El Promarnat es vago y más ideológico que técnico, pero sí es muy claro sobre la urgencia de combatir la crisis ambiental que atraviesa el país. Bien haría Semarnat en tomarse en serio esa tarea, dejarse de vaguedades y pleitos inconsecuentes, y ponerse a trabajar con seriedad en combatir a los depredadores
Twitter: @eugeniofv
Por fin se publicó el Programa Sectorial de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Promarnat), y deja mucho que desear. El documento elaborado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) no presenta un diagnóstico de fondo sobre la situación que México enfrenta en materia ambiental; su “análisis del estado actual” es vago y más ideológico que técnico, y tiene omisiones realmente graves.
Por ejemplo, el Promarnat sostiene que el sector forestal no ha alcanzado su potencial económico, ambiental y social por “los altos costos de oportunidad de las actividades silvícolas frente a otras actividades económicas”, “el bajo nivel de competitividad de los productos forestales nacionales con respecto a los internacionales”, “la escasa diversificación” y “el bajo valor agregado de sus productos”. El problema con este diagnóstico es que se concentra en los síntomas y obvia las causas, muchas de las cuales están en la propia Semarnat, como la sobrerregulación del sector forestal, que ahoga a los productores tropicales; la incapacidad de la Dirección General Forestal y de Suelos y de la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de la propia Secretaría para procesar en tiempo y forma las solicitudes de los productores, y la corrupción e ineficiencia de las instituciones de procuración de justicia (incluyendo a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, Profepa, que depende de Semarnat).
En materia de conservación, hay quien ha criticado con dureza que el Promarnat no plantee el establecimiento de nuevas áreas naturales protegidas, pero eso podría ser un acierto del programa. En el sexenio pasado se disparó la superficie bajo algún régimen de protección en México y eso sirvió de poco, pues siguió sin dotarse a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) de los recursos necesarios para cuidarla. El problema es que esta administración no sólo ha seguido la misma línea de privar de recursos a Conanp, sino que además se los redujo a niveles que no se habían visto desde 2004.
El documento destaca como uno de los objetivos prioritarios del sector ambiental la urgencia de llevar agua entubada y sistemas de drenaje a esa enorme porción de la población que no la tiene hoy en día. Eso es aplaudible. El problema es que el Promarnat mezcla objetivos y estrategias, y que las acciones que propone son apenas promesas y vaguedades. Por ejemplo, la estrategia 3.1 parece más bien una aspiración: “garantizar progresivamente los derechos humanos al agua y al saneamiento, especialmente en la población más vulnerable”. Después, sus “acciones puntuales” mezclan lo que en realidad son estrategias -“fortalecer a los organismos operadores de agua y saneamiento”- con vaguedades que más que acciones parecen buenos deseos -como “atender los requerimientos de infraestructura hidráulica para hacer frente a las necesidades presentes y futuras”.
En materia institucional el documento parece, por momentos, irónico. Así pasa cuando el Promarnat subraya que uno de los problemas que enfrenta la Secretaría ha sido que ha tenido “recursos económicos decrecientes e insuficientes” cuando ha sido esta administración la que menos presupuesto ha destinado a esa dependencia en lo que va de este siglo.
Por lo demás, en este tema el Promarnat es difuso hasta niveles que lo dejan inútil. Por ejemplo, advierte sobre la necesidad de construir “una nueva Semarnat con políticas públicas orientadas por el conocimiento científico y con enfoque de sostenibilidad y territorio”, pero nunca se habla ni de cómo se vería esa institución ni de cómo se procederá para su construcción.
El Promarnat sí es muy claro sobre la urgencia de combatir la crisis ambiental que atraviesa el país. Bien haría Semarnat en tomarse en serio esa tarea, dejarse de vaguedades y pleitos inconsecuentes, y ponerse a trabajar con seriedad en combatir a los depredadores, en defender la biodiversidad y en reconstruir una institución a la que tanto golpearon las administraciones pasadas.
Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.
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