En esta comunidad, sin médico en el pueblo y obligados a trabajar para comer, covid-19 se difumina entre los pobladores. Este es un retrato de cómo la pobreza aumenta el riesgo de muerte en regiones desfavorecidas en México
Texto y fotos: José Ignacio De Alba
OAXACA.- La comunidad de José López Portillo está localizada en un punto profundo de la selva los Chimalapas, entre los estados de Oaxaca y Chiapas, dos de las regiones más pobres del país. Para llegar a este sitio se requiere transitar 5 horas desde Juchitán, por caminos de terracería. Uno de los médicos que viaja en una brigada de la Secretaría de Salud advierte que al lugar que vamos “es el paraíso”.
La realidad es que nadie de los que vamos en la camioneta hubiéramos ido a este lugar si no fuera porque algunos pobladores de José López Portillo advirtieron a medios de comunicación y a organizaciones no gubernamentales que todo el pueblo estaba enfermo. Los habitantes informaron que hasta los niños estaban postrados en las camas, los adultos tenían sintomatologías tan diversas que nadie atinaba siquiera a saber si las afecciones se debían al dengue o a covid-19.
José López Portillo se encuentra en el municipio oaxaqueño de San Miguel Chimalapas, una localidad en la que 40 por ciento de la población vive en condiciones de pobreza extrema, según datos de la Secretaría de Desarrollo Social. La población del lugar es de casi 7 mil personas, aunque los habitantes están repartidos en pequeños asentamientos, como el de José López Portillo donde habitan unas 150 personas, entre zoques, tzotziles y mestizos.
Después de la publicación de que la población del lugar estaba enferma, la Secretaría de Salud dispuso una brigada para visitar aquel sitio olvidado históricamente. Pie de Página acompañó a los cuatro médicos que viajaron durante cinco horas por caminos intrincados entre montañas, ríos y peñascos. En los Chimalapas no es raro el avistamiento de tapires, venados, serpientes, pumas y jaguares.
En temporadas de lluvias varias comunidades de esta región quedan incomunicadas por la crecida de ríos, los encharcamientos y deslaves. Viajar por esta selva enclavada entre montañas empequeñece al visitante, las nubes chocan con las montañas y cambian radicalmente el clima en cuestión de minutos. De un sol atormentador a los aluviones.
La humedad cálida del lugar incuba enfermedades tropicales, incluso el dengue se ha adaptado a las alturas de algunos asentamientos de los Chimalapas. Esta selva tiene varios conflictos territoriales, incluso mineras canadienses han tratado de instalarse en este lugar para explotar el oro de estas montañas, a pesar de que es una de las regiones con más diversidad natural del país.
El aislamiento en que viven los pobladores de José López Portillo también ha limitado el acceso a servicios básicos. Desde hace dos años la comunidad se quedó sin doctor, los pobladores tienen que viajar con sus propios medios un par de horas para llegar al municipio de Cintalapa en Chiapas, para poder ser atendidos. Pero en esta temporada los deslaves acabaron con el camino a esa localidad. La única opción que quedó disponible para los pobladores fue el municipio de San Antonio, Oaxaca. Pero recientemente la doctora del lugar enfermó de covid y dejó de atender.
Así que la comunidad de José López Portillo quedó a su suerte durante la pandemia. Cuando llegamos a este poblado, Gabino Velazco platica en entrevista: “nadie se enteró que estábamos enfermos”.
El hombre de 48 años es campesino, se dedica al cultivo de maíz y frijol. Reclama que en el lugar “la gente está olvidada”, que pocas veces vienen funcionarios o médicos a supervisar la situación en la que viven. Gabino Velazco dice con vergüenza que es pobre, que “a veces no hay qué comer”.
Velazco piensa que ya le dio covid, pero asegura que se curó tomando té de zorro, una receta muy socorrida en el lugar. El campesino relata que aún tiene malestar en los riñones y en el pulmón, que cuando se le agita la respiración por escalar el monte suele sentir un burbujeo que le nace en el pecho.
Alejandro Romero, también campesino, relata una historia parecida, incluso explica que un día cuando subió a supervisar la milpa quedó desmayado en el cerro. El hombre recobró la conciencia y pudo volver a su casa ya que era noche.
— ¿Por qué no te quedaste en tu casa si te sentías mal?
— Porque nos quedamos sin comer.
Romero explica que en su casa se aliviaron de la covid comiendo hielo. Que los cubos de helados les quitó el ardor que sentían en la garganta. Aunque todavía los cuatro miembros de su familia tienen tos.
Desde hace un par de semanas prácticamente toda la comunidad de José López Portillo estuvo enferma. Los habitantes vivieron días de miedo, ningún médico los visitó cuando se presentaron los malestares, ni siquiera alguien pudo confirmar, con prueba, que aquello era covid o algún otro padecimiento. También varios niños estuvieron enfermos, una cuestión que había sido atípica para los casos de covid-19.
Los brigadistas de la Secretaría de Salud atendieron a varios pobladores durante las cuatro horas que estuvieron en el pueblo. No realizaron pruebas, pero dieron un seguimiento de los casos por medio de entrevistas. Encontraron que 56 pobladores probablemente estuvieron contagiados con el coronavirus en días recientes.
¿Por qué hay niños con malestar?, se le pregunta a uno de los médicos que pide no ser identificado.
—Muchos de los niños que presentan dolor muscular y dolor en la espalda, es probable que sea por las labores del campo. Como cargar leña.
Argeo Pinacho conoce a una persona que falleció hace algunos meses, pero piensa que es por el tabaquismo que tenía. Pinacho relata que la covid llegó a la comunidad cuando algunas personas del propio gobierno acudieron a entregar árboles para el programa Sembrando Vida, al principio los pobladores pensaron que fueron los propios árboles los que tenían algún tipo de enfermedad que pasaron a los pobladores. “Hay una comunidad más adelante donde hay más enfermos, acá más adelante hay otra también, dicen que hay mucha gente enferma”. La comunidad de Jorge de la Vega tiene 500 habitantes.
—¿Qué es lo que más hace falta en esta comunidad?
—Lo que más nos hace falta es un médico y medicinas. Es lo que más urge, porque en casos como estos ¿a quién acudimos? Hay enfermera, pero no hay medicamentos, entonces, ¿para qué la visitamos? Tenemos que viajar a Cintalapa para conseguir medicamentos.
Oaxaca es uno de los estados con más rezagos en el plan de vacunación del gobierno federal. Fue durante las semanas en que había brote comunitario en José López Portillo cuando le tocó la vacunación a este municipio, pero debido a la sintomatología de los pobladores la vacunación quedó postergada. En unas semanas la gente de José López Portillo tendrá que viajar una hora, hasta la comunidad de Benito Juárez, para poder ser vacunados.
El jefe de la jurisdicción del Istmo , la región donde se encuentra José López Portillo, Ignacio Zárate Blas, explica en entrevista que la pandemia está activa en todos los poblados de la región.
—¿Cómo les ha ido con la tercera ola?
—Desde hace cuatro semanas tenemos un repunte muy importante en la región. Tenemos persistencia de casos en Salina Cruz, Tehuantepec, Juchitán de Zaragoza, Matías Romero, Ixtepec. Ahí tenemos una transmisión activa de covid.
—¿Qué sucede en lugares como José López Portillo?
—En toda la región nos hacen falta ocho médicos. El caso de López Portillo es un caso muy particular, en el lugar ya hay una plaza asignada, pero está en proceso de litigio. Mientras hay un proceso de litigio nosotros no podemos solventarla hasta que no haya un dictamen por parte del tribunal. Por eso no hemos podido cubrir esa unidad médica.
—¿La falta de medicamentos?
—Nosotros hemos tenido desde la parte federal esa transmisión, desde el Insabi se ha obstaculizado la distribución hacia los estados. Hay cierta lentitud en la distribución de medicamentos por parte del gobierno federal. Sin embargo en el gobierno estatal, tratamos de que no decaiga la distribución.
—¿Qué medicamentos les hacen falta?
—Tenemos un desabasto de 50 por ciento de las claves, obviamente lo que nos hace falta son los medicamentos que más se mueven, los analgésicos, antibióticos, que son los de mayor uso.
—¿Con la epidemia hay alguna estrategia especial para buscar médicos y abastecer de medicinas?
—La estrategia es clara, evitar la exposición, el confinamiento es una estrategia que ha marcado el gobierno federal. Las entidades federativas tenemos que adoptar el uso obligatorio de cubrebocas, otra estrategia evidente es la sana distancia, el lavado de manos.
La Secretaría de Salud federal asegura que hay tantos casos como en cualquier otro estado del país. Los doctores de la brigada explican que muchas de las dolencias de los habitantes no están relacionadas con la covid, pero los pobladores deberán esperar a que llegue un doctor a su comunidad para poder ser atendidos de manera cotidiana.
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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