En el 18 aniversario del derrumbe de Pasta de Conchos, viudas y familiares de los mineros atrapados reclamaron al Estado mexicano la tibieza y falta de voluntad política para terminar el rescate
Texto: Alejandro Ruiz
Fotos: Duilio Rodríguez
CIUDAD DE MÉXICO. -El 19 de febrero de 2019, la Organización Familia Pasta de Conchos colocó una jaula a un lado del antimonumento sobre Avenida Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México. El mismo que recuerda la responsabilidad de Grupo México, y del Estado mexicano, en el derrumbe de la mina de Pasta de Conchos en 2006 que enterró a 65 mineros.
En la jaula, las familias de los mineros colocaron 63 cascos que simbolizan a cada uno de los que siguen atrapados. Ese día, Elvira Martínez Espinoza, viuda del minero Vladimir Muñóz, dijo ante los medios de comunicación: “Son 63, pero cada que vayamos encontrando los restos, vamos a ir sacando un casco, hasta encontrar a todos”.
Hoy, en pleno 2024, todos los cascos siguen apilados en la jaula, y las familias, como cada año, ofrecen una misa, donde además de pedir por el rescate y el descanso eterno de los mineros, también exigen justicia.
En sus playeras, se lee una consigna que enfría la sangre: Pasta de Conchos, 18 años de promesas.
Apenas hace unas semanas, el presidente López Obrador volvió a visitar la mina de Pasta de Conchos, después de no ir durante cuatro años, cuando prometió hacerlo cada 6 meses.
Su visita también significó el reconocimiento de su incapacidad por cumplir con la promesa de finalizar el rescate de los 63 mineros pendientes durante su sexenio. Aunque también, el compromiso de emitir un decreto para obligar que los trabajos continúen durante la siguiente administración federal.
Esto, pese a que las contrataciones de las empresas que realizarán el rescate han sido opacas, e irregulares, y han dejado en la incertidumbre en las familias.
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Ricardo Patlán Terrazas, primo del minero Tomás Patlán Martínez, reflexiona sobre esto:
«Parece que hay algo ahí que está frenando el rescate. No les exigen a las empresas encargadas del rescate que hagan los trabajos. Había un compromiso de que ya en este momento deberían estar ingresando en la mina siniestrada, en las tres obras, y apenas van en la lumbrera uno, las demás están pendientes».
Ricardo, desencantando con las promesas de lo gobiernos, evalúa los trabajos y hace un cálculo para medir los tiempos. Él es ingeniero, víctima indirecta, y además, activista. «Pueden recuperar restos, pero no todos, ni en este sexenio, ni en este año».
Y añade: «Como ingeniero yo les hago recomendaciones, señalamientos, pero es como hablar con una pared».
«Es una decepción que no se de el rescate en el plazo que se había dicho. Estamos más cerca, pero también más lejos que nunca. Nos dieron muchas esperanzas, y se nos desmoronan como castillos de arena. Son sentimientos muy encontrados, que nos hacen pensar que el gobierno no quiere concluir el rescate».
Omar Ballesteros, activista e integrante de la Organización Familia Pasta de Conchos, reafirma lo que cuenta Ricardo Patlán: «Las cosas continúan igual».
«Pasta de Conchos demostró que la empresa, el sindicato, la Secretaría del Trabajo no hacen su trabajo. 18 años más tarde vemos que las cosas continúan igual. Intentan recatar a los mineros de Pasta de Conchos, pero sin embargo esta administración también tiene a sus propios atrapados, que son los de Pinabete».
De acuerdo con datos de la organización, en este sexenio se siguen manteniendo contratos para la compra de 3 millones de toneladas de carbón. La mayoría, extraído de pocitos o minas de arrastre como en la que quedaron atrapados los mineros de Pasta de Conchos, y el caso que recuerda Omar, en el Pinabete.
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«En los últimos años, los accidentes más letales están relacionados con esta minería informal: cuevas de arrastre, pozos de carbón. Creo que si de verdad se quisiera algo, pudieran empezar con prohibir ete tipo de minería», afirma Omar.
Y añade: «Se siguen dando contratos por parte de la CFE, la secretaría de Economía sigue dando concesiones a las empresas que operan este tipo de minería. No sé por qué razón, o si ignoren que esto es muy inseguro».
Sobre el rescate, el activista asegura que este sexenio se ha comportado como las otras administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, «la única diferencia es que el presidente López Obrador sí va a la región».
«No se puede perder la esperanza en el Estado, pero esta administración nos ha demostrado que al fin y al cabo, los que siguen en esta lucha para cambiar las condiciones de la minería es la sociedad civil. No es tanto un funcionario, o un servidor público. Nos han demostrado que ya no se puede esperar tanto de un candidato, o de la siguiente administración.
Uno de los personajes que ha acompañado a las familias en su búsqueda de justicia es el ahora obispo emérito Raúl Vera. De hecho, él, junto a otros sacerdotes, ha sido quien encabeza las misas para recordar y pedir por la memoria, justicia y descanso de los mineros.
Su sensación, es la misma que muchos: «Se ha jugado con los familiares. Sabemos a ciencia cierta que es responsabilidad de los señores dueños de las minas. Desde entonces lo supimos, y por eso lo encubrieron, porque si hubieran dejado entrar a rescatar a tiempo, se hubieran dado cuenta de la porquería de mina que tenían».
La afirmación de Raúl Vera se ha comprobado con los años, y particularmente con el encubrimiento que hizo la Secretaría del Trabajo durante el sexenio de Felipe Calderón, a cargo de Javier Lozano, quien impulsó dictámenes con la ausencia de expertos en minería, falsificación de firmas, contradicciones entre las opiniones de los expertos y la Secretaría del Trabajo, así como conclusiones que revictimizaban a los mineros y a sus familias.
Una de ellas ocurrió el 4 de abril de 2007, cuando Grupo México, la empresa responsable en el caso Pasta de Conchos, paró los trabajos de rescate de los mineros atrapados debido a un peritaje solicitado a Donald McBride, un renombrado especialista en minería de los Estados Unidos que estuvo en la zona desde marzo de 2006 hasta enero de 2007.
En el peritaje, McBride aventuró conclusiones que revictimizaron a los mineros y eximió a la empresa de sus responsabilidades. su peritaje, fue secundado por el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, quienes dieron visto bueno a que el recate se pausara.
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Raúl Vera conoce la historia, y continúa:
«Esto es muy grave, y también la tibieza de nuestros gobiernos, que ofreció el rescate a los hermanos, pero no pusieron los medios para hacerlo. Los hermanos saben que el gobierno está terminando su sexenio, y saben que fue corto en poner a las personas que realmente deberían hacer el rescate bien. No hay rescate por la tibieza de este gobierno».
–¿Entonces la promesa de que el rescate continuará más allá de este sexenio, de qué nos habla?
–Pues de que es más fácil echarle la bolita a otro. Es la manera más fácil de exculparse. Y que no diga que dejó todo preparado, porque no es cierto.
«Desgraciadamente los que están en el poder no valoran a los pobres. Del actual presidente, no pudo decir que no ha visto por los pobres, porque sí se ha preocupado por mejorar los salarios, pero cuando se tiene que poner de su lado, no lo ha hecho. ¿Por qué en lugar de endilgarle al pueblo el rescate, por qué no se lo exigió a Germán Larrea? Ahí es donde se ve tibio, y se ve su posición».
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