En el primer día del Regreso a clases a distancia para educación básica, varias familias no pudieron sintonizar los canales de televisión señalados por las autoridades y algunos maestros tuvieron usar otros métodos de aprendizaje. “Es un momento crucial para resignificar la figura del maestro”, asegura Martha Sosa, especialista en educación
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: María Ruiz
“¡Hasta me dormí tarde por estarle haciendo y no pude!”, dice Adriana Morán. Con los dedos aprieta los botones del control de la televisión; busca que, como por magia, algo funcione. “Según es el 311, porque como tenemos IZZI, así nos dijeron, pero no lo encuentro”.
Adriana tiene 50 años y su nieto Gael, de 9, debería estar viendo sus clases de cuarto de primaria. Según vio en un horario que le pasaron por Whatsapp, en la tercera opción decía que por Heraldo TV la pasaban a las nueve y media de la mañana, pero en su sistema de tele de paga ese canal no existe.
“Yo no sé cómo hacerle, porque no tengo antena aérea, pero no sé cómo hacer para conectarla y reprogramar mi tele. Estoy así de ‘¡ay, qué hago’”. En el fondo, Gael camina alrededor de la sala, se avienta al sillón, intenta cambiar los canales a ver si encuentra su clase, juega con un cochecito. Cuando escucha a su abuela, añade “¡No! Además la computadora va muy lenta porque ya es viejita”.
Horas después de la angustiante mañana el vocal del grupo de Gael, otro padre de familia que sirve de vínculo entre la maestra y otras madres y padres, le mandó un mensaje por Whatsapp.
“Nos dijo que mejor viéramos la guía, ya nos mandó una hoja de actividades y también la de la programación. Nos dijo que a partir del miércoles sí vamos a ver los programas”. La experiencia se repitió en otras tres viviendas que visitó Pie de Página, donde los maestros pidieron a los padres de familia no estresarse por los contenidos transmitidos por la televisión.
“Creo que ahora hay mucha angustia, no sólo en el país, sino en todo el mundo”, explica en entrevista telefónica Martha Patricia Sosa Pineda, jefa de las carreras de educación en la Universidad La Salle. “No sabemos ni por dónde ni si van a aprender de la misma manera. Los maestros tienen que adecuar sus estrategias, pero también tienen que hacer un análisis de los contenidos, tienen que pensar en fortalecer y retroalimentar estos aprendizajes”.
Además de tener a su cargo la escuela Normal de La Salle, que imparte la licenciatura en educación primaria y preescolar, así como la carrera en ciencias de la educación, la maestra es docente en algunas de estas carreras. “Tenemos que aprender de esta coyuntura, la pandemia está logrando lo que las reformas de cada sexenio y lo que cada secretario de Educación Pública no habían logrado, que es activar a los maestros”.
La docente Sosa señala que en gran parte los maestros serán los protagonistas de este momento. “Lo interesante ahorita es que son los maestros los que están apurados en entender a sus alumnos y ver cómo se comunican con ellos.
“El chiste es éste, el gobierno está dando una educación a distancia, es aquella que se imparte por la televisión y por el radio, que no requiere de internet. La tarea de las escuelas es sumar a estas clases en línea. Habrá quienes puedan enriquecer y fortalecer los contenidos que están viendo los niños en la televisión, que están bien pensados, son los prioritarios y los adecuados para los grados”.
“No es lo mismo dar una clase presencial que una virtual. Es ahí donde los maestros tienen un gran reto. Los papás y las mamás dicen ‘¿sí está aprendiendo mi hijo?’. Pero de que no vayan a la escuela y que no repase nada o que no abra un libro ni por error, estas clases son un avance, los chicos están aprendiendo”.
“Mis hijos, los dos, empezaron hoy sus clases en línea. Tuvieron una videoconferencia con sus maestros que les dieron la bienvenida para decirles cómo les iban a dar las clases y todo eso. Después tuvieron una más grande, con toda la escuela y me estoy enterando que la sesión de Google Meet –una herramienta de la multinacional para hacer videollamadas en grupo– se cayó y ya no pudieron tenerla, ¡cómo no: eran más de 600 niños!”.
La hija de Norma tiene 12 años y estudia el cuarto grado de primaria; su hijo, de 14, está en segundo de secundaria. La niña desde hace casi tres semanas ha estado en contacto con su maestra por medio de correos electrónicos, a partir de cuentas institucionales que les dio la SEP, y por medio de servicios de mensajería celular, como Whatsapp.
“No sintonizamos la tele, pero le voy a decir por qué, porque nosotros no tenemos televisión abierta, tenemos IZZI, y también es por donde nos llega el internet, entonces, si quito el IZZI para poner la antena aérea, se va el internet”, cuenta sobre los predicamentos que tuvo que enfrentar hoy por la mañana.
Como a Adriana, la abuela de Gael, a los hijos de Norma también les dijeron que no era obligatorio que esta semana vieran los contenidos en la televisión. “Así nos dijeron a finales del ciclo pasado”, dice Norma sobre los últimos meses en los que sus hijos también tuvieron escuela en casa. “Al final del ciclo pasado así pasó, no les daban clases los maestros, sino la tele y ellos sólo les dejaban las tareas”.
Según la maestra Martha, esta pandemia es la oportunidad para que los maestros desarrollen lo que está indicado en los planes educativos: “Ahí viene indicado que el enfoque debe llevar a formar alumnos con un pensamiento crítico, que sean analíticos, que sepan manejar sus emociones para tomar buenas decisiones, a ser buenos ciudadanos y desarrollar las capacidades que le permitan aprender. Eso en papel queda muy bonito, pero para que los alumnos sean así, los maestros tienen que ser así”.
Para ello, advierte, es necesario que los maestros también puedan tomar sus propias decisiones, que empiecen a innovar sus estrategias y que la SEP les permita tener estas habilidades. “Ahorita es cuando hay que dejar que las escuelas tomen sus decisiones, es cuando hay que hacer investigación educativa, es cuando podemos ver lo hay que tener confianza en la escuela y en los docentes”.
Las clases en la televisión son las directrices, apegadas a los programas y a los aprendizajes esperados, pero esas directrices cambian según los contextos, que en todo el país son diferentes. “Si los contextos son diferentes, dejen a las escuelas trabajar en ellos”, dice la especialista.
Elda, mamá de dos niñas, una en preescolar y otra en cuarto de primaria, ha tenido que reforzar el acompañamiento que hace de sus hijos en la escuela. La mañana de este lunes, su hija menor, Amanda, tuvo una videollamada con sus compañeros de salón para conocerlos.
“Esta videollamada se planeó por junio, antes de que se terminara el curso. Después de ésta hay una para los padres de familia, yo creo que ahí nos van a decir si vamos a ir con el programa de tele o si vamos a tener un cuadernillo de trabajo”.
Elda acepta que por ser ama de casa tiene tiempo para dedicarle a la educación de sus hijos, tanto que hasta ayuda a otros niños y niñas, vecinos suyos, a llevar sus clases a distancia y resolver sus propias guías.
“Lo de las guías, ya nos dijo la maestra que nos manda la información por Whastapp y hay que resolverlas, tomarle una foto con los ejercicios y mandársela de regreso, para que la califique todo los días. Yo creo que es lo más práctico para ellos, mandar PDFs y calificar”.
Sus hijas, como los de Norma, tienen una cuenta institucional de Google Classroom, una plataforma de educación en línea que se empezó a usar durante esta coyuntura en algunas escuelas del país. “Por el momento no las usamos, hemos checado todos los mensajes con la maestra y ella nos manda los mensajes por su correo personal, no por medio del de Classroom”, dice Elda.
De esas guías, cuenta, depende también la evaluación de sus hijas, pero ella no sabe cómo la calificar las maestras, porque la maestra de su hija no ha visto la guía del último trimestre del ciclo anterior. Para que su hija no se quedara sin una evaluación, Elda misma calificó la guía y hasta puso anotaciones y observaciones.
Para la maestra Martha, especialista en educación, esta coyuntura va a forzar a los maestros a ser algo más de lo que históricamente el sistema les ha demandado: ser un repetidor de los contenidos acordados en los consejos técnicos. “Ahí les decían: ‘¡Maestro, haga punto uno y punto dos hasta el punto tres!’. No se les daba la oportunidad de implementar nuevos esquemas de enseñanza”.
“Se ha criticado mucho a los docentes, se ha minimizado mucho a los maestros y ahora se está reivindicado esta figura por la pandemia, esperemos sea para lo mejor”, asegura la maestra Sosa.
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