Seis mujeres supervivientes de cáncer de mama se acompañan en el proceso de aceptación y se unen para resignificar el concepto de la belleza y el valor de la vida
Texto y fotos: Isabel Briseño
CIUDAD DE MÉXICO.- Cada que alguien lee este primer párrafo, una persona es diagnosticada con cáncer de mama. Sólo pasan 30 segundos para que sea detectado un nuevo caso de cáncer de este tipo en el mundo. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), durante 2021, 90 mil 525 personas murieron por tumores malignos en México, 10 cada hora. De esta cifra, se registraron 7 mil 973 muertes por cáncer de mama, de las cuales 99.4 por ciento fueron mujeres y 0.6 por ciento, hombres.
La libertad de ser bellas es una serie de retratos consensuados con un grupo de seis mujeres de diversas edades y personalidades, pero sobre todo con diferentes procesos vividos frente a una enfermedad que es una de las principales causas de muerte en las mujeres.
¿Qué es la belleza? ¿Por qué tenemos ciertos estereotipos aceptados y normalizados para empaquetar a alguien como bella? ¿Se puede ser bella después de enfrentar cara a cara el cáncer de mama? Quizá lo único que necesitamos es liberarnos para sentirnos bellas.
En la intimidad de un hogar que fue improvisado como estudio fotográfico, se reunieron Aimé, Liliana, Ixchel, Maru, Norma y Eva. Ellas no se conocían, no eran amigas, pero había algo que compartían: la extirpación de uno de sus senos para salvar su vida.
Decididas a reconocer y a aceptar su nueva apariencia, participaron en una sesión fotográfica. La finalidad: liberarse. Destapar y mostrar las cicatrices de la batalla que han librado día a día desde que les anunciaron el diagnóstico de cáncer de mama.
Este cáncer afecta a las mujeres de cualquier edad después de la pubertad en todos los países del mundo, pero las tasas aumentan en la vida adulta. El grupo con más defunciones son las mujeres de 60 años y más. La tasa más baja se presentó en el grupo de 20 a 29 años.
En grupo, es como estas valerosas mujeres eligieron desnudar no sólo su cuerpo, también su alma para mostrarle al mundo que la belleza se mira con otros ojos. Los ojos del amor, los ojos de la empatía, los ojos de la profunda admiración, los ojos del respeto, los ojos de la sensibilidad.
Desde las 9:30 de la mañana, una a una fueron llegando a un pequeño departamento ubicado en la colonia Doctores. Sus fotos participarían en una exposición que organizó la asociación civil Cáncer de mama México. Los muebles se hicieron a un lado y se improvisó un pequeño estudio con equipo prestado. La misión: percibir las emociones que cada una cargaba en su desnudo torso y reflejarlas en fotografía. Sin duda, una gran responsabilidad.
“La belleza es contemplar algo que está en armonía, que brinda paz, satisfacción y provoca una sonrisa en mi rostro”.
Aimé participó en la sesión porque reconoce haber sido una mujer con muchos prejuicios que trataba de ocultarse siempre. Anteriormente no valoraba lo grandioso que era su cuerpo al desnudo y se esforzaba por tener ese físico que la sociedad aprueba como el cuerpo perfecto.
“Para mí fue un reto, abrir camino a la nueva y verdadera mujer que soy. Me di valor para seguir enfrentando cualquier adversidad así como soy”.
Aimé quería demostrarse que es una mujer bella, empoderada, deseada. Al quitarse la ropa, la joven mujer también se despojó de la pena, los miedos, las inseguridades y por fin dejó de cargar el vestido de los prejuicios. “Me sentí libre, nueva, renovada, plena, confiada y muy segura”.
Al verse en las fotos que se imprimieron y se colocaron ella experimentó una gran emoción al ver en la foto su reflejo, “me miré a los ojos a través de la foto y afirmé lo grandiosa que soy”.
Al fin, Aimé pudo percibirse tal cual la ve su familia: una gran mujer que no le hace falta absolutamente nada para brillar. Aimé comparte haberse sentido orgullosa por atreverse a ser fotografiada pero también confirmó lo valiosa que es.
“La belleza es todo lo contrario a lo que yo antes pensaba. Sin duda alguna es una cualidad en una persona pero no únicamente física. Aquella cualidad íntima que te hace brillar”.
Lili siente que no fue la parte física la que quedó expuesta frente a la cámara, sino que lo expuesto fue su parte espiritual que agradece a Dios.
El miedo es lo que empujó a Lili a participar en la sesión, “tenía miedo a exponerme”, comenta. Fue un reto para ella confrontar su orgullo y aceptar la pérdida de una parte de su cuerpo sin que fuera su responsabilidad, “no fue un descuido”, explica.
“Perdí una parte de mi cuerpo pero gané muchas otras cosas”, ese fue el objetivo de Lili, atreverse a mostrar en las imágenes esa otra parte que no había tenido oportunidad de mirar en sí misma.
Al quitarse la ropa, Lili sintió temor e incluso ya estando en el lugar, dudó en poder atreverse, pero pensó en que lo único que podía mostar es lo que realmente es, así que eligió desprenderse de las ataduras, de los tabúes, de todo eso que le impidió a Liliana sentirse libre y mostrarse tal cual es, de acuerdo con lo que ella amorosamente comparte.
“Me brindaron toda esa paciencia, esa cosa tan bonita. Dentro de la sesión, hubo confianza a pesar de que era la primera vez que nos veíamos y eso ayudó bastante, echarnos porras unas a las otras”.
Liliana se quedó impactada al descubrirse en la imagen impresa, porque dice, nunca se había visto así, tan bella. Ella pensaba que no era fotogénica por lo que no le gustaba que le tomaran fotos. Ese pensamiento cambió, “Ahora me siento contenta porque estoy en un encuentro conmigo desde una perspectiva más íntima, más libre y más sanadora”.
“La belleza es aquello que provoca satisfacción, tranquilidad, seguridad a quien lo contempla”.
Decidió participar en la sesión de fotos porque no terminaba de asimilar la extirpación de su seno tras la enfermedad. “Hoy comprendo que me quitaron una parte de mí, pero hubo un tiempo en que sentí que habían mutilado mi cuerpo”.
Tardó tiempo en creerlo y por supuesto, no lo aceptaba. Estaba resignada pero parece que vivía en otra realidad. Sabía que la sesión de fotos le abriría el corazón a la aceptación de su nueva belleza.
Durante la sesión fotográfica Eva comparte haberse sentido libre, empoderada y sin duda alguna sexy, una sensación que no sentía hace muchos años. “Me reencontré con mi nueva yo”.
Al mirarse en las fotografías la joven mujer vivió una explosión de emociones. Al inicio se resistía a mirarse, después admiró las imágenes de las otras integrantes del grupo, a quienes ahora considera sus amigas y las contempló muy hermosas.
Antes de verse en las fotos, observó la expresión de su esposo quien la contemplaba con tranquilidad. Las lágrimas en los ojos de su compañero de vida le demostraron el orgullo, la belleza, la perfección que él sigue amando en Eva. “Me atreví a mirarme y supe que estoy completa en mi belleza, completa en mi ser, que soy perfecta”, finaliza Eva.
“La belleza es un sentimiento. Cualquier persona, animal, cosa o paisaje que me cause un sentimiento placentero de serenidad o de tranquilidad”.
Ixchel nunca se consideró bella o atractiva, nunca vio su cuerpo como algo perfecto pero ahora, después de haber vivido este proceso y haber perdido un seno, ella descubrió la perfección del cuerpo humano tenga éste el aspecto que tenga. Lo importante, expresa, es que funcione bien y estar en armonía con él. “Ahora lo valoro”, dice.
“Me sentí muy acogida, muy apapachada, muy cuidada y aceptada, el estar con mis compañeras me hizo sentir segura”.
Cuánta belleza hay en todo, aún faltando una parte del cuerpo, existe la belleza porque no es el exterior, más que el cuerpo, Ixchel observó en las imágenes las miradas de las demás y sintió serenidad, le transmitieron paz, otras energía y fortaleza.
“La belleza es una característica interior que se observa en el exterior. Es una cualidad”.
Norma, quien desde un principio aceptó el proceso al que se enfrentaba, quiso participar en la serie para abrazarse, para consentirse. “Soy más que un seno”, expresa.
Melancolía y tristeza es lo que sintió Norma al posar frente a la cámara, pero también se sintió muy protegida por el grupo que le hizo entender que no está sola, que hay más mujeres que pasan por el mismo proceso y con las que se puede unir y abrazar para hacerlo menos doloroso.
Al ver las fotos, Norma comparte que se enfrentó a su realidad. “Me quiero”, escribe con una línea que subraya la palabra.
“La belleza es una cualidad que tiene una persona, una cosa o el arte y que provoca una sensación placentera. La belleza es una cualidad que despierta una buena sensación”.
Ser sobreviviente de cáncer convirtió a Maru en una mujer más fuerte, más libre, una mujer que puede todo. “Si pude con esto, puedo con todo”, dice. Es un tema de valentía, de valor, querer mostrar a la gente que no importa una cicatriz porque es una marca de sanación, de amor, porque en ese momento nada importa más que la salud.
“Irme a tomar fotos era un tema de orgullo, mostrar que sobreviví y no morí”.
Maru eligió participar en la sesión para conocer, escuchar y saber de otras mujeres que han luchado al igual que ella. “Las encontré y todas son unas hermosas personas”.
Se sintió muy libre, muy confiada de sí misma, a gusto con el ambiente que cobijó a las seis mujeres y las hermanó. Durante 8 horas estuvieron compartiendo sus experiencias, procesos, penas y logros obtenidos a lo largo de la batalla. “Nos escuchamos pero también nos abrimos y nos dejamos ver”.
Las valientes modelos formaron un gran equipo bajo la misma condición: sólo ellas saben cuánto duele. Maru, piensa que las fotos deben servir para que otras mujeres cuiden su salud y como ellas, aprecien su belleza.
“¡Uff!”, responde Maru al preguntarle qué pensó al mirarse en las fotografías. Hubo más de 80 personas en el evento observando con asombro y admiración, pero también con esa tranquilidad, con ese placer, con ese gozo, con esa satisfacción, con esa paz su belleza. Emociones que los asistentes percibieron y que ellas mismas definieron como belleza. Seis mujeres libres que descubrieron el brillo de su espíritu.
Para ustedes, nuevas amigas, todo mi amor, todo mi respeto y toda mi gratitud.
De izquierda a derecha: Lili, Maru, Ixchel, Norma, Eva y Aimé posan para una última foto con la que finaliza la sesión.
En memoria de Abigail Hilario.
Nunca me ha gustado que las historias felices se acaben por eso las preservo con mi cámara, y las historias dolorosas las registro para buscarles una respuesta.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona