En una conferencia sui géneris, la libertaria Gloria Álvarez habló de sus propuestas teóricas para un mundo mejor donde el Estado deje de robar dinero a los ricos, una visión similar a la de su patrón, el magnate y deudor fiscal, Ricardo Salinas Pliego
Texto: Alejandro Ruiz
Foto: Especial y Alejandro Ruíz
CIUDAD DE MÉXICO. – Mientras Gloria Álvarez defiende al libre mercado, un grupo de jóvenes le grita fascista.
La escena ocurre, curiosamente, en la Facultad de Derecho de la UNAM, en una sala custiodada por un par de estudiantes que impiden que los menos de diez jóvenes (integrantes de la Federación de Jóvenes Comunistas) ingresen a interpelar a Gloria Álvarez.
Álvarez, polémica y estridente, habla de libertad de expresión y libre mercado desde un púlpito. Detrás de ella, una pantalla proyecta imágenes de Shakira, Lionel Messi y Molotov. Sus argumentos se reducen a «vender palitos de estiércol» y retóricas como «lo que funciona con tres pesos, funciona con tres millones» para opinar sobre cómo regir la economía de un país.
La sala, en realidad, apenas llega a las 50 personas: más de la mitad son menores de 23 años, y un octavo son periodistas y gente con intención de cuestionarla. Otros diez están afuera, intentando sabotear su charla.
Si Gloria Álvarez no fuera una de las principales ideólogas de la derecha y la ultraderecha del continente, en realidad su exposición sería una especie de comedia griega. Pero no es así.
A sus 38 años, la politóloga guatemalteca pasó del anonimato a la fama en 2014.
Ese año, Gloria participó en el primer parlamento iberoamericano de la juventud, en España. En ese evento, organizado por la Red Iberoamericana LIDER, Álvarez pronunció un discurso en contra del populismo, el socialismo y a favor del libre mercado y la propiedad privada.
Su discurso fue bien recibido entre las clases dominantes de Latinoamérica, esas elitistas, criollas y herederas de la colonia que ante el declive de su hegemonía, necesitaban un rostro fresco que actualizara sus viejas tesis obsoletas.
Gloria era perfecta para eso.
Hija de la extrema derecha cubana que se exilió en Guatemala después de la Revolución de 1959, desde pequeña Gloria recibió la formación de su padre, José Manuel Álvarez Torriente, un cubano exiliado en el país centroamericano que en 1981 creó la empresa de publicidad Pérez Alarcón, Alcopublic Compañía Limitada. Además, manejaría la televisora fundada por su padre (abuelo de Gloria Álvarez, el primer exiliado de la familia): Televensa.
Por eso, desde muy pequeña, además de ser instruida en el anti comunismo de su familia, Álvarez adquirió las relaciones necesarias para construir su imagen mediática.
En 2015, después de su discurso en España, el tercer hombre más rico de México, Ricardo Salinas Pliego, vio en Gloria alguien con quien compartía su visión del mundo: el dominio del libre mercado y la resurrección de la Mano Invisible de Adan Smith.
Así, ese mismo año Tv Azteca Guatemala da a Gloria uno de sus primeros programas, que mantiene hasta el día de hoy, el mismo que la convirtió en la influencer del libre mercado: HDP, hijos de la política.
Esta historia, Gloria no la cuenta en su presentación, en la que defiende el derecho a decidir de las mujeres y los derechos de la comunidad LGBTI+, aunque con un matiz importante, ella no los ve como derechos, sino como una oportunidad de mercado, a diferencia de su patrón, Ricardo Salinas Pliego, el multimillonario abiertamente homofóbico y misógino que no quiere pagar impuestos.
Gloria no se deslinda de Salinas Pliego, e inclusive le agradece por abrirle la oportunidad de trabajar en su primer programa televisivo.
Después, cuando el periodista Álvaro Delgado le pregunta si acepta que Salinas Pliego evada sus deudas e impuestos en Estados Unidos y México, Álvarez responde:
«Si los gobiernos se roban los impuestos, yo estoy a favor de que las economías informales no paguen impuestos e inviertan su dinero en obras y escuelas».
Taal vez Gloria olvida que Salinas Pliego es el tercer hombre más rico de México, o tal vez simplemente lo deja pasar, pues con su evasión al fisco construyó la Universidad de la Libertad, donde Gloria Álvarez será catedrática.
Después, siguió su arenga contra la corrupción.
Volvemos al aula de exiliados del republicanismo español, donde Gloria Álvarez continúa con su retórica, torcida y distorsionada, donde lo blanco es negro, y lo negro es rojo.
Durante dos horas y media, Álvarez azuzó la más pulcra retórica que cautiva a incautos, como al doctor Héctor Virgilio Esaú Jaramillo Rojas, el catédratico de la Facultad de Derecho que la invitó a dar una clase magistral a sus alumnos.
«La UNAM siempre ha estado abierta a la pluralidad», dijo el doctor, quien antes había sido consejero universitario, presidente municipal de Coacoalco, y funcionario federal en los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Su admiración por la guatemalteca tal vez provenga de su curriculum: formada en la universidad de derecha Francisco Marroquín, en Guatemala, y sus posgrados en la Universidad de Georgtown, en Estados Unidos, la Universidad KU Leuven, en Bélgica; y en la Sapienza Università di Roma, en Italia.
Aunque su solidez intelectual, en realidad está ligada al Instituto Cato, el think thank de los ultraconservadores y multimillonarios Koch, una familia estadounidense que ha alimentado al ala radical del partido republicano durante años. El mismo partido del expresidente Donald Trump, actual integrante de la Conferencia Política de Acción Conservadora.
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El doctor Virgilio, tal vez, ve en Gloria Álvarez el incentivo necesario para sus alumnos, un montón de estudiantes de Derecho que, con la retórica de Gloria, asienten con cada una de sus afirmaciones, aunque después no recuerden nada.
«Pepe», un fututo abogado, me responde unas preguntas al final del evento:
-¿Qué te dejó la conferencia?
-Gloria es una mujer extraordinaria, se enfrenta a los gobiernos corruptos, al populismo y al socialismo, como López Obrador.
-¿Entonces crees que los programas sociales son innecesarios, y que el pobre es pobre porque quiere?
-Sí, y además los chairos no comprenden esta posición, porque creen en dogmas.
-¿Tú recibes una beca?
-Sí, pero no es lo mismo….
Al final, «Pepe» y sus compañeros se van con una sonrisa en el rostro, mientras Álvarez agradece profundamente la libertad de cátedra que la trajo a la UNAM.
Antes de irse, no reparó en desmarcarse de Xóchitl Gálvez y Javier Milei, a quienes les dijo que no tienen posturas definidas «pues a cada rato cambian de opinión».
«Yo no soy de extrema izquierda, ni de extrema derecha: yo soy libertaria», aseguró, mientras los millones del magnate Salinas Pliego engrosan sus bolsillos, y la ultraderecha de Latinoamérica la mira con buenos ojos, ante un avance que preocupa y enciende las alarmas.
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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