19 octubre, 2025
El virus del papiloma humano es una infección de transmisión sexual muy común que puede causar lesiones en la piel o mucosas y, en algunos casos, cáncer. El cáncer cervicouterino en 2022 fue responsable de aproximadamente 350 mil muertes. En México, este cáncer es la segunda causa principal de muerte en mujeres
Texto: Jade Guerrero y Jazmín Sandoval
Foto: Crisanta Espinosa Aguilar / Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO. – Cuando Sofía R. salió del consultorio, sintiendo que el pasillo del hospital era eterno, en sus manos llevaba un papel con un diagnóstico que no comprendía: virus del papiloma humano (VPH)… Como Sofía, millones de mujeres en México viven con este virus que, aunque común, sigue siendo un tema lleno de prejuicios y desconocimiento.
El doctor Alonso Martínez nos explica qué es el VPH:
«El virus del papiloma humano (VPH) es un virus de tipo ADN de doble cadena que forma parte de la familia de virus conocida como Papillomaviridae, el cual se transmite principalmente por contacto sexual o por contacto de mucosas infectadas.
«Tanto en México como a nivel mundial, el VPH es la enfermedad de transmisión sexual más frecuente, ya que se estima que cerca del 80 % de la población ha estado en contacto alguna vez con el virus; además, es el causante de casi todo el cáncer cervicouterino, ya que se ha identificado que el 99.7 % de esta neoplasia maligna (cáncer) contiene ADN de virus del papiloma humano de alto riesgo».
En México, el virus del papiloma humano (VPH) es uno de los principales retos de salud pública; aunque hay vacunas, estas no son del alcance de todos en el país por sus precios elevados e incluso por desinformación al respecto.
Pero más allá de las estadísticas, el VPH tiene un rostro humano: el de quienes lo viven en carne propia. Sofía R. comparte cómo cambió su vida el día que escuchó por primera vez esas siglas en un consultorio médico:
Sofía comparte:
«A partir de que dejé de estar con mi pareja, que era médico pasante, me empezó a dar comezón en mi zona íntima. Me revisé y tenía una verruga, pero en ese momento pensé que era un granito. Cuando revisé más detalladamente y vi otra más adentro, y era un condiloma (similar a una verruga) y, al ver eso, empecé a investigar en Internet y, evidentemente, era lo que me veía. Me quedé en shock, pero ya iba con la noción de lo que podría tener. Después de acudir al médico, junto con los resultados de un estudio que me habían mandado a hacer con anterioridad, mi doctora me confirmó lo que era, gracias a una prueba de VPH por PCR».
Se estima que más de 49 millones de mujeres mexicanas se encuentran en edad de riesgo de desarrollar cáncer cervicouterino si no se realizan revisiones médicas periódicas; esto se vuelve primordial, ya que también es un virus que muchas veces no presenta ningún síntoma por años. La situación se complica al considerar que el cáncer cervicouterino ocupa aún los primeros lugares de incidencia y mortalidad en mujeres de entre 25 y 64 años, según estimaciones del Observatorio Global del Cáncer.
El doctor Alonso Martínez explica las principales consecuencias de una infección por VPH:
«Existen más de 200 genotipos para el virus del papiloma humano, los cuales se dividen en dos grandes grupos principalmente: VPH de bajo riesgo, dentro de los cuales se encuentran los genotipos 6 y 11, que solo causan síntomas como verrugas anogenitales y lesiones intraepiteliales de bajo grado (LEIBG), y VPH de alto riesgo, en el que se encuentran los genotipos 16, 18, 31, 33 y 35, que son los responsables de lesiones intraepiteliales de alto grado (LEIAG) y cáncer cervicouterino. Esto quiere decir que depende del genotipo que esté presente, será la evolución».
Sofía añade su testimonio:
«Encontré apoyo médico y emocional. Cuando mi doctora me atendió, me dijo que era algo muy común y algo por lo que un gran número de mujeres pasamos, que no debería sentir vergüenza, ya que en ese momento me sentí muy culpable, porque me decía que yo pude haberlo evitado, pero pues ahí ya no existe la palabra “hubiera”, y me dijo que yo no sabía que mi pareja me iba a contagiar, que no me preocupara, que ahora habría que tener más cuidado con mi vida sexual; porque aunque usemos preservativos nos podemos contagiar, porque no hay un 100 % de que nos asegure. Aparte del médico, igual creé mi red de apoyo, que fueron mis amigas cercanas y mi núcleo familiar».
En México, hablar del VPH sigue siendo un tema incómodo. La falta de información provoca que muchas personas desconozcan que este virus puede afectar tanto a mujeres como a hombres, y que no solo está relacionado con el cáncer cervicouterino, sino también con otros tipos de cáncer, como el anal, de pene o de garganta.
Los especialistas señalan que existe un subregistro significativo de casos de VPH en hombres, ya que muchos no presentan síntomas y no acuden a revisiones. Esto dificulta tener cifras nacionales exactas, pero la tendencia en hospitales de referencia es clara: el cáncer por VPH en hombres está en aumento.
«Existen diferencias en cómo afecta el VPH a hombres y mujeres: las mayores diferencias cuando se trata de VPH de alto riesgo (genotipos 16, 18, 31, 33 y 35), ya que la presencia de VPH de bajo riesgo (gen. 6 y 11) genera verrugas anogenitales tanto en hombres como en mujeres; sin embargo, cuando hay presencia de VPH de alto riesgo hay una diferencia marcada, pues de no tratarse suele generar cáncer cervicouterino en la mayoría de las mujeres infectadas; no es así en los hombres, en quienes la infección suele permanecer latente o asintomática y, de manera muy poco común, generar cáncer invasivo de pene», señala Alfonso Martínez.
El silencio y el estigma dificultan la prevención: aún persisten mitos que lo asocian únicamente con la promiscuidad o con “falta de cuidado”, lo que genera miedo y retraso en la búsqueda de atención médica.
«Me llegué a sentir juzgada porque piensan que cuando te diagnostican VPH es porque ya estuviste con demasiados hombres, pero a las personas no les vas a contar tu vida sexual; al menos yo solo estuve con 2 personas y la segunda fue el portador, y he conocido a mujeres que solo han estado con su esposo y las contagian», dice Sofía al respecto.
La creencia de que la presencia de VPH es sinónimo de promiscuidad es errónea, ya que cerca del 80 % de la población alguna vez ha tenido contacto con el virus, siendo la ETS (se utiliza cuando la infección produce síntomas, como las verrugas genitales causadas por algunos tipos de VPH) más frecuente a nivel mundial.
Otro mito es que si no hay síntomas no se puede contagiar, lo cual es falso, puesto que, a pesar de estar en forma latente y no presentar síntomas, se puede generar el contagio igualmente. Por último, hay algunas creencias que afirman que las vacunas generan efectos negativos importantes o que no son eficaces después de iniciar la vida sexual; sin embargo, las vacunas presentan casi nulos efectos adversos al administrarse y, aunque hay una mayor efectividad de la vacuna cuando se administra antes de iniciar la vida sexual, también tiene efectividad aun ya iniciada la vida sexual».
A esto se suma la baja cobertura de la vacuna, que en gran medida sigue limitada a las mujeres, dejando a los hombres fuera de una estrategia integral de prevención.
Para Sofía, hablar del VPH sigue siendo un tema rodeado de tabúes que deberían romperse. Señala que la mayoría de las personas puede portar el virus sin saberlo y que, aunque las mujeres son quienes suelen desarrollar las complicaciones, la prevención debería ser responsabilidad compartida. También insiste en que la vacuna contra el VPH debería ser más accesible, pues su alto costo impide que muchas personas adultas puedan protegerse:
«Tenemos que ser más abiertos a este tipo de casos, porque lamentablemente esto es algo que muchísimas personas lo tienen y que la mayoría de los hombres son portadores asintomáticos. Igual, siento que la vacuna del VPH para adultos debe ser más accesible para todos, porque es muy cara, ya que no todos tienen el dinero para poder acceder a ella».
Ante esta situación, el doctor Alonso Martínez recomienda tomar medidas adecuadas:
«Las personas diagnosticadas con VPH, sean sintomáticas o asintomáticas, deben realizar los estudios de escrutinio correspondientes para saber el grado de lesión que puedan presentar y llevar a cabo las medidas correspondientes, como métodos de barrera, y llevar a cabo una buena comunicación con futuras parejas para que se tenga la oportunidad de prevención con métodos de barrera o vacunación».
De igual manera, compartió las maneras de prevenir una infección por VPH y nos habla sobre la efectividad de la vacuna:
La prevención se basa en métodos de barrera, como el condón tanto masculino como femenino, y la aplicación de vacuna contra VPH, dentro de las cuales se encuentran disponibles:
Recibir el diagnóstico no fue fácil. Sofía recuerda que el miedo y la culpa se apoderaron de ella, que se sintió “sucia” y sin rumbo. Con el tiempo, entendió que el VPH no define a quien lo padece y que hablar del tema puede salvar vidas. Su fe y el apoyo de las personas cercanas fueron su refugio para sobrellevar el proceso. Hoy, pide que la vacuna sea accesible para todos y que existan espacios especializados para atender a quienes viven con el virus.
«El miedo es normal, pero todo tiene solución». Lo importante es no quedarse callada y cuidar de una misma.
La vacunación contra el VPH se recomienda a partir de los 9 años o desde quinto de primaria, ya que ofrece protección antes de la exposición al virus y previene infecciones y enfermedades graves como el cáncer cervicouterino. Aunque lo ideal es aplicarla antes del inicio de la vida sexual, también resulta efectiva después.
En cuanto a la detección temprana, el tamizaje debe comenzar a los 25 años o tras el inicio de la vida sexual. La prueba inicial es la citología cervical, que si resulta negativa debe repetirse anualmente y, tras dos resultados negativos consecutivos, cada tres años. Si se detectan lesiones de bajo grado, se realiza una prueba molecular para VPH junto con una nueva citología (COTEST); en caso de lesiones de alto grado, se procede a una colposcopia, que es el estudio diagnóstico definitivo, explica el doctor Alonso Martínez.
El especialista subraya que el cáncer cervicouterino es el segundo más frecuente en México, y la mayoría de los casos están relacionados con el virus del papiloma humano (VPH), la infección de transmisión sexual más común. Destaca que la prevención a través del uso de métodos de barrera y la vacunación es fundamental para reducir el riesgo de contagio y complicaciones. También insiste en la importancia de acudir con profesionales de la salud para una detección y tratamiento oportunos.
A pesar de los avances médicos, en México persisten las barreras económicas y logísticas para acceder a la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH). Su alto costo y la limitada disponibilidad impiden que muchas personas puedan protegerse, especialmente en zonas rurales.
Actualmente no existe un tratamiento que elimine el virus por completo; sin embargo, el sistema inmunológico puede controlarlo e inactivarlo naturalmente en la mayoría de los casos. Por ello, mantenerse informados, acudir a revisiones médicas periódicas y hablar abiertamente de salud sexual son pasos esenciales para prevenir, detectar y enfrentar a tiempo esta enfermedad silenciosa.
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