Los barrios del Rey del barrio

6 marzo, 2020

El pachuco más entrañable del cine mexicano nació en un conocido edificio de la Ciudad de México. Cuando consiguió fama y fortuna, Tin Tan gozaba sus días navegando. A pesar de su prolífica carrera –uno de los actores mexicanos con más películas filmadas- el muy vividor se quedó sin un peso

@ignaciodealba

Ubicado en la calle Hidalgo número 85, a un lado de la Alameda de la Ciudad de México, se encuentra el Hotel de Cortés. El nombre es extraño, pues Cortés nunca conoció ese sitio. En todo caso, el hombre más afamado que vivió ahí fue Tin Tan.

El Hotel de Cortés es una construcción del siglo XVII que fue elegante casa, hospicio y vecindad. En ese lugar el matrimonio conformado por Rafael Gómez Valdés y Guadalupe Castillo tuvo a su segundo hijo: Germán.

Vaya usted a saber el ambiente que persistió en aquél sitio que cuatro de los nueve hijos se convirtieron en reconocidos cómicos. En la familia convivieron Germán Genaro Cipriano Valdés, Tin Tan; Ramón Valdés, quien interpretó a Don Ramón en el El Chavo del Ocho; Antonio El Ratón Valdés, cómico del programa Puro Loco; y el actor Manuel El Loco Valdés.

La familia vivió apenas unos años en la vecindad. El padre, empleado aduanal, tuvo que mudarse a vivir al Puerto de Veracruz. Desde entonces el mar estaría siempre ligado a la vida de Germán Valdés. Incluso varias de sus películas hacen referencia a la nevegación: desde Simbad el Mareado (1950), La Isla de las Mujeres (1952), El Cofre del Pirata (1958), El tesoro del Rey Salomón (1962), Tintansón Crusoe (1964), Caín Abel y el otro (1970), Acapulco (1971) y El Capitán Mantarraya (1973), la única película que dirigió.

Pero la característica personalidad de Tin Tan la adquirió en una frontera no marítima, cuando la familia tuvo que mudarse a Ciudad Juárez, Chihuahua. La frontera alimentada por dos culturas a finales de los años veinte definió a su personaje.

Aprendió inglés. De vuelta a la capital, estudió en la Escuela Comercial Nocturna, en ese entonces ubicada en la calle 16 de septiembre (atrás de la catedral). También hizo sus pininos como ayudante de sastre.

Tuvo diversos oficios. Por ejemplo fue empleado de la compañía de luz y fuerza donde transaba poniendo “diablitos” para obtener dinero extra. En esos días lo conocían como El Chivo.

Pero su vida dio un giro cuando fue contratado por la estacion de radio local XEJ para hacer tareas de mantenimiento. Un día, mientras reparaba cables en una cabina, comenzó a imitar a Agustín Lara y a bromear en el micrófono. El dueño de la estación escuchó las ocurrencias y le ofreció participar en varios programas cómicos bajo el nombre del pachuco Tapillo Tapas. Valdés ya se se vestía como pachuco en sus presentaciones, no como sorna sino como reivindicacion.

Fue el cómico Paco Miller quien rebautizó al Tapillo Tapas, simplemente como Tin Tan, en 1943. Valdés realizó una gira por Estados Unidos, con su inseparable compañero Marcelo Chávez. En Los Ángeles, California, donde la vida se mezcla a pesar de las fronteras y el idioma se descompone y se recontruye en «spanglish», Tin Tan consolidó su estilo. 

La primera cinta donde participó Germán Valdés fue en El que Traga, la Paga (1943) y la mayor parte de su obra cinematográfica se desarrolló en la Ciudad de México.

En 1950, filmó El Rey del Barrio, quizá, su cinta más famosa. El hombre que alguna vez pasó penurias se convirtió en un personaje de culto, en su trayectoria hizo más de 100 películas. Las más detacadas: El Niño Perdido (1947), Músico Poeta y Loco (1948), Calabacitas Tiernas (1949), La Marca del Zorrillo (1950), El Revoltoso (1951), El Ceniciento (1952), Chucho el Remendado (1952), El Bello Durmiente (1952), El Vizconde de Montecristo (1954) y Las Aventuras de Pito Pérez (1957).

Llegó a filmar hasta 10 películas por año, de 1946 a 1956 fue su época más productiva, aunque honestamente no todas sus películas valen la pena. También tuvo una carrera secundaria como cantante y al final de su carrera como actor de doblaje en películas producidass por Disney, interpretó al oso Baloo en El Libro de la Selva (1967) y al gato O’Malley en Los Aristogatos (1970).

Con la fama llego el dinero y como ganó, gastó. Incluso, llegó a estar encarcelado en Acapulco por expedir un cheque sin fondos.

En esas playas de Acapulco, Guerrero, gastó buena parte de su fortuna. Ahí, poseyó tres yates bautizados como “Tintavento I”, “Tintavento II” y “Tintavento III”. Era burla al yate del presidente Miguel Alemán, llamado “Sotavento”.

Tin Tan, un hombre apasionado por el mar, siempre estuvo metido en embrollos en la tierra: uno de los yates se incendió en una fiesta, otro naufragó en la Playa Icacos y el tercero quedó destruido por un huracán.

El escritor Carlos Monisvais aseguró que Germán Valdés fue “el primer mexicano del siglo XXI”. La única solemndad del personaje fue con el baile, todo lo demás fue guaza.

Tin Tan murió el 29 de junio de 1973 a causa de cáncer de hígado. Sus restos están en el Panteón Jardín de la Ciudad de México, donde hay un par de figuras de pachuco sobre la lápida.

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Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).