La cadena de supermercados más grande de México -y el mundo- dejó sin empleo a miles de personas mayores después de la pandemia. Empacadores de Walmart y Superama piden apoyo al gobierno federal para remplazar la que era su única fuente de empleo
Texto y fotos: José Ignacio De Alba
CIUDAD DE MÉXICO.- En mayo el corporativo de Walmart México le notificó, por mensaje de texto, a los empacadores de sus tiendas que no se les permitiría seguir trabajando en las tiendas de la cadena comercial. Los adultos mayores que esperaban volver a sus puestos de trabajo después de la pandemia quedaron desamparados.
Desde que inició la pandemia de covid-19 en México las autoridades sanitarias advirtieron que el grupo población con más riesgo eran los adultos mayores. En marzo de 2020 Walmart y Superama mandaron a más de 10 mil empacadores a sus casas para mantenerlos a salvo de contraer el virus.
Pero paradójicamente este grupo poblacional quedó sin ingresos y desprotegidos. Muchos empacadores quedaron en la calle pidiendo limosna, otros lograron sobrevivir gracias a la ayuda de familiares o por autoemplearse en otros comercios, según explica la empacadora Virginia Romero.
En las últimas semanas, con la reapertura de comercios y el momentáneo semáforo epidemiológico verde de Ciudad de México miles de empacadores intentaron volver a sus puestos de trabajo, pero en su lugar fueron notificados que Walmart y Superama ya no los dejarían trabajar en las tiendas.
“Walmart ya no nos quiere recibir, en Soriana y Chedraui la gente ya está trabajando”, dice Romero. Walmart y Superama fueron las únicas cadenas de supermercados que no volvieron a dejar a los adultos mayores trabajar.
Desde hace algunas semanas empacadores de Walmart y Superama se han manifestado frente a Palacio Nacional; ahí con pancartas, “Walmart devuélvenos nuestros trabajos ya estamos vacunados”, han exigido la devolución de sus puestos de trabajo.
Walmart explicó en un comunicado: “Derivado precisamente de la contingencia sanitaria, hemos observado que nuestros clientes buscan evitar que terceros tengan mayor contacto con la mercancía que compran”. También agregó “Aunado a esto, conforme a la legislación aplicable, hemos dejado de otorgar bolsas de plástico de un solo uso, en apoyo al cuidado del medio ambiente, por lo que nuestros clientes ahora llevan sus propias bolsas reutilizables y se han habituado a empacar ellos mismos la mercancía adquirida”.
Por lo pronto Romero explica que ya dejaron una petición al presidente Andrés Manuel López Obrador para que el gobierno federal negocié con el corporativo: “obviamente lo que queremos es que nos regresen nuestro trabajo, sino también ver qué otras posibilidades hay para reemplazar nuestra fuente de ingresos”.
La empacadora Concepción Díaz, de 68 años, recuerda que los llamados “cerillitos” trabajan sin ninguna prestación, ni siquiera un contrato con la cadena de supermercado. Para muchos las propinas de las tiendas son solo un complemento a otros ingresos como la pensión, Díaz explica que así le hacía ella que trabajó como empleada en una comercializadora de alimentos. Las pensiones para adultos mayores del gobierno federal también son insuficientes: “la vida está cara, no hay trabajo y menos a nosotros que ya de la tercera edad no nos ven utilidad”.
Díaz relata que ella ha optado por emplearse en el comercio informal, “ahí uno intenta sobrevivir por su cuenta”.
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social, Coneval, con datos del 2018, 7 de cada 10 personas de 65 años o más recibían ingresos de pensiones derivadas de jubilación o por programas sociales, “sin embargo, la condición de recibirla no fue suficiente para erradicar la pobreza entre esta población”.
A Eva Herrera, de 67 años, hay algo que no se le quita de la cabeza: “nos corrieron de Walmart porque la empresa lo que quiere hacer es sustituirnos con máquinas”.
Relata que en Estados Unidos las tiendas de autoservicio no utilizan empacadores porque se utilizan aparatos para embolsar los productos.
“Ahora no creo que Walmart se decida a deshacerse de sus máquinas para darnos trabajo a nosotros […] no se puede tratar así a la gente. Siento que nos tratan como desecho, como basura”.
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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