25 abril, 2023
Con un taller guiado por una guardiana del arte textil, en el Istmo de Tehuantepec mujeres asumen la tarea de conservar sus tradiciones y enseñarla a las nuevas generaciones
Texto: Diana Manzo / Istmo Press
Fotos: Diana Manzo
OAXACA. – Con sus pies hace un vaivén en el pedal de la máquina de costura. Con sus manos sostiene la tela de algodón que va tomando forma con las diversas texturas. La hilandería: Vianey Luis Alonso de 35 años de edad. Ella, desde hace un año estudia en la escuela Riddibá (costurar), una iniciativa comunitaria creada por la activista textil, Victoria Guzmán Cabrera, cuyo objetivo es revitalizar y promover la defensa del vestuario tradicional de la mujer istmeña.
Riddibá nació hace 5 años, sin embargo por la pandemia tomó un descanso. En el 2022 retomó su camino para la recuperación de esta técnica tradicional, y en este mes de abril abrió sus puertas a la impartición de clases, la cual tuvo una importante aceptación.
En una casa tradicional de gran tamaño elaborada con adobe, ladrillo y tejavana con paredes grandes, Victoria habilitó esta escuela tradicional con la colaboración de la maestra artesana Ana toledo, de 67 años de edad. Ella, como guardiana de la técnica de cadenilla, aceptó compartir sus conocimientos con nuevas mujeres para que este textil siga vivo.
El salón de clases no tiene salones. Es una sola pieza donde están instaladas tres máquinas de cadenilla, además de una variedad utensilios como hilos de colores, reglas, gis, cintas métricas, que las alumnas ocupan al momento de aprendizaje.
Mientras Vianey mueve con sus pies la máquina de costura , la maestra Ana Toledo le va dando indicaciones. Ella es la alumna más avanzada y terminará un huipil de tela roja con hilos amarillos y negros.
“Me emociona mucho aprender. Cuando leí la convocatoria no dude en inscribirme. Soy de la primera generación y pues la idea es convertirme en artista textil, porque siento que la cadenilla es la técnica que está más en peligro de desaparecer en Juchitán, ya hay como tres o cuatro artesanas, el resto se ubican en otros poblados, y yo pienso ser una de ellas”.
Victoria, estudiante
La maestra es Ana Toledo, artesana desde los 13 años de edad. Su mayor legado es enseñar a otras mujeres a crear vestimentas tradicionales, que dan identidad a la mujer istmeña.
Un huipil y una enagua de cadenilla es una prenda de gran valor para la mujer istmeña. Lo portan con orgullo en las fiestas tradicionales como las velas, festividades diurnas y nocturnas que se realizan en el Istmo de Tehuantepec para celebrar la vida y la cultura.
“Me siento muy contenta de ver que hay mujeres que quieren conservar este oficio. Yo a los 13 años comencé, aunque mi padre nos compró a las tres hermanas tres máquinas, gracias a la cadenilla pude darle estudio a mi hijo, y ahora cuando veo a otras mujeres que quieren aprender, mi corazón se alegra mucho, porque significa que nuestra identidad está viva”.
Ana Toledo, guardiana de la técnica de la cadenilla
Para aprender no hay edad, lo que se pide son ganas y paciencia, y aunque el taller tiene un costo mínimo, es prácticamente una labor comunitaria la que Victoria hace.
“Todo es comunitario. La maestra cobra una mínima retribución, lo que vale más son las ganas que le pongan, y cómo lo van a compartir elaborando las piezas, esa técnica que va en decadencia y estamos salvando”, agregó.
Para las clases no hay edad, aunque se pide que sean mayores de 12 años.
Clara Gonzáles es de Ixtaltepec, Oaxaca y a sus 60 años se inscribió y contenta narró cómo aprendió a usar la máquina de costura, a lo que dijo no es nada sencillo, pero todo es con paciencia.
“Tener paciencia me ayudó a terminar mi huipil, en varias ocasiones tuve que rehacerlo, pero se logró y estoy muy contenta”, refirió.
Beatriz Antonio, en cambio, tuvo que trasladarse unos cuantos kilómetros de su natal San Pedro Comitancillo a Ixtaltepec, para tomar sus clases y elaborar su huipil.
Las alumnas aprenden desde lo básico, refiere Victoria Guzmán.
“Es un acercamiento a la técnica, para que pueda hacer un huipil de líneas para después entrar a otras técnicas, son por etapas, primero se traza sobre tela, después se hace la elaboración, y se les da charlas sobre la historia textil, para que puedan entender como es el proceso”.
En vacaciones de Semana Santa la escuela tuvo seis egresadas, y aunque para sobrevivir Victoria realiza subastas y rifas, sus ganas son muchas. De manera conjunta combina las actividades de la escuela con su tienda de ropa tradicional, que a sus treinta y tantos años la hacen una verdadera defensora del arte textil del Istmo de Tehuantepec.
“Ojalá más personas se animen a estudiar, a aprender, a conocer. Así como la cadenilla, también hemos dado talleres de aguja chica y de gancho, próximamente haremos una de la elaboración de rabonas o bien de la técnica de cómo dibujar las flores sobre los lienzos de tela, lo que intentamos en Riddibá es conservar lo nuestro”, concluyó.
Esta nota fue realizada por ISTMOPRESS, quien forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de A Pie. Aquí puedes consultar la original.
Reportera en Unión Hidalgo, Oaxaca.
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