21 octubre, 2021
Grupos criminales se apoderaron de una comunidad indígena para convertirla en «el cementerio de El Ray”. La Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas ha encontrado ocho restos de personas, sepultados de manera clandestina en una mina. Las búsquedas continúan
Texto y fotos: Estrella Pedroza
MORELOS.- La comunidad de Mixtlalcingo, situada en el municipio de Yecapixtla, resguarda lo que hasta ahora parece ser una de las fosas clandestinas más grandes de Morelos, así lo revelan los primeros ocho hallazgos secuenciales en ese sitio, en la segunda semana de trabajo de la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas (BNBPD).
Desde el 9 de octubre arribaron a Morelos representantes de 160 colectivos de 26 estados de la república y por 10 días han trabajado en búsqueda en vida y campo. Pero es en esta segunda semana es cuando mayores resultados se han obtenido.
La comisión de búsqueda en campo -integrada por tanto por familias que buscan a sus desaparecidos como por autoridades- ingresó el pasado lunes a Mixtlalcingo en un predio que forma parte de una antigua mina de arena, que colinda con el municipio de Cuautla, la comunidad indígena de Huexca -que pertenece también a Yecapixtla- y al municipio de Ocuituco.
Previamente la BNBPD recibió información de que en esa zona encontrarían un considerable número de cuerpos.
En el camino de ingreso se puede observar casas lujosas y ostentosas pintadas de colores llamativos.
“Empezamos a caminar el lugar y encontramos material de construcción de distintos tipos, arena de diferentes colores, cuerdas, ropa de hombre y mujer, zapatos… Varios elementos que dejan ver que algo pasaba ahí”, recuerda una integrante de la brigada.
Tras cuatro horas de búsqueda, Reinita -como es conocida entre los colectivos y quien busca a su hijo Javier Hernández Barrera, desaparecido en Veracruz- ubicó la primera fosa donde estaban enterrados un fémur y una tibia.
Dicen sus compañeras de búsqueda que “ella (Reinita) busca con el corazón y el alma” por eso sin herramientas sofisticadas, en esta ocasión, encontró a una de las más de 92 mil personas desaparecidas en México.
Reina, de 73 años de edad y originaria de Veracruz, ha participado en varias brigadas sobre todo en las realizadas en esa entidad, donde aparentemente un grupo de policías encapuchados se llevó a su hijo.
“Cada que salgo a búsqueda, lo primero es encomendarme a Dios y le pido que me dé fuerza, que me llene de sabiduría para encontrar a mi hijo y si no por lo menos a algún otro hijo al que su madre le llora”, asegura con una voz tenue y cierta melancolía.
Con su fortaleza y la fuerza que -asegura- Dios le envía, esa mañana salió y se incorporó al equipo que iría a campo a pesar de que tiene un dolor en la cadera. Con la pala y una varilla en la mano inició el rastreo y de pronto tuvo una especie de corazonada.
«Metí la varilla, la saqué y que viene con un poco de cal, y que la huelo y sí olía… de un lado venía sin cal y dije sí es, aquí hay… vas a ver cómo aquí hay uno. Ya buscamos y luego, luego encontramos unos huesitos».
Entonces la emoción la invadió, entre llanto y la histeria agradeció a Dios:
“Ay, señor, gracias. Gracias, señor, que me da la oportunidad de encontrar a esta criatura, hasta el alma”, narra al recordar ese momento. Hace una pausa y dice: “a mí qué más me gustaría que fuera mi hijo, verdad”.
-¿No cree que pueda encontrarlo con vida?
-Ya pasó mucho tiempo… cuando hay algún hallazgo positivo una no puede evitar pensar que es su hijo.
Reinita ha buscado ya una década, el próximo 20 de noviembre cumple 10 años sin saber nada del menor de sus hijos. El día que Javier desapareció, ella estaba en Tamaulipas y en cuanto se enteró se regresó a Veracruz. Desde entonces empezó la travesía de buscar; hasta convertirse en buscadora de su hijo y de todos los que están desaparecidos.
“A estas alturas no sé ni qué pensar… yo quiero encontrarlo como sea y si es vivo pues qué bueno, qué no daría por encontrarlo vivo (…) a mí se me está terminado el tiempo para irme…”
Este hallazgo se convirtió en su tercera localización, las dos primeras las logró en la brigada de búsqueda que se realizó en Chilpancingo, Guerrero.
“Cuando encuentro algún resto, me da mucho gusto saber que está por regresar a casa con los suyos para descansar en paz y estar con Dios”.
A Reinita no le importa que le digan que está loca por participar en estas búsquedas: «Yo soy madre y seguiré buscando hasta encontrar a todos o a la mayoría y hasta que Dios se acuerde de mí, hasta cuando yo pueda voy a seguir».
Desde Mixtlalcingo pidió a las autoridades de la Fiscalía de Morelos que “hagan bien su trabajo para que estos cuerpos (encontrados en las fosas) regresen con sus familias y puedan descansar en paz”.
Ese mismo lunes, hubo otros dos hallazgos positivos, como lo llaman las buscadoras.
Entre cada fosa hay un metro aproximadamente de distancia, ahí estaban enterrados dos fémures, dos tibias y tres metatarsianos -huesos de pie-. “Son restos humanos”, determinaron antropólogos que acompañan la BNBPD.
La jornada cerró con un mal sabor de boca debido a que personal de la Fiscalía General Estatal (FGE) abandonó el lugar sin garantizar el debido resguardo de la zona y dejó en total vulnerabilidad a las y los integrantes de la Brigada. La FGE es la encargada de girar un oficio a la Comisión de Seguridad para que resguarde sin ese trámite ningún policía puede quedarse en la zona.
Tras varias llamadas y quejas ante las autoridades estatales, el personal de la fiscalía regresó para remediar lo que hizo mal.
Al siguiente día, la BNBPD regresó a la zona para verificar que la FGE estuviera realizando correctamente su trabajo, dada la advertencia que en ese predio habría más personas sepultadas y con conocimiento de que la FGE solo exhuma en los puntos marcados sin buscar más.
Las familias determinaron continuar con los trabajos.
Tras varias horas de rastreo y prospección una cuarta fosa fue localizada (fémur, peroné y parte de una mano), y con este hallazgo se comprobó la secuencia de fosas y poco a poco se confirmaba la información proporcionada a la BNBPD.
Wendy Guadalupe Ruiz Ramírez, titular de la Comisión Estatal de Búsqueda de Morelos, sostuvo que de acuerdo con las condiciones del lugar y a la información que se tiene “es un lugar propicio donde está operando la delincuencia para el ocultamiento de cadáveres y puede haber muchos cuerpos más abajo pero es un trabajo que deben realizar los peritos”.
El miércoles pasado, las familias retomaron los trabajos en Yecapixtla con la certeza de que “hay muchos más”, repiten una y otra vez quienes han asistido a campo e incluso aseguran percibir una energía diferente.
Cerca del mediodía se dio el primer hallazgo, después uno tras otro hasta llegar a cuatro fosas en un solo día.
En cada uno de los procesos de localización, las familias ya sea de manera colectiva o individual elevan una oración para el descanso de las personas que fueron asesinadas y ocultadas.
“Las fosas encontradas hasta el momento están en secuencia en forma de un arco, frente a la mina, con una distancia aproximada de un metro de distancia…siete están en los extremos del terreno y una, la última, en el centro”, explicó, Montserrat Castillo, integrante de la coordinación de la BNBPD, al término de la jornada de trabajo.
Adelantó que la Brigada no dejará Mixtlalcingo“por el número de fosas se convierte en completo interés y se perfila a convertirse en una gran fosa, la más grande localizada hasta el momento”.
Indicó que los hallazgos en Mixtlalcingo causaron que la Brigada se replantee si extiende sus trabajos en Morelos.
Señaló que poco a poco han obligado a la FGE a cumplir con su trabajo y hacerlo bien “por eso es importante el trabajo interinstitucional que realiza la brigada y aquí lo estamos comprobando”.
La BNBPD, sin embargo, tiene un ritmo muy fuerte que no empata con la capacidad de respuesta de la FGE.
Este jueves, una comisión se quedó trabajando en Yecapixtla. A lo largo de la jornada marcaron un cuadrante y realizaron rastreos con varilla en mano, picos, palas y el apoyó de retroexcavadoras.
Al cierre de la jornada no hubo nuevos hallazgos.
La titular de la Comisión Estatal de Búsqueda de Morelos informó que logró recuperar tres cadáveres que corresponden a las tres primeras fosas; en estas se descarta la existencia de más cuerpos.
Mixtlalcingo es una comunidad indígena situada a 56 kilómetros de distancia de Cuernavaca y aquí la vida transcurría entre los cultivos y la tranquilidad.
Hace aproximadamente ocho años, sus habitantes enfrentaron un fenómeno poco común, la llegada de personas externas que empezaron a construir casas ostentosas en una zona donde aún no hay servicios básicos como agua y luz.
En menos de un año, narran algunas personas que prefieren resguardar su identidad, “las casas habían sido concluidas con acabados llamativos (terminados lujosos y pintadas colores radiantes).
Entonces la normalidad de la comunidad dio un giro de 180 grados y pronto se volvió parte de la cotidianeidad ver pasar camionetas de lujo que ingresaban a esas viviendas; también hombres armados y encapuchados que las resguardaban.
Los lugareños solo observaban y guardaban silencio por temor.
Para entonces ya se escuchaba que el líder de un grupo criminal eligió Mixtlalcingo como su centro de operaciones.
Se trataba de Raymundo Isidoro “N”, ubicado por las autoridades como “El Ray”, jefe de plaza del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), considerado -durante el sexenio de Graco Ramirez- como uno de los dos hombres más peligrosos con presencia en el oriente y el norte de Morelos.
Por eso, desde el 2014 era buscado por autoridades federales y estatales.
En mayo del 2019 fue detenido en Puebla y cinco meses después asesinado en medio de un motín en el Centro de Reinserción Social en Atlacholoaya.
En enero del año pasado la Fiscalía de la Región Oriente realizó una serie de cateos Mixtlalcingo, entre las viviendas intervenidas figuró una de las casas de “El Ray”, pintada de amarillo y naranja.
Los meses siguientes fueron localizadas al menos siete fosas al interior de viviendas previamente cateadas, las dos últimas en trabajo de colaboración con la Comisión de Búsqueda de Morelos.
Todo (cateos y hallazgos de fosas), a escasos 150 y 300 metros de donde la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas encontró ocho fosas en media semana. Las buscadoras ya empiezan a llamar la zona como «El cementerio del Ray».
Para los vecinos resulta “impactante y lamentable” los ochos hallazgos realizados hasta el momento por las familias pero no les sorprende, ya que “ahí como en otros puntos de Mixtlalcingo han ocurrido y siguen ocurriendo muchas cosas de las que es mejor ni mencionar”.
En esta comunidad indigena, ni la presencia de la Guardia Nacional, elementos de la Policía Morelos y de la Fiscalía inhibieron la presencia de vigilantes “llamados halcones”, que observan cada paso de la VI Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas.
Reportera freelance e integrante de la organización Reporter@s Morelos por la profesionalización y dignificación del periodismo.
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