL), el ala de izquierdas del Parlamento; la sueca Alice Bah Kuhnke, por parte de los Verdes-Alianza Libre Europea (Verdes-ALE), centro izquierda; el polaco Kosma Zlotowski, por parte del grupo Conservadores y Reformistas Europeos (CRE), ultraderecha; y finalmente la maltesa Roberta Metsola, a nombre del Partido Popular Europeo (PPE), centroderecha.
La centroizquierda, al no pelear la presidencia directamente, buscará tener presencia en el buró directivo del Parlamento, buscando la secretaría general vía el socialdemócrata alemán Markus Winkler, actual secretario general adjunto y ex jefe de gabinete de Martin Schulz, ex presidente de la Eurocámara.
A Metsola, en la actual circunstancia, la amplia base de su grupo, que cuenta con 187 escaños y que lo convierte en la primera fuerza política, le da cierta holgura. Con votos extra, que es muy probable obtendrá de RE, de la ultraderecha de Identidad y Democracia (ID) e incluso de la propia S&D, se prevé que logrará la mayoría necesaria. Para alcanzar la presidencia, un candidato debe obtener mayoría absoluta de los votos válidos emitidos; es decir, al menos la mitad más uno. El parlamento cuenta con 705 eurodiputados.
De ser confirmada en el puesto, Metsola se convertiría formalmente en la tercera mujer presidenta de la Eurocámara (tras Simone Veil, 1979-1982, y Nicole Fontaine, 1999-2002). De conseguirlo, sería también la primera vez que dos mujeres presidieran dos de las más altas instituciones europeas. Actualmente, la alemana Ursula von der Leyen se desempeña como presidenta de la Comisión.
Sin embargo, en política todo puede pasar.
De profesión abogada y nacida en 1979, Metsola es eurodiputada desde 2013; lleva dos legislaturas. Política conservadora, es una defensora de la familia tradicional y está abiertamente en contra de la legalización del aborto; lo que demuestra cada vez que le toca votar en ese sentido, ya sea en la eurocámara o en su país natal. Fue fuertemente criticada por el ala de izquierdas al abstenerse en la votación que buscaba tipificar como delito europeo la violencia contra la mujer (un proyecto que seguirá su curso en el parlamento este 2022). Estas visiones sumamente conservadoras contrastan con su abierto apoyo a las agendas LGBTI.
Metsola forma parte de la comisión de libertades civiles, justicia y asuntos internos, de la comisión especial sobre el crimen organizado, corrupción y blanqueo de capitales y es también parte de la delegación para las relaciones con Albania, Bosnia-Herzegovina, Serbia, Montenegro y Kosovo. Uno de los puntos de la agenda del parlamento es la ampliación de la Unión Europea hacia el este del continente.
El Parlamento Europeo es una de las entidades que conforman la estructura de la UE junto al Consejo, la Comisión, el Banco Central europeos, entre otros organismos. Su composición política está aglutinada en ocho grupos. A saber: Partido Popular Europeo (PPE), centro derecha; Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D), centro izquierda; Renovar Europa (RE), derecha liberal; Los Verdes-Alianza Libre Europea (Verdes-ALE), centro izquierda; Identidad y Democracia (ID), ultraderecha; Conservadores y Reformistas Europeos (CRE), ultraderecha; Izquierda Unitaria Europea-Izquierda Verde Nórdica (GUE-NGL), izquierda; y los No inscritos o independientes.
Con 705 diputados (constaba de 751 hasta antes de la salida del Reino Unido vía el brexit), el Parlamento es quien, junto al Consejo, aprueba o rechaza las normas que la Comisión europea propone. Sus diputados se eligen directamente por los ciudadanos de los 27 países representados en la UE: Alemania, Francia, Italia, España, Polonia, Rumania, Países Bajos, Bélgica, República Checa, Grecia, Hungría, Portugal, Suecia, Austria, Bulgaria, Finlandia, Dinamarca, Eslovaquia, Croacia, Irlanda, Lituania, Letonia, Eslovenia, Chipre, Estonia, Luxemburgo y Malta.
Para el año que comienza, la agenda del Parlamento tiene contemplado trabajar en normas que ayuden a reforzar la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y a controlar la escasez de medicinas y dispositivos médicos, tras las fuertes carencias en salud pública que la pandemia de Covid-19 ha evidenciado en muchos países de la zona.
Igualmente, pretenden legislar sobre servicios y mercados digitales, inteligencia artificial, neutralidad climática (como parte del paquete de medidas de la comisión “Objetivo 55”). Trabajan, también, en la llamada Conferencia sobre el Futuro de Europa, una serie de foros convocada por la propia UE para “escuchar a sus ciudadanos” en torno al futuro de la región. En ese mismo tono, este 2022 se celebra el Año Europeo de la Juventud.
Al asumir la presidencia en verano de 2019, David Sassoli tuvo como agenda principal el desempleo juvenil, una política migratoria solidaria y la protección social… hasta que llegó la pandemia de Covid-19, que, como en todo el mundo, obligó a modificar prioridades y rutas sobre la marcha.
Dadas las restricciones sanitarias durante la primera ola de la pandemia, la sede del Parlamento en Estrasburgo tuvo que interrumpir sus sesiones de manera física. Sin embargo, Sassoli mantuvo el proceso legislativo en curso. A su cargo estuvo adaptar el sistema de debate y votaciones legislativas vía Internet para 705 diputados ubicados en 27 países con sus respectivas 27 situaciones sanitarias.
Sassoli, como presidente europarlamentario, puso en marcha el Fondo de Recuperación post-pandemia así como la implementación del pasaporte Covid, un documento imprescindible para moverse en la región hoy en día.
Mientras el Parlamento estuvo cerrado para los eurodiputados durante la etapa de confinamiento, Sassoli decidió en esas mismas fechas abrir su cocina para que pudiera comer gente que debía salir a trabajar a exteriores (la inmensa mayoría inmigrantes), personas sin hogar y personal sanitario. Durante semanas se distribuyeron cerca de mil comidas al día. Igualmente, la flota de vehículos del Parlamento recibió la indicación de ayudar en labores de transporte de personal sanitario. «La distribución de comida para los sin techo y el personal sanitario es un buen ejemplo de ética pública», dijo en su momento Sassoli.
Para unos un socialista católico, para otros un demócratacristiano con ética, Sassoli tenía buena relación con los sectores parlamentarios vinculados a una izquierda más definida que la que usualmente enarbola su propio grupo político, quienes lo consideraban un político progresista capaz de construir consensos.
En octubre pasado, por ejemplo, tras los dichos del primer ministro esloveno, Janesz Jansa, en el sentido de que los eurodiputados de La Izquierda (donde confluyen gente de Unidas Podemos, Francia Insumisa, Die Linke) estaban relacionados con “el terrorismo antifa”, Sassoli lo paró, llamándolo a “cesar las provocaciones”. Igualmente, el 25 de abril de 2020, al conmemorarse el 75 aniversario de la caída del fascismo en su país natal, Italia, reivindicó: “Ahora y siempre, resistencia”. Acciones y palabras con peso en una Europa donde las ultraderechas gozan de cabal salud.
Sassoli, periodista de formación, arrastraba problemas de salud desde hace años, situación que se complicó en los últimos meses. Se había sometido diez años antes a un trasplante de médula ósea a causa de un mieloma, un tumor del plasma celular. Tras haber superado esta afección, en octubre pasado contrajo neumonía, lo que lo obligó a retirarse de toda actividad. Para evitar que su situación fuera mal utilizada por los propagadores de fake news en las redes sociales, él mismo grabó un video en el que explicaba que su dolencia no estaba relacionada con el Covid-19 (no obstante, la infodemia y el movimiento antivacuna europeo ha intentado relacionar su muerte con las vacunas).
Tras dos meses de recuperación en Aviano, Italia, volvió a su trabajo político hasta que el 26 de diciembre una recaída lo obligó a entrar al hospital oncológico de la misma ciudad. Pocos días después, el 11 de enero de 2022, Sassoli murió a la edad de 65 años.
Sassoli nació en Florencia en el año 1956 y se graduó en Ciencias Políticas, aunque los inicios de su vida profesional los hizo en el periodismo, laborando en medios, agencias de noticias y cubriendo diversos sucesos de la región como la caída del Muro de Berlín. A inicios de la década de los noventa del siglo pasado fue titular de espacios noticiosos en la Rai, la compañía de radiodifusión pública de Italia. Esto hizo que su figura se hiciera popular en ese país.
Fundador del Partido Democrático italiano en 2007, entró al Parlamento europeo representando a este signo político en 2009. En 2012 intentó postularse, sin éxito, a la alcaldía de Roma, la capital italiana.
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