Libros como México y el virus nos ofrecen una vacuna necesaria para el pensamiento, que nos proteja de los extremos representados por ideas y actitudes igualmente nocivas en la pandemia: una incrédula e irresponsable, la otra pesimista y catastrófica, ambas alimentadas por la propagación de fake news y los intereses de grupos privilegiados
Texto: Cesar De Rosas Ramírez / OFM
Foto: María Ruíz
CIUDAD DE MÉXICO.- Por segunda ocasión en 2020, y como un esfuerzo de la Editorial Torres Asociados por poner al alcance del público las reflexiones filosóficas hechas en México sobre temas contemporáneos, se ha publicado el libro colectivo México y el virus. Hace unos meses, nos ofreció el texto también grupal, Covid México, ahora con México y el virus se da continuidad a las reflexiones desde diferentes perspectivas sobre el fenómeno de la pandemia que vivimos por el virus SARS-CoV-2.
La emergencia sanitaria ha sacudido y desestabilizado nuestras vidas en todos los órdenes. Los más evidentes son el económico y el de la salud, pero también ha alterado el político, el moral, el educativo, el laboral. Los autores de México y el virus hacen frente a los problemas que surgen en estos diversos ámbitos, partiendo desde nuestra realidad y pensamiento nacionales, pero en conexión con el contexto global.
Así, frente a la encrucijada existencial y moral en la que nos encontramos derivada de la pandemia, que se expresa en agresiones al personal médico, aumento de la violencia de género, actitudes egoístas e individualistas, etc., José Cuellar retoma elementos del pensamiento filosófico mexicano para reflexionar sobre esta realidad. Por ejemplo, nos muestra la relevancia de recuperar principios que apuntalen las actitudes desinteresadas, caritativas y con sentido comunitario que deben cultivarse hoy más que nunca, más allá de nuestra existencia e intereses particulares que el virus ha revelado tan frágiles.
Es justo por el reconocimiento de la fragilidad de la vida humana que Noé Esquivel propone el uso de algunos conceptos del humanismo, expuestos por Gadamer, como “sentido comunitario”, para cuestionarse qué tipo de humanidad somos que nos ha llevado al punto de la pandemia, y qué otro tipo de humanidad alternativa necesitamos construir.
Raúl Trejo, profundizando en dicha idea de comunidad, analiza las ideas propuestas por filósofos que formaron parte del grupo “Hiperión”, y plantea las características que debería tener una “comunidad nacional” mexicana. Con base en ello, nos invita a reflexionar si es posible dicha comunidad en el contexto de la llamada Cuarta Transformación, tanto para enfrentar a la pandemia de covid-19 como a otras amenazas.
Para Mario T. Ramírez, en el contexto de la 4T, el rol de dicha comunidad mexicana y su cultura en esta pandemia puede ser central y activo a nivel mundial. Expone propuestas para mejorar aspectos fundamentales en la sociedad mexicana, como incluir contenidos filosóficos y humanísticos en la educación para el combate al individualismo que tanto daño ha causado en esta crisis mundial. La 4T política debe ser acompañada de una transformación en la moral y la cultura, así como de una conciliación y reforzamiento de la comunidad nacional, que implica el reconocimiento de nuestros pueblos originarios y el apoyo decidido a los reclamos feministas.
Podemos ver que hay varios desafíos que la propagación del coronavirus nos ha planteado, pero uno que se nos ha presentado insistentemente en otros momentos y que aparece de nuevo es el de la relación de los seres humanos con la naturaleza. Este tópico ha sido pensado, por ejemplo, con respecto al efecto de las actividades de los humanos en el cambio climático, en la extinción de especies y la devastación de ecosistemas, y en el caso de esta pandemia debe profundizarse en esta temática, es decir, debe ser motivo de reflexión cómo las actividades humanas afectan la base natural sobre la que se desarrolla y cuáles son las consecuencias nocivas que se derivan de ello, así como la relación que tenemos con animales no humanos.
Alejandro Herrera, mediante ejemplos literarios reflexiona sobre el aislamiento forzado al que nos hemos visto orillados, señalando que quizás deberíamos valorar más el espacio solitario que para muchos ha sido difícil de sobrellevar. Para él, la pandemia podría fomentar hábitos que no todos aceptaríamos voluntariamente en circunstancias normales, como dejar alimentarnos de otros animales no humanos. A todos los retos que hemos mencionado, para Herrera, hay que agregar la necesidad de abandonar nuestra perspectiva egoísta antropocéntrica, según la cual nos preocupa nuestra equivocada relación con la naturaleza por los efectos negativos que nos causa, pero no porque reconozcamos el valor de los seres vivos no humanos por lo que son.
Mario Albarrán también cree que tenemos una oportunidad para resignificar la vida y el sentido de nuestra existencia. La amenaza de muerte que representa el virus revela, una vez más, lo precarias y endebles de nuestras sociedades capitalistas: se pierden los empleos, se desbordan los sistemas de salud, aumentan la desigualdad y la pobreza. Por ello, señala la necesidad de que los gobiernos orienten sus políticas hacia atender a los más necesitados para mitigar el impacto, y también que los individuos realicen acciones solidarias y reflexionen sobre su existencia con el fin de afirmar la vida. En este sentido, la ética y las humanidades funcionan como antídoto para mitigar el miedo y para vislumbrar posibilidades de lo que aún no es, pero queremos que sea nuestra realidad.
Como hemos dicho, la crisis sanitaria enmarcada en el contexto del capitalismo se ha expresado de manera nociva en diferentes ámbitos de nuestras vidas, uno de los que se ha visto más afectado es el de la educación. Eduardo Sarmiento, explica que la educación en México se ha visto alterada por la llamada “nueva normalidad” —expresión usada para el diseño de políticas económicas y de salud durante la pandemia—. Sostiene que la nueva normalidad ha afectado derechos como la educación pública y gratuita, así como a sus principios fundamentales, como el de equidad. Entre los muchos y graves problemas que ha enfrentado la educación en línea en la pandemia (acoso, violencia, discriminación, etc.), se han hecho evidentes las abismales desigualdades para el acceso a la educación virtual para los alumnos y la precariedad en que se mantiene al magisterio. Al estar basado en un modelo productivista, excluye y margina a unos, y privilegia a quienes tienen mayores posibilidades económicas y tecnológicas. Para Sarmiento, se debe pensar en alternativas educativas que no se cimienten ya en la búsqueda de la ganancia económica.
En este libro sobre la pandemia, el lector podrá encontrar provocativos puntos de vista para reflexionar y cuestionar nuestra realidad, así como para pensar hacia dónde se dirige la llamada “nueva normalidad”. Las diversas reflexiones coinciden en señalar la gran importancia que tienen la filosofía y las humanidades para pensar críticamente los problemas que nos aquejan y para proyectar posibles soluciones desde nuestras circunstancias.
Hace unos días, han llegado las primeras vacunas contra el coronavirus a nuestro país para proteger nuestra salud física. Libros como México y el virus nos ofrecen una vacuna también necesaria, para el pensamiento, que nos proteja de los extremos representados por ideas y actitudes igualmente nocivas en el contexto de la pandemia: una incrédula e irresponsable, la otra pesimista y catastrófica, ambas alimentadas por la propagación de fake news y los intereses de grupos privilegiados.
Dichas ideas vinculadas a una visión individualista, deben ser abandonadas por una concepción del bien común que privilegie el cuidado mutuo y que se solidarice con los más vulnerables.
Reseña: Guillermo Hurtado, José Manuel Cuéllar Moreno, Noé Héctor Esquivel Estrada, Raúl Trejo Villalobos, Mario Teodoro Ramírez, Alejandro Herrera Ibáñez, Mario Albarrán Vázquez y Eduardo Sarmiento Gutiérrez, México y el virus, Ciudad de México, Editorial Torres Asociados, 2020, 155 pp.
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