Wendy Guevara, Santa patrona de la simpatía y la compasión

12 agosto, 2023

¿Qué necedad de quedarse con un contenido tan básico y reducido? Ni Wendy nos representa a todas las mujeres trans mexicanas, ni todas las mujeres trans mexicanas queremos vivir en un país en el que sólo se le abre camino a las mujeres trans que hacen reír o llorar frente a una cámara

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Advertencia: Yo no soy políticamente correcta. Hoy en día, parte de lo políticamente correcto es aplaudir a toda costa todo aquello que “viene de abajo”. Ni modo, a mí no se me dan los esencialismos, ni cuando de venir de abajo se trata, porque esa ya es condescendencia.

Una cosa es el antirracismo y otra muy distinta el oportunismo racial que se vuelve comercial y que prescinde de la mínima calidad, y que hasta llama actrices a influencers. ¿Qué es Wendy Guevara sino el testimonio de una de muchas mujeres trans llevado a la pantalla?

No voy a negar que sí hay una representación que antes no había en Televisa, ¿pero por eso lo debemos aceptar tal cual nos lo ofrece la televisora? No.

Con tan poco se conforma el público —uno, por cierto, muy poco exigente— que al mínimo gesto de Wendy aplaude con fervor, mientras el contenido de autor, las entregas esforzadas en las distintas disciplinas artísticas, quedan por completo infravaloradas, ofuscadas, tras la sombra de alguien que ofrece lo que Wendy —la actriz, como la llama el periódico El País—: una representación vulgar y empobrecida de la mujer trans mexicana.

Se le ha regalado fama, tras no exigirle nada, a una influencer más, como pasa a diario con hombres y mujeres cis, esa infinidad de “celebridades” (mucho influencer bueno-para-nada) que obtiene fama y dinero por gustarle a un público fácil, conformista.

En México se le aplaude con lágrimas en los ojos a Wendy Guevara, por sus vivencias testimoniales, que, si bien, son válidas, no son únicas; pero si hablamos de Estrella Vázquez, no tiene los mismos reflectores, pese a que ha incursionado en el cine como actriz (en el largometraje Finlandia) y además es una muxe zapoteca tejedora, bordadora y diseñadora.

Ese, como audiencia, es el error: inclinarse hacia el entretenimiento fácil, peladito y en la boca, populachero, cayendo en las redes mercadológicas de la televisión privada, que hace no mucho creíamos desvencijada y obsoleta. Pues ahí van ciertos activistas, junto a la entretenidísima masa, a aplaudirle al gran show, a regalarle más dinero a los empresarios de derecha para que continúen los reality shows y su pinkwashing, porque la llamada diversidad e inclusión se vende muy bien ante un público poco reflexivo y categóricamente entregado a la simpática Wendy, porque su trabajo le ha costado y viene de abajo, y hay que aumentarle que es una mujer trans morena, que fue trabajadora sexual, e inserte aquí el etcétera que se le quiera aumentar… ¡Al pueblo pan y circo!

Colonialismo, extractivismo, clasismo, elitismo, blanqueamiento, son algunos de los términos que he escuchado cuando se critica a Wendy Guevara, la Santa patrona de la simpatía y la compasión. Televisa/Vix han logrado implementar en Wendy la combinación perfecta de la comedia encapsulada en una mujer trans, quien causa risa por su innegable simpatía, quien causa lágrimas por su apesadumbrado camino en la transición de género —que vive toda mujer trans a su modo— y quien pareciera tener un fuero de crítica dada su identidad de género y sus orígenes, por lo que todo aquel que la critique, es también blanco de ataques, bajo la siguiente premisa: ¿cómo alguien va a criticar a Wendy si viene de abajo, y además es tan simpática, y además ha sufrido tanto? Televisa se ha sacado un diez en mercadotecnia, que venga más dinero para esta empresa pues.

Pero yo, como mujer trans, me opongo a que las mujeres trans seamos vistas como un producto de consumo cómico que merece ser acreedor de risas y compasión por la transición de género. No. Propongo que el público que se entretiene con Wendy consuma el trabajo y la obra de actrices trans en el cine, en el teatro, en la literatura, en la pintura, en la danza, en la fotografía, en la música, en la escultura, en la arquitectura. O bien, que consuma obra que realmente favorezca a la comunidad trans en materia económica, creativa o de derechos humanos.

¿Qué necedad de quedarse con un contenido tan básico y reducido? Ni Wendy nos representa a todas las mujeres trans mexicanas, ni todas las mujeres trans mexicanas queremos vivir en un país en el que sólo se le abre camino a las mujeres trans que hacen reír o llorar frente a una cámara. Artistas trans, las hay; la clave está, en gran medida, en el consumo del público.

Pero no todo es negativo. Yo espero que al menos la fama de Wendy Guevara se esparza a la par que la reducción de los transfeminicidios, que la normalización de las mujeres trans en espacios públicos y privados, que la reducción de la violencia hacia las infancias trans. Espero.

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Évolet Aceves escribe poesía, cuento, novela, ensayo, crónica y entrevistas a personajes del mundo cultural. Además de escritora, es psicóloga, periodista cultural y fotógrafa. Estudió en México y Polonia. Autora de Tapizado corazón de orquídeas negras (Tusquets, 2023), forma parte de la antología Monstrua (UNAM, 2022). Desde 2022 escribe su columna Jardín de Espejos en Pie de Página. Ha colaborado en revistas, semanarios y suplementos culturales, como: Pie de Página, Nexos, Replicante, La Lengua de Sor Juana, Praxis, El Cultural (La Razón), Este País, entre otros. Fue galardonada en el Certamen de ensayo Jesús Reyes Heroles (Universidad Veracruzana y Revista Praxis, 2021). Ha realizado dos exposiciones fotográficas individuales. Trabajó en Capgemini, Amazon y Microsoft. Actualmente estudia un posgrado en la Universidad de Nuevo México (Albuquerque, Estados Unidos), donde radica. Esteta y transfeminista.