La participación de la ciudadanía para intentar llegar al Congreso de manera independiente a los partidos políticos va en picada. Primero fueron 22, luego repuntaron a 40, ahora apenas son 3. Los motivos: requisitos exagerados y falta de voluntad política para garantizar el ejercicio de este derecho
Texto: Alejandro Ruiz
Foto: Galo Cañas / Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO.- De las 61 solicitudes a candidaturas independientes para diputaciones federales presentadas ante el Instituto Nacional Electoral en este proceso electoral, sólo tres aparecerán en las boletas. Eso es 92.5% menos respecto a las 40 candidaturas independientes avaladas por el INE para competir por una curul en 2018.
Ya desde el número de aspirantes iniciales los registros cayeron de 240 a 61.
En la siguiente etapa, de estas 61 solicitudes, solo 44 cumplieron los requisitos para acreditar su validez. Seis desistieron de participar y 33 no alcanzaron a reunir las firmas ciudadanas suficientes.
En 2015, en otras elecciones intermedias para renovar la Cámara de Diputados, contendieron 22 candidatos independientes. Pero en el actual proceso los aspirantes que llegaron a las boletas son sólo tres: Christopher Arturo Rodríguez Hernández para el distrito 9 de Guadalajara, Jalisco; Carlos Alejandro Bautista Tafolla para el distrito 9 en Uruapan, Michoacán; y Delfino Suárez Piedras para el distrito 1 en Apizaco, Tlaxcala.
En la numeralia de este proceso electoral, el INE registró 647 candidaturas independientes para todos los cargos en las 32 entidades del país; sin embargo, y pese a que la fecha de actualización de este documento es del 21 de mayo, el Instituto no precisa cuántos de ess candidatos siguen contendiendo. En el caso de las gubernaturas, por ejemplo, de los 27 registros presentados, sólo dos continúan activos, una en el estado de San Luis Potosí y la otra en Baja California Sur.
Actualmente no hay ningún legislador federal independiente. A pesar de que en el Congreso de la Unión hay cuatro diputados y un senador sin partido, éstos provienen de alianzas partidistas o militancias anteriores.
Pese a los esfuerzos de la sociedad civil por impulsar este tipo de figuras representativas, la tendencia a la baja en las candidaturas independientes resalta en el actual periodo electoral. En 2018, casi en todas las entidades se registraron candidaturas independientes, 26 en total. En el actual proceso, sin embargo, sólo se contabilizaron solicitudes de 17 estados, lo que representa una disminución del 34.7%.
Para la doctora en Ciencias Políticas Fernanda Vidal Correa, esta tendencia a la baja de las candidaturas independientes en el país puede explicarse por los altos niveles de abstención durante las elecciones de medio término. Pero también por los obstáculos que la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (Legipe) impone a quienes aspiran a una candidatura independiente.
De acuerdo con el Estudio muestral sobre la participación ciudadana en las elecciones federales de 2018, durante las elecciones para diputaciones federales y senadurías el abstencionismo en las votaciones fue del 36.8%. Ese porcentaje significó un cambio en la tendencia a la baja que venía teniendo el electorado mexicano desde el 2003.
“En las elecciones de medio término usualmente vota menos gente que en aquellas que coinciden con las federales», recuerda Vidal Correa. «Esta tendencia a la baja no necesariamente beneficia a las candidaturas independientes; particularmente en este tipo de elecciones muchos diputados y diputadas buscan reelegirse; entonces si de entrada la gente no va a votar, la que va es para ratificar a algún diputado o diputada.”
A partir de la reforma electoral del 2014, la reelección inmediata de diputados y diputadas federales es posible en México si se cumplen ciertos requerimientos, entre ellos la aprobación del Consejo General del INE.
Para el 22 de diciembre del 2020, el INE reportó que había recibido 434 solicitudes de reelección para diputadas y diputados federales; sin embargo, sólo 213 fueron avaladas.
“Esto claro que modifica la tendencia electoral”, señala la investigadora Fernanda Vidal Correa, “pues según estudios de elecciones pasadas, al menos que haya un evento que desestabilice el orden político, quienes ganan las elecciones son las y los candidatos que buscan la reelección.”
Otro de los factores que deshinibe la promoción de candidaturas independientes en este periodo electoral es el avasallante triunfo de Morena en las elecciones del 2018, pues Andrés Manuel López Obrador conquistó la Presidencia con más de 30 millones de votos.
“¿Cómo van a quedar ganas de competir si aunado a que 213 diputados buscan reelegirse te enfrentas al resultado arrasador de Morena en el 2018? Eso desalienta”, agrega.
Pese al nivel de abstención y el elevado número de aspirantes a la reelección, para Vidal Correa el principal factor que influye en la tendencia a la baja de las candidaturas independientes son las reglas para el registro y obtención de apoyos ciudadanos de las candidaturas independientes.
“El proceso que establece el INE para el registro de aspirantes a las candidaturas deja de fuera la realidad que se vive en México, y en los hechos nulifica o reduce a las candidaturas independientes”.
De acuerdo con el artículo 368 de la Legipe las y los ciudadanos que busquen ser candidatos independientes deben registrarse como aspirantes y cumplir una serie de procedimientos antes de que el Instituto avale la candidatura.
“Después de que el aspirante ha dado a conocer su intención de ser candidato al INE, el aspirante debe de constituir una Asociación Civil que, en términos de regímenes fiscales, tendrá el mismo trato que un partido político y será sujeta a fiscalización, explica Vidal Correa.
“El problema en esto”, continúa, “es que se contraviene el espíritu de la reforma constitucional que avala las candidaturas independientes. Aunque la ley establece que cualquier persona puede registrarse como candidato independiente, este ciudadano debe de lograr crear una persona moral de Asociación Civil constituida en el SAT para fiscalizar los gastos y financiamientos en la etapa de recolección de apoyos ciudadanos, y si es que llega a ser electo, en la etapa de campaña, como si fuera un partido político, pero sin la infraestructura mediática, ni la capacitación y experiencia de estos.”
En caso de que la postulación del aspirante sea avalada por el Instituto, este tiene que conseguir el apoyo ciudadano a través de firmas, que en el caso de las diputaciones federales son el 2% de los ciudadanos de la lista nominal de electores del distrito al que postula, más la representatividad de la mitad de las secciones electorales con el 1% de las personas votantes registradas en la lista nominal.
“O sea tienes tres candados: uno, conseguir el apoyo del 2% del distrito al que postulas, dos, que en los apoyos esté representada la mitad de las secciones electorales, y tres, que de esta mitad tengas el 1% del apoyo de la lista nominal de cada sección.” Explica Vidal Correa.
Y añade “O sea si suponemos son 60 secciones en tu distrito, tienen que estar representadas 30, y de estas 30 tener el 1% de cada una. Es un caos, por eso muchas de las candidaturas independientes buscan el apoyo ciudadano en eventos masivos, porque muy pocos saben cómo está dividido su distrito, dónde se separa cada sección, etcétera. Por eso a muchos les rebotan varios de los apoyos que consiguieron.”
Aunado a los complicados requisitos, quienes aspiran a una candidatura independiente se enfrentan también al vacío legal que norma su actividad, pues mientras que en algunas cuestiones les aplican normativas distintas a la de los partidos políticos, en otras circunstancias son equiparables a estos por el Instituto.
“Por ejemplo en el artículo 374 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales se establece que las candidaturas independientes manejan recursos de naturaleza privada, pero aún así están fiscalizadas. Entonces todo lo que gastes en la recaudación de apoyos ciudadanos, o cualquier donativo que llegue, tiene que pasar por la Asociación Civil, y esta estará sujeta a revisión ante el Instituto, pero no puedes acceder a recursos públicos para financiar tu campaña, o disponer en la etapa de apoyos ciudadanos a usar medios masivos de comunicación, o propaganda: es contradictorio.” Señala la académica de la Universidad Panamericana.
Para Vidal Correa esta serie de requisitos hacen que ejercer el derecho a la candidatura independiente sea limitado a un perfil exclusivo en la sociedad, no para todos.
“Los costos para constituir una Asociación y llevar una campaña no son nada accesibles. Y si a esto le ponemos que la educación promedio en el país es muy baja, y eso propicia el desconocimiento de esta serie de requisitos. Sumado a que no hay un acompañamiento de los aspirantes por parte de la autoridad, hacen que una persona de una comunidad que tiene la intención de ser candidato independiente, y tener la voz y espacios de empoderarse a la par de los partidos políticos, prácticamente no tenga opciones.”
Vidal Correa.
Las trabas en el procedimiento de registro propicia que los espacios ganados con amplias movilizaciones y exigencias sociales sean ocupados por personas con recursos económicos, intelectuales y mediáticos para incidir dentro del periodo electoral.
“Hay un perfil de quien logra ser avalado para una candidatura independiente. Por ejemplo en el caso de Manuel Clouthier Carrillo era dueño de un periódico, y Kumamoto venía de una contienda local, no es gente común y corriente, sino personas que tienen una plataforma de incidencia.”
Y agrega que “En realidad no se pretende abrir el espacio a voces comunes ciudadanas, sino a cierto tipo de voces ciudadanas.”
Este fenómeno se repite en las tres candidaturas independientes avaladas por el Consejo del INE para contender en el proceso electoral 2020-2021. Pues tanto Rodríguez Hernández de Jalisco, así como Bautista Tafolla de Michoacán provienen de sectores empresariales y asociaciones civiles locales. Delfino Suárez, en tanto, fue presidente y diputado local en algunos municipios del estado de Tlaxcala.
“El problema con las candidaturas independientes no es su esencia, sino que los partidos políticos son juez y parte para normarlas. Son ellos quienes aprueban y modifican los ordenamientos jurídicos que rigen los procedimientos de registro y fiscalización de las candidaturas. Al final termina legitimando al régimen de partidos, pues les sirve para ventilar peleas y presiones internas, como pasó con Margarita Zavala, sin que esto implique que se ponga en riesgo su estatus», asegura Vidal Correa.
Y concluye: “Mientras se siga pensando en que hay candidatos de primera y candidatos de segunda vamos a seguir equiparando a las candidaturas independientes con los partidos políticos.»
La académica ejemplifica con la cuota de género, una ley aspiracional sobre algo que se resolvía al interior de los partidos y operaba en total descontrol.
«Tuvieron que pasar 20 años para que las mujeres dejáramos de ocupar el final de las listas de candidaturas o cargos de elección popular. Creo que es cuestión de defender y perfeccionar las candidaturas para dar ajustes a la normatividad, pero ojalá no sea como la ley de paridad que tardó 20 años.”
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona