Y cuando regresé, la pandemia seguía ahí

10 julio, 2021

Alejarme de las noticias ha servido para encontrar una cierta serenidad y paz mental, pero a falta de noticias reales, de repente me gusta imaginar que la pandemia está acabando, que la vida empieza a mejorar y que las vacunas se aplican a todos por igual sin consecuencias graves…

@cynthiaitalia

Desde hace ya casi seis meses, mi manía por saber todo sobre la rápida transformación que el mundo comenzó a sufrir a causa de la pandemia, disminuyó a tal grado, que ha habido semanas que no accedo a ningún canal de noticias.

Más involuntariamente que por una elección personal, alejarme de las noticias ha servido para encontrar una cierta serenidad y paz mental, pero a falta de noticias reales, de repente me gusta imaginar que la pandemia está acabando, que la vida empieza a mejorar y que las vacunas se aplican a todos por igual sin consecuencias graves. 

Que para acceder a ellas (las vacunas), basta hacer una llamada o registrarse por internet para, acto seguido, acudir a un centro de vacunación, formarse y listo, salir vacunado con la fecha en la bolsa de la segunda dosis, imaginando que así debiera ser si viviéramos en un mundo más equitativo. 

Pero así como la información, las vacunas son algo que aquí no llegan y las que hay, se aplican a cuentagotas, y de repente, como si fueran otros tiempos, las noticias más efectivas son las que corren de voz en voz.

Así me entero que en muchos países (los más ricos como Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia o Alemania) a la gente prácticamente hay que rogarle para que vaya a vacunarse y que mientras millones de ciudadanos en los países más pobres aún no tienen acceso a ninguna vacuna, en Occidente llevan semanas discutiendo si es factible o no aplicar la tercera dosis y que incluso algunos países han comenzado a aplicar las vacunas también a los niños mayores de 12 años.

La última vez que pude leer sin problemas las noticias del otro lado del mundo me había quedado en que la Organización Mundial de la Salud había recomendado que, antes de vacunar a los niños, se hiciera el esfuerzo de mandar vacunas a los países más necesitados. No ha pasado…

De acuerdo con los datos de la Universidad Johns Hopkins, al 9 de julio del 2021, se habían registrado 185 millones 575 mil 443 casos de covid-19 en el mundo desde el comienzo de la pandemia (millones de muertos incluidos) y se han aplicado más de 3 mil 356 millones de vacunas que equivale al 24.7 por ciento de la población mundial, donde sólo el 1 por ciento ha llegado a los países pobres. 

Me entero también que en Japón, donde se celebrarán los Juegos Olímpicos de Tokio, a causa de covid-19, el público no será admitido a la mayoría de los eventos después de que el gobierno declaró el estado de emergencia en la capital del 12 de julio al 22 de agosto. 

La disposición también establece que los bares y restaurantes cerrarán a las 8 de la noche y no servirán alcohol, pues la ciudad registró 896 nuevas infecciones el 9 de julio, y las cifras aumentaron debido a la variante Delta, proveniente de la India (otra nueva después de la inglesa, también llamada Alfa; la africana o Beta; la brasileña o Gamma).

O sea que los juegos, que comenzarán el 23 de julio, se inaugurarán en emergencia. Un contraste para el final de la Eurocopa que se celebra hoy en Londres, la capital inglesa donde la variante Delta ya está presente en el 99 por ciento de los 32 mil casos registrados apenas el 8 de julio y, aún con “medidas restrictivas”, los estadios se han ido llenando poco a poco con fanáticos que en su gran mayoría ya no llevan cubrebocas, una tendencia cada vez más fuerte en Europa que confía (por la cantidad de dosis aplicadas) alcanzar la inmunidad de rebaño.

De hecho, en Gran Bretaña, más de 100 científicos y médicos se han suscrito a una carta publicada por la revista médica The Lancet que indica que el gobierno del Reino Unido está llevando a cabo un «experimento peligroso e inmoral» y los insta a reconsiderar los planes para levantar todas las restricciones sobre el coronavirus. 

Y es que el próximo 19 de julio, las autoridades lo han proclamado como el «día de la libertad», pues es la fecha de cuando se levantarán todas las restricciones.

“Cualquier estrategia que tolera altos niveles de infección es inmoral e ilógica», según los 122 firmantes que se han inscrito desde diferentes partes del mundo. 

Mientras tanto, las reservaciones desde el Reino Unido para viajes al extranjero han aumentado, luego de que el gobierno anunciara que quienes regresen de países de la lista «naranja», considerados de riesgo medio, no tendrán que pasar días en cuarentena después del 19 de julio.

Me entero también que en Italia, uno de los países con la tasa más alta de mortalidad por covid, ya resulta vacunado el 34 por ciento de la población con más de 51 millones de dosis aplicadas, pero que justo aquí, se ha abierto la primera audiencia de la demanda interpuesta por más de 500 familias de fallecidos de covid-19 para pedir al gobierno una indemnización total de cien millones de euros en el juzgado de lo civil de Roma.

Resulta que los abogados representantes de los familiares de las víctimas del coronavirus presentaron el 8 de julio un dossier de más de dos mil páginas que contiene cientos de testimonios y evidencias de «negligencia sistémica» por parte de las autoridades, que supuestamente provocó la muerte de miles de personas.

«Italia ha introducido tardíamente medidas para contener la epidemia de covid», dijo Consuelo Locati, una de los cinco representantes legales de las familias. «Y cuando finalmente lo hicieron, estas medidas no fueron adecuadas». 

Me quedo pensando en lo que pasaría si otros ciudadanos, de cualquier región o país, se organizaran para demandar a sus respectivos gobiernos por todas las muertes que ha habido… 

Lo que es cierto es, que entre contagios, variantes, demandas y unas ganas incotrolables por regresar a la ‘normalidad’ que, en muchos casos donde se han evadido todas las medidas de seguridad, ha hecho sólo elevar los contagios. El fin de la pandemia sigue siendo un sueño.

Cynthia Rodríguez

Periodista mexicana radicada en Italia, donde ha sido corresponsal para varios medios. Autora del libro Contacto en Italia. El pacto entre Los Zetas y la 'Ndrangheta, sobre los lazos entre uno de los grupos criminales más antiguos del mundo y uno de los cárteles emergentes más temidos de toda la historia en México. Tiene una maestría en Migración por la Universidad de la Sapienza y otra sobre Combate a la criminalidad organizada y la Corrupción por la Universidad de Pisa.