Acudimos incrédulos a algo que jamás imaginamos y desde hace 11 meses las muertes de tantas personas queridas nos siguen sorprendiendo. Los estudiantes no quieren llegar al final de la larga brecha que dejará esta crisis mundial; en el fondo, lo que reclaman es poder ser protagonistas en un mundo que se está desmoronando
Tw: @cynthiaitalia
En tiempos de protestas, en Italia sobresalió una la noche del lunes 11 de enero: unos 60 jóvenes, después de meses de reclamar ‘por las buenas’ el querer regresar a sus aulas a las que no han vuelto a entrar desde hace un año a causa de la emergencia sanitaria de covid-19, decidieron tomar por asalto su escuela: el liceo Alessandro Manzoni, en la ciudad de Milán.
No fueron los únicos. Después algunos estudiantes, también de preparatoria, replicaron la escena y ocuparon ellos mismos sus escuelas aludiendo siempre lo mismo: que han sido los olvidados en esta pandemia y que lo único que quieren es regresar a clases, pues aunque parece obvio, quizá también se ha olvidado que durante todo este tiempo, los estudiantes no sólo interrumpieron sus clases en presencia, sino el contacto con sus amigos y maestros, las risas, las confidencias, uno que otro regaño, los primeros amores, las miradas y sí, todo lo bueno y malo que se vive a esa edad.
Y no es que no les importe el virus y sus contagios, sino que saben que, al menos en Italia, las escuelas se han convertido en lugares seguros para los estudiantes porque están dando el ejemplo desde hace mucho que las reglas indispensables se cumplen: Uso de cubrebocas, distancia de seguridad, lavado de manos.
Las últimas encuestas oficiales lo indican: “En el período comprendido entre el 31 de agosto y el 27 de diciembre de 2020, se produjeron 3 mil 173 brotes escolares en Italia, lo que representa el 2 por ciento del total de contagios nacionales notificados”, dice el último informe del Instituto de Estadística Italiano (Istat).
Incluso, los estudiantes del Liceo Científico Severi de Milán, se organizaron tan bien, que antes de ocupar su escuela, ellos mismos habían comprado sus pruebas nasales que una de las madres (médica) les hizo, para asegurar que entre ellos no hubiera algún peligro de contagio.
Una vez que todos se hicieron la prueba (alrededor de 40 estudiantes) y resultaron negativos, se reunieron en el gimnasio de la escuela y comenzaron su asamblea, formando así una ‘burbuja’ de negatividad y dando el ejemplo de cómo regresar a la escuela.
Durante esta semana, las tomas de las escuelas preparatorias de la región Lombardía se fueron replicando, pues aunque muchos pensaban regresar a clases el 7 de enero como lo había anunciado el mismo primer ministro desde los primeros días de diciembre cuando dijo que al menos un 50 por ciento de los estudiantes lo haría en presencia, el nivel de contagio en cada estado fue retrasando los planes y en varias regiones, como Lombardía, decidieron que se haría hasta el 24 de enero.
Eso fue lo que hizo explotar las protestas de los estudiantes, quienes enojados y desesperados, han visto abrir casi todos los negocios, los centros comerciales, las tiendas… menos sus escuelas.
Por eso, las madres y padres de familia que forman parte del comité “Prioridad a la Escuela” antepusieron un recurso ante el Tribunal Administrativo Regional para exigir la reapertura de los centros escolares.
La sorpresa fue enorme cuando la noche del miércoles 13 de enero, el Tribunal Administrativo de las regiones Lombardía, Emilia Romaña y Friuli Venezia Giulia, sentenciaron que “los estudiantes deben regresar a las escuelas en presencia”, obligando a las regiones a abrir las escuelas.
Sin embargo, aunque el festejo no duró mucho en Lombardía pues este sábado fue declarada Zona Roja y con ello, los estudiantes de las superiores deberán seguir con la Didáctica a Distancia, lograron un precedente que ahora las autoridades no podrán negar una vez que se logre cambiar a zona naranja o amarilla, como son las otras dos regiones que habían pospuesto las fechas de reapertura.
Lo irónico del caso, o quizá inspirado por sus mismos estudiantes, el presidente de la región Lombardía, Attilio Fontana, acudió también al Tribunal Administrativo para quejarse por la declaración de Zona Roja. Algo que no sólo afecta a las escuelas, sino a diversas actividades económicas, que una vez más han vuelto a cerrar… El cuento de nunca acabar.
Hace unos días recordaba una foto donde un famoso cantante milanés hijo de inmigrantes, posteaba una selfie delante del Naviglio grande, ese canal de agua que hace siglos inventó Leonardo para traer las mercancías desde los poblados que antes eran lejanos hasta la gran ciudad que ya empezaba a ser Milán.
Ghali, como se llama el rapero, tituló a su selfie de Instagram: “Cansado del Apocalipsis”, porque sí, esta pandemia que está por cumplir ya un año, a los sobrevivientes nos ha agotado en todas sus formas. Acudimos incrédulos a algo que jamás imaginamos y desde hace once meses las muertes de tantas personas queridas y/o admiradas nos siguen sorprendiendo.
Las noticias de la economía nos desesperan y todo lo que pasa a nuestro alrededor nos deja como suspendidos en un limbo donde cualquier esperanza se diluye a la velocidad que llegan las noticias de más muertes, muchos por contagio, otros por desesperación, pues al menos aquí, las noticias de los suicidios también comienzan a aparecer.
En estos días, que también han sido de ordenar y desordenar cosas, encontré entre mis recuerdos un viejo libro de Carlos Monsiváis que en la contraportada dice:
“Se informa a los habitantes del planeta Tierra: a consecuencia del cambio climático muy pronto se inciará el conteo regresivo y la humanidad entrará en su fase terminal. Sin embargo, y por fortuna, en vísperas de la catástrofe les ofrecemos la gran oportunidad: el lipstick que hará que se enamoren del color como casi nunca lo hubiera visto, un color incendiario por sus pigmentos puros y con la sensación cremosa que deja su néctar de miel nutritivo. ¿Qué más quieren? Y todo esto a unas horas de que la humanidad desvanezca. Acudan al fin de la especie con labios flamígeros, los propios del beso de la despedida”.
El libro, cuya contraportada parece que nos está narrando lo que estamos viviendo también hoy, se llama Apocalipstick y fue publicado en noviembre del 2009, siete meses antes de que el gran Monsi muriera.
Quién sabe qué habría escrito de todo esto que estamos viviendo, si lo hubiera hecho por colonias, por edades, por estratos sociales o por declaraciones de políticos y politiqueros.
Mientras, me quedo pensando en los estudiantes de preparatoria en toda Italia. El símbolo que significan sus diferentes movilizaciones para regresar a las aulas, porque, como ellos mismos han dicho, no quieren llegar al final de la larga brecha que dejará esta crisis mundial, pero en el fondo lo que también reclaman es poder ser protagonistas en un mundo que, se dan cuenta, se está desmoronando. Y quizá, si llegan acompañados o quizá, hasta enamorados, el final de este Apocalipsis pueda mejorar.
Sólo por eso habría que apoyar todos que, en todo el mundo, las preparatorias abran ya de nuevo.
Periodista mexicana radicada en Italia, donde ha sido corresponsal para varios medios. Autora del libro Contacto en Italia. El pacto entre Los Zetas y la '
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