9 octubre, 2022
La empresa First Majestic Silver Corp, con sede en Vancouver, enfrenta un reclamo tributario del gobierno mexicano por 11 mil millones de pesos debido a un fraude fiscal, pero la empresa eligió acudir a tribunales internacionales para eludir el cobro. La minera redujo su presupuesto para contratistas que repercute en mayor explotación laboral y disminución del equipamiento
Texto: Alfonso Amadeo Ochoa Tapia* / PopLab
Fotos: Héctor Josaphat Rodríguez
GUANAJUATO.- Un corporativo canadiense en conflicto legal con el gobierno mexicano, First Majestic Silver Corp, y una contratista mexicana, La Cantera Desarrollos Mineros, han propiciado un entorno de explotación para más de mil trabajadores en las minas Santa Elena y El Ermitaño en los municipios serranos de Banámichi y Huépac, en Sonora, además de afectar a la población lugareña.
Las malas condiciones laborales contradicen abiertamente los contratos firmados por mineros que viajan desde distintas partes del país, quienes enfrentan represalias directas a la menor muestra de inconformidad o exigencia de cumplimiento, desde la suspensión hasta el despido.
Y aunque se produce una derrama económica en las comunidades por la presencia de los mineros, esta no compensa la destrucción de caminos, la contaminación y daños colaterales como ocurrió el pasado 17 de septiembre cuando una toma clandestina de electricidad dejó sin luz a varias manzanas de Banámichi y amenazó con incendiar el campamento donde pernoctan los trabajadores.
La empresa First Majestic Silver Corp, con sede en Vancouver, enfrenta un reclamo tributario del gobierno mexicano por 11 mil millones de pesos debido a un fraude fiscal por manipulaciones en el precio del metal y transferencia ilegal de ganancias a su país, derivado de auditorías que datan desde el 2010.
El adeudo de impuestos derivados de cotizaciones a la baja del precio de la plata con maniobras artificiales fue detectado desde el gobierno de Felipe Calderón; sin embargo ni este ni el de Enrique Peña Nieto realizaron gestiones para el cobro. Fue hasta el arribo de Andrés Manuel López Obrador que el SAT solicitó a la empresa canadiense el pago de los faltantes.
En enero de 2022, Raquel Buenrostro, responsable del Sistema de Administración Tributaria dio a conocer a medios que First Majestic Silver Corp eligió acudir a tribunales internacionales para eludir el cobro con el argumento de “trato discriminatorio” de parte del gobierno mexicano. Ese proceso estaba a la espera de que se resolviera una inconformidad presentada ante la justicia mexicana.
La situación de conflicto legal ha redundado en una baja de los presupuestos que la minera destina a los contratistas que realizan la extracción de mineral. Es el caso de la constructora guanajuatense La Cantera Desarrollos Mineros, propiedad del empresario Guillermo Ernesto Webb Cruces, que tiene a su cargo las minas Santa Elena y el Ermitaño en la cuenca del río Sonora. Los contratos a la baja, a su vez, repercuten en mayor explotación laboral y disminución del equipamiento.
La empresa First Majestic Silver Corp fue contactada para solicitar una explicación de las condiciones que enfrentan los trabajadores en sus minas, sin embargo, pese a que se siguieron las indicaciones de enviar un correo electrónico para solicitar la postura a Alejandra Morales, encargada de Logística en las oficinas de la ciudad de México, no había habido respuesta al cierre de la edición.
Obreros de la empresa entrevistados por este medio en Banámichi, Sonora, señalaron que enfrentan jornadas laborales de 12 horas diarias durante 20 días, con la indicación de trabajar a destajo a más de 500 metros de profundidad con temperaturas superiores a los 50 grados centígrados. No es lo único, está también la amenaza constante de ser despedido si se atreven a criticar las condiciones de trabajo.
Los mineros saben que se trata de un trabajo en condiciones extremas, con jornadas que exceden las de ley en condiciones extenuantes al desempeñarse en túneles que mantienen temperaturas difíciles de soportar, con buena paga y sin respeto a las prestaciones mínimas. Pero lo que les parece inadmisible es que no se respeten los puntos acordados y que a la menor queja, falla o inconformidad, sobrevenga el despido.
Al igual que en Banámichi, los mineros contratados son trasladados a emporios mineros en Coahuila, Estado de México, Durango y Guerrero; duermen en campamentos incómodos y reciben alimento de baja calidad. Las jornadas son de 12 horas y se trabaja 20 días seguidos por diez de descanso. La fatiga es un acompañante permanente, el estrés se acumula y el trato de los supervisores es despótico.
Uno de los proveedores de alimentos, en una pequeña fonda que prepara 100 “lonches” al día a 70 pesos cada uno de ellos, se queja de que no les acepten aumentos cuando los insumos les cuestan más, además de que los pagos se tardan en llegar. Sin embargo, es eso o nada, por lo que la salida, a decir de los mineros aclientados, es que cada vez les dan comida de menor calidad.
Así lo confirman obreros de dos minas alojadas en la zona baja de la Sierra Madre Occidental, junto al cauce del río Sonora: Santa Elena y El Ermitaño en el municipio de Banámichi, un pueblo pintoresco de dos mil habitantes cuya vida y economía gira en torno a la extracción del mineral.
La canadiense First Majestic Silver Corp es la concesionaria de ambos desarrollos, en donde opera como contratista para la extracción del mineral la empresa guanajuatense La Cantera Desarrollos Mineros.
La concesión a la minera canadiense es inmensa, según la página de la empresa es de 102 mil 220 hectáreas, superior al territorio de Banámichi que es de 80 mil 700 hectáreas. En las minas trabajan alrededor de mil obreros.
Juan Manuel, un trabajador de la mina señaló que hay un incumplimiento de las condiciones que le fueron ofrecidas cuando se contrató en Guanajuato. El minero comparte la explicación que circula entre sus compañeros: “la empresa de La Cantera se comprometió con First Majestic a cuotas de extracción muy baratas, los resultados no se están dando y hay peligro de sanciones económicas si no se cumple, de los canadienses a La Cantera y luego de estos a nosotros.”
“Eso no lo suponemos, nos lo dicen en el curso de inducción antes de comenzar a trabajar”, agrega.
La impresión de los trabajadores es que la empresa contratista propiedad de Guillermo Ernesto Webb Cruces y de su hijo Guillermo Eduardo Webb Murra, según establece el acta constitutiva localizada en el Registro Público de Comercio de Guanajuato, sufre presiones para cumplir las cuotas de producción acordadas lo cual se traduce no solamente en exigencias desmedidas a la fuerza laboral, sino también una baja inversión en las condiciones acordadas en los campamentos donde viven los trabajadores.
El fin de semana de las fiestas patrias, cuando también se realizaba el festejo patronal de Banámichi, un corto circuito en una toma de electricidad al parecer clandestina estuvo a punto de provocar un incendio en el campamento donde se alojan los trabajadores. El corto circuito dejó sin el servicio de energía a una parte importante de la ciudad, lo que se difundió en las redes sociales.
La existencia de penalizaciones o la sola amenaza de que estas lleguen, está provocando una creciente presión sobre los trabajadores: “los contratos son de 20 días de trabajo por diez de descanso, pero al ser turnos de 12 horas, terminas molido. Además de los días de descanso dos los dedicas a viajar a tu casa y de regreso”.
“En la minería la primera regla es no hablar de las irregularidades, no quejarte. Si hablas, si andas de mitotero, y se dan cuenta los contratistas estás fuera, y no solo del lugar donde trabajas en ese momento, te boletinan y es muy difícil que vuelvas a conseguir trabajo en la minería, andar hablando es un pecado mayor; si te presentas crudo a trabajar, igual te corren, o si andan de buenas los supervisores te regresan ese día pero no es una falta tan grave como andar de criticón”.
Alberto, minero.
Y ya encarrilado, añade: “Hay muchas injusticias, pero te aguantas o te quedas sin trabajo; hace unos días un grupo de compañeros se quejó porque les llegó menos paga, al día siguiente los corrieron.” Eso apaga la posibilidad de que haya protestas.
“Allá abajo la temperatura es de más de 50 grados centígrados, terminamos deshidratados y hay que estar echándose agua encima para aguantar”, nos dijo Agustín un recio minero de tez morena, a quien la fatiga no le quitaba el buen humor, pues pronto se terminaban sus 20 días de trabajo y podría ir a su casa.
“Yo digo que por lo pesado de las jornadas de trabajo y por el calor que hace allá abajo, se dan los errores. Hace unas semanas un chofer de una tolva se quedó dormido y no salió de la mina a la hora que se disparó. No le pasó nada porque no se tumbó en la zona donde se quedó dormido, pero el error le valió el despido inmediato. Para mí que se quedó dormido por las mismas condiciones de trabajo, cuando vas llegando a los últimos días terminas agotadísimo”, platicó mientras se preparaba a recoger su comida en una pequeña fonda del pueblo.
Los mineros confirman la irregularidad en los pagos. El acuerdo es que cuando se está de descanso se pague solo el sueldo base, de cinco mil pesos, pero ha habido veces en los que solo le pagan dos mil 500 a la semana.
Otra irregularidad grave es el que los trabajadores de La Cantera los afilian al IMSS con un sueldo muy inferior al que realmente se les paga, así un minero informó que sabía que estaba dado de alta con un sueldo de 220 pesos diarios cuando su paga base es de más de 600 pesos.
María Eloina Lugo Hernández es alcaldesa de Huépac, municipio colindante de Banámichi, es una maestra jubilada que ha convivido toda su vida con los beneficios y las afectaciones de la minería. Reconoce los beneficios de la actual bonanza, pero también sabe que hay temporada de vacas flacas cuando se acaba el metal, entonces lo que dejan las mineras son solo problemas. Recuerda que cuando era niña cerró una minera en la zona que venía trabajando desde principios del siglo XX. La consecuencia fue la emigración y el despoblamiento de la ciudad.
“Las mineras generan empleo, lo que es muy bueno, pero también causan problemas, como el daño a los caminos, a la carretera estatal, por el tráfico pesado, entonces les pedimos que apoyen para repararlo. No es fácil que apoyen, tenemos que estar sobre ellos, y cuidando que no causen daños”, señala la alcaldesa.
Huépac y Banámichi forman parte de los municipios afectados aguas abajo por el derrame de la presa de jales de Cananea, sobre el río Sonora. Además Huépac se surte de agua de pozos, informa la maestra Lugo Méndez, quien lamenta que el gobierno federal les haya retirado el apoyo que se les daba anteriormente a través del fondo minero.
Sé que en Banámichi les acaba de dar la minera 17 mil pesos a cada ejidatario, pero eso no es nada en relación a los beneficios que obtiene la minera, eso es lo que yo creo, aunque no tengo los datos exactos de ello, agrega la alcaldesa, una apasionada de su municipio y de la región. Nos comparte que recientemente reconocieron a la tribu apache, y que tienen un proyecto con ellos para impulsar la producción de bacanora, la bebida de agave exclusiva de la región.
El derrame de desechos tóxicos al río Sonora ocurrido en 2014, aún tiene secuelas: el pasado 13 de septiembre una brigada médica del gobierno estatal atendió en el centro de salud de Banámichi a personas que siguen padeciendo problemas de salud por esa causa. La doctora Brenda Rodríguez, explicó que habían encontrado problemas de urticaria, por lo que hay que esperar los resultados de laboratorio.
Además de la minería otras actividades económicas importantes son la ganadería, la apicultura y la agricultura. La actividad de la minera canadiense First Majestic Silver Corp, comenzó en 2014, en Santa Elena y el Ermitaño, minas ubicadas cerca del pueblo sonorense.
El pueblo se transforma por la presencia de los mineros. A las seis de la tarde, hora del cambio de turno, decenas de trabajadores con el mono naranja y el logotipo de La Cantera, salen de sus tráileres dormitorios y otros regresan a recoger su comida y dirigirse a los mismos lugares.
Tras 12 horas de duro trabajo, regresan exhaustos a los lugares donde duermen, en espera de esos días en que podrán regresar a sus casas y olvidar por un tiempo las condiciones de un trabajo que, pese al paso del tiempo, se sigue realizando en condiciones apenas tolerables y sin certeza alguna sobre el futuro inmediato.
*Alfonso Amadeo Ochoa Tapia es periodista y escritor. Es autor del libro Los mineros muertos, 22 de abril de 1937 la lucha sindical. Este trabajo fue realizado por POPLAB, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie.
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