Washington, desierto y blindado para la sucesión presidencial de EU

20 enero, 2021

Las desiertas calles de Washington recrean imágenes que se vieron sólo durante los peores meses de la pandemia, salvo por la fuerte presencia militar para la toma de posesión de Joseph Biden como nuevo presidente de Estados Unidos

Texto: Ximena Natera 

Fotos: Netnarin Padungirapuntip

WASHINGTON.- Poco después de las dos de la tarde, las dos figuras políticas más importantes de Estados Unidos en este momento dijeron adiós a un ciclo que cierra este miércoles con el relevo en la Presidencia del país en una capital blindada por militares.

Donald Trump, que deja la Presidencia con una nación dividida, al borde de la violencia y dos intentos fallidos de la oposición por destituirlo, dio un mensaje de 20 minutos desde la Casa Blanca, en Washington DC.

“Me paro enfrente de ustedes muy orgulloso de lo que hemos logrado, hicimos lo que planeamos y mucho más”. Además calificó la respuesta de su gobierno a la pandemia como “milagro médico” y llamó a sus seguidores a una transición pacífica.

Por momentos, sin embargo, su mensaje pareció conciliador. “Todos los americanos estuvieron horrorizados por el asalto al capitolio, la violencia política es un ataque a todo lo que amamos de América y nunca puede ser tolerado… es tiempo de unirnos y crear un futuro común”.

A 183 kilómetros de ahí, en Delaware, el candidato demócrata Joe Biden, vicepresidente durante el gobierno de Barack Obama, se despidió de su ciudad natal, donde fue senador 38 años.

Biden dio su mensaje desde el Cuartel General de la Guardia Nacional de Delaware, que recientemente fue renombrada en honor a su hijo Beau Biden, político y mayor en el ejército, quien murió en 2015 a causa de cáncer. 

“Cuando muera, mi corazón se quedará en Delaware”, dijo a los visitantes. “Sólo me queda un arrepentimiento, que él (Beau Biden) no esté aquí, porque tendría que ser él a quien presentamos como presidente”, dijo antes de partir a Washington.

Para la seis de la tarde ambos hombres estaban en Washington, hogar de la Casa Blanca y el mayor centro político de Estados Unidos, donde el cambio de administración sucederá este miércoles al mediodía. 

La amenaza de violencia por la salida de Trump permanece en la superficie desde el pasado 6 de enero, cuando una turba de grupos extremistas y seguidores del presidente asaltaron el capitolio mientras el Senado se preparaba para ratificar la victoria de Biden.

El episodio dejó cinco muertos, entre ellos una manifestante por disparos de elementos de seguridad del capitolio y un policía muerto a golpes.

En las ultimas dos semanas más de 20 mil soldados de la Guardia Nacional estacionados en todo el país han llegado a la capital, dos veces más que cualquier inauguración moderna. El centro de la ciudad está cercado por un perimetro del ejército que controla la entrada y salida de los asistentes.

Las calles de Washinton están desiertas; recrean imágenes que se vieron solo durante los peores meses de la pandemia, salvo por miembros de los medios y los militares. El domingo por la mañana un grupo especial antibombas del FBI se desplegó en el centro capitalino para responder a una sospecha de atentado.

Este escenario no es único de Washington, el resto del país contiene el aliento: en Nueva York el edificio Trump, lugar de reunion para sus seguidores, está bajo resguardo policiaco desde el viernes y la mayoría de  los gobiernos estatales mandaron reforzar la seguridad en las capitales pues los grupos extremistas y los seguidores de Trump han llamado a hacer protestas masivas en todo el país el día de la inauguración. 

La ceremonia para investir a Biden como el presidente numero 46 de Estados Unidos será extremadamente pequeña, tanto por preocupaciones de seguridad como para mitigar riesgos de covid. Se espera que Lady Gaga cante el himno estadounidense. La ciudad amanció con 13 estaciones del metro suspendidas, decenas de calles y puentes cerrados y un numero limitado de medios e invitados.

Periodista visual especializada en temas de violaciones a derechos humanos, migración y procesos de memoria histórica en la región. Es parte del equipo de Pie de Página desde 2015 y fue editora del periódico gratuito En el Camino hasta 2016. Becaria de la International Women’s Media Foundation, Fundación Gabo y la Universidad Iberoamericana en su programa Prensa y Democracia.