Una adolescente asesinó a otra después de golpearla con una piedra. Las imágenes se volvieron virales, y una vez más, la violencia se convirtió en espectáculo. Pero, más allá de lo clicks, una pregunta queda al aire: ¿qué tipo de sociedad estamos construyendo, donde las infancias arrebatan vidas, en vez de vivirlas?
Texto: Alejandro Ruiz
Foto: Juan José Estrada Serafín / Archivo Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO. – Corte A: el video es brutal, y triste. Las protagonistas: dos adolescentes que pelean alrededor de un grupo de jóvenes que las alientan. Todas, todos, estudian en una secundaria de Teotihuacán, Estado de México.
Corte B: aparece Norma con la cara ensangrentada y amorotonada. Se ve que apenas puede respirar. Dice que se estaba defendiendo del acoso escolar.
Corte C: Norma murió a causa de la golpiza que le propinó una de sus compañeras. Le pegaron con una piedra.
Los videos circularon en la televisión, en las redes sociales: en todos lados. Se hizo viral, la muerte de una adolescente se hizo viral. La indignación llegó pronto, y como un acto en automático cientos de personas condenaban los hechos. Pedían castigo. Prisión. Que se encarcelara a la adolescente que mató a Norma.
El espectáculo continuó su curso, y así, en automático como los clamores del castigo, la Fiscalía del Estado de México detuvo a la otra adolescente en su domicilio.
La noticia llegó a su desenlace. Pero la estela que deja la violencia no desaparece tan pronto. ¿Cómo explicarlo?, ¿qué detona esto?, ¿de qué forma entenderlo?, ¿cómo prevenirlo? Son preguntas que siguen sin respuesta.
Por eso, para tratar de comprender algo que no debería estar normalizado, en Pie de Página dialogamos con la psicóloga Alejandra González Marín, consultora en acompañamiento psicosocial a víctimas de violencias y graves violaciones de derechos humanos.
–¿Qué reflejan este tipo de actos en un país como México?
–Refleja sin duda muchas dimensiones, tanto familiares, de historia personal, pero sin duda también refleja una situación de la sociedad, de cómo es que se está comportando la juventud en relación a sus pares, y la forma en la que se puede llevar al extremo la discriminación, o cualquier otra muestra de enojo, de coraje, de intolerancia a la diferencia. Cualquier acto que lleva a la muerte de otra persona tiene que ver con una profunda agresión: un profundo odio.
–¿Quñe podría explicar lo que pasó en la secundaria de Teotihuacán?
–Las razones son muchas, pueden ser multidimensionales. A ver ¿por qué una niña mata a otra a golpes? La situación más pronta o básica que podríamos imaginar es que podría estarse situando dentro de un reto.
Todas, todos hemos pasado por el colegio, la secundaria, la prepa, donde se organizaban peleas. Pero aquellas peleas estaban más relacionadas sí, sin duda a un reto de uno contra el otro y demás, pero había cierta igualdad de condiciones. En esta situación lo que vemos no es así, hay una desventaja de una hacia otra. Según entiendo, el sometimiento a esta nena no fue nada más por una de las chicas, sino como en bola, o al menos entre varias al inicio, y eso tiene que ver con el uso de la fuerza, con quién ejerce la fuerza sobre otra persona, el sometimiento.
En ese sentido, ¿por qué una niña mata a otra a golpes? Pienso que tiene que ver con una profunda agresión, un profundo enojo, una profunda ira que se materializa en el ataque físico.
–¿Qué impacto generan estos actos en la sociedad?
El impacto en la sociedad es grave. Hay espacios donde hay mucha alarma, en las que se comenta con mucha indignación, de «¿cómo es posible? ¿dónde estaban las mamás? ¿dónde estaba la escuela?». O sea, siempre como cuestionamientos hacia el adulto o adultos que tendrían que estar alrededor de estas niñas en un espacio que se tendría que considerar seguro. Entonces, pienso que eso es lo que está reflejando de inicio: el cuestionamiento por parte de la sociedad a quienes tendrían que haber estado cuidándolas.
Por otra parte: también genera temor. Genera miedo. Genera rabia. No solo por los adultos que no estuvieron para cuidar, sino por la violencia llevada al extremo. Me parece que en el país, que en esta sociedad mexicana en la que estamos, todos los días tenemos escenarios de extremas violencias. Pero cuando ocurre en niñas, niños, menores de edad, en adolescentes, siempre tiene mucho más impacto, porque entonces me parece que es un cuestionamiento directo a los adultos que somos: ¿Qué estamos haciendo con los jóvenes?, ¿en dónde estamos como padres?, ¿en dónde estamos como escuelas?.
Desde el enfoque psicosocial, en el cual me desenvuelvo, y que es una herramienta que nos permite analizar los impactos, las causas de las graves violencias y graves violaciones de derechos humanos, lo que nos permite ver este enfoque es que nada de lo que ocurre (incluso al interior de un hogar) en escenarios de violencia, que tiene toda la intención de hacer daño, no es solo causa de la persona que lo ocasiona. No solo está el origen ahí: sino en la sociedad misma. Tiene causas sociales. En ese sentido, las causas profundas de un acto como el que vimos están directamente relacionadas al medio social en donde están desenvueltas las pequeñas, y al medio familiar; y a su vez, en las conductas y hechos o acciones que llevamos a cabo los individuos, las personas.
En ese sentido, tiene varios niveles de causas, o varias dimensiones. Este hecho fue un producto de lo que la niña, las niñas, los jóvenes de esta escuela, o de quienes llevan a cabo bullying, están observando en la sociedad. Pero al mismo tiempo, es lo que la sociedad les está haciendo a ellos y a ellas.
Ahora, pues, no solo es lo que viven en su familia, o en sus barrios o colonias, también están los hechos de las redes sociales, que es también un escenario social, virtual si quieres, pero que está mandatando o señalando hacia dónde ir. Ahí es donde está el marco de estas violencias.
No hay que olvidar que cada acto de violencia que se ejerce con la intención de dañar, de fondo lo que tienen también son actos de discriminación profunda. Lo que no me gusta, lo que me parece difetene y por lo tanto extraño, inferior, lo que me genera cierta incomodidad: lo combato. Lo que está jugando ahí es la intolerancia total.
Por otro lado, sin duda también el seno familiar tendría que estar haciendo un papel muy importante. Todos, todas podríamos haber pasado por aquellos escenarios en los que molestábamos a los amigos, y echábamos carrila, pero no todas, todos, acabamos tirándole con una resortera a nadie. O no todas, todos, terminamos golpeando a alguien. Y no todas, todos, en mucho menor proporción, acabamos con la vida de alguien. Por su puesto son conductas que podrían estar ocurriendo dentro de ese rango de edad, en esos escenarios escolares, pero es real que hay otros factores que implican o que producen el ejercicio excesivo de la violencia.
–¿Cómo evitar caer en posiciones punitivistas cuando ocurren estos hechos?
– Generándonos el análisis, la reflexión de la sociedad que somos. De las escuelas que somos. De los barrios que somos. De los tíos, tías que somos. O sea, lo ideal, ojalá estuviera en que los eventos que acabaron con la vida de esta niña, nos llevaran justo no solo a la alarma, al impacto, o al juicio del plantel o de las niñas, niños, los chavos, chavas, sino a plantearnos ¿qué estoy haciendo? ¿qué contenidos estoy observado en la televisión mientras están mis hijos? ¿qué contenidos estoy permitiendo que mis hijos, hijas estén observando en los dispositivos? Me parece que tachar a la chica únicamente, o criminalizar la conducta en ella, y no en el medio del que es producto, pues estaríamos reduciendo una situación. Estaríamos solo mirando una consecuencia…
Es real que sí hay una responsabilidad directa en la chica. Si hay una situación que hay que observar de responsabilidad de un acto llevado a cabo con toda la intención de hacer daño. Que al final eso es lo que ocurre en muchos otros tipos de violencias. Lo real, es que me parece que en este, como en muchísimos casos, lo que tendríamos que estar viendo es todo el escenario en el que se lleva a cabo. Todo el escenario en el que la chica mata a otra a golpes se ha desenvuelto desde su origen, nacimiento, hasta la actualidad.
Hace falta muchísima perspectiva de interseccionalidad en este, como en muchos casos. Por edad, por origen, por clase, género… muchas de las cosas que rodean las circunstancias de una persona como ella.
El acoso escolar, un factor a analizar y combatir
–¿Qué impacto tiene el bullying en las niñas y niños para estos casos?
–Tiene efectos dependiendo el nivel, la cantidad, el volumen del bullying. En lo general en lo que puede tener efectos es en el el autoconcepto: en qué piensa el chico, chica de si misma. Que siente de sí misma. Cómo conidera que la ven las demás. En qué pone el valor de su vida. En dónde pone sus miedos, incluso sus ritos de vida, su sentido de vida. Lo que genera el bullying es menosprecio a la persona, a la identidad de una persona, a lo que la constituye.
Cualquier tipo de bullying, se deba de origen a una discriminación por el tipo de cuerpo, por alguna discapacidad leve o profunda, por el acento, por las cosas materiales que porta, por lo que sea que esté originándose el bullying, o cualquier tipo de discriminación que se esté originando, va a lastimar el fondo de la persona, el fondo de la identidad de una persona. Y aunque sea por una situación en particular en que se produzca el bullying, de alguna característica en particular de la persona a la que se ejerce, lo real es que el daño no es sobre esa característica en específico, sino en la multiforma, multicontenido que tenemos como seres humanos. En ese sentido, podemos estar propiciando personas con temor, con tristeza, pero al mismo tiempo podemos producir ira en las personas en las que se está ejerciendo el bullying.
El problema de esto, a lo mejor no lo vamos a ver de inmediato, pero sí puede producir impactos posteriores. En lo inmediato: los niños, niñas, lo que llegan a manifestar es el no gusto por no ir a la escuela, el temor, desanimo, impactos en la alimentación por comer mucho o dejar de comer, uso de sustancias. Se puede estar generando introversión, sin que sea un signo de su tipo de personalidad, pero podría estar mostrándose cierto tipo de introversión. A largo alcance: podríamos estar viendo personas con problemas para relacionarse con personas del sexo que les están molestando. Dependiendo de la naturaleza de bullying será el impacto.
–¿Cómo podemos prevenir este tipo de actitudes y hechos?
Sobre la prevención, yo creo que además de las campañas que hay, creo que se tienen que fortalecer las campañas que existen en las escuelas. Se tienen que fortalecer los protocolos de denuncia, dar la ruta clarísima.
Tiene que haber protocolos muy claros dentro de los ámbitos escolares, esencialmente donde concurren niñas, niños, adolescentes, y generar la escucha a los pequeños, pero también las condiciones y garantías de protección a ellas y ellos, porque no con que vayan y cuenten lo que les está pasando, lo que ocurra es que se les agrave el problema del bullying, sino generar el trabajo con el agresor o agresora, porque muchas veces lo que se busca es atender a la victima, lo cual no está mal, pero también se tiene que estar generando protocolos de atención, y de identificación a las perpetradoras, a quien ejerce el bullying.
La otra prevención, de nuevo: es la casa. La casa es super importante para llevar a cabo las reflexiones, las pláticas, los ejemplos, sondear como están los chavos, chavas, cómo están llegando a la escuela, qué se están encontrando. Yo creo, o al menos por lo que alcanzo a ver con mis hijos, es que, en las redes, en youtube por ejemplo, así como te ponen los comerciales ya de todo tipo, no estoy viendo campañas ahí. No estoy viendo infografías que estén alertando, con ilustraciones clarísimas, mensajes cortos, no veo eso. Hace falta mucha creatividad para combatir.
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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