La contingencia sanitaria por la pandemia dejó sin fiesta de graduación a millones de jóvenes que terminaron sus ciclos escolares frente a la pantalla de un teléfono o una computadora, y sólo se pudieron despedir de sus amigas maestras y compañeros de manera virtual. Para algunos, el sueño universitario también se vio frustrado
Texto: Vania Pigeonutt y María Ruiz
Fotos: María Ruiz
La graduación de los estudiantes de la Panchito, como es conocida esta escuela preparatoria en Ecatepec, como en muchos planteles de México, sólo pudo ser virtual.
Sus alumnas resintieron el impacto de no poder cerrar los ciclos en persona.
“Nos dijeron que iban a ser cuarenta días y, pues, dijimos, ‘vamos a regresar otra vez, nos vamos a ver’; pero cuando se fue extendiendo ya no tenía esperanzas de que mi graduación se iba a hacer, de tener mi papel. Ahora regresar a la vida cotidiana con todos los miedos es muy difícil», cuenta Fernanda Santillán, graduada de esta preparatoria, donde las alumnas del taller Mujer, Arte y Política, prestan sus cuerpos para exigir justicia por los feminicidios en performances en los que dan vida a mujeres asesinadas y desaparecidas.
Debido a la pandemia Amanda Cruz, otra de las alumnas, cursó su último semestre de bachillerato a través de una computadora. Para evitar contagios de covid tampoco pudo regresar a las aulas que compartió con amigos y profesores durante tres años. Sus despedidas también fueron virtuales.
En un video de 13 minutos, la joven se despidió de todos sus maestros. Para poder enviarlo vía Whatsapp, cortó la grabación en tres partes, y pidió a los profesores con los que mejor se lleva que le mandaran el mensaje a toda la plantilla.
“A lo mejor no fue una despedida como tal con algunos de mis compañeros o maestros, pero siento que cuando una quiere expresar lo que siente, lo puede hacer. Les pude hacer llegar un video que grabé y un escrito de alguna forma o de otra. Con algunos tengo contacto, a algunos les pedí que lo hicieran llegar, que lo difundieran para que ellos supieran lo que siento. A distancia, pero lo pude hacer. De alguna forma es feo”, relata la adolescente.
La mayoría de los estudiantes eran del sexto semestre.
Un foro de reflexión sobre coronavirus y educación fue una de las actividades finales de los estudiantes de la preparatoria Francisco Villa, de Ecatepec, la Panchito, ubicada en la colonia Hank González, donde varios padres de familia perdieron sus trabajos, dejaron de pagar internet en sus hogares porque había otras prioridades y donde el entorno se volvió aun más hostil. En este foro, organizado por los maestros de su escuela, dieron sus preocupaciones.
Faltaban sólo unos días para salir. Y ya llevaban tres meses de pandemia, cuando ocurrió esta actividad virtual. Ecatepec, un municipio de más de 1.6 millones de habitantes, es uno donde la desigualdad, según denunciaron en el foro, no permitirá continuar con sus estudios a muchos de los alumnos de esta preparatoria, desde donde se ve el teleférico, Mexicable.
«Estábamos contentos porque ya no teníamos que levantarnos temprano ni desvelarnos haciendo tarea. No nos pusimos a pensar en cómo nos afectaría económicamente, psicológicamente, todo esto de estar encerrados. Si bien es algo que nos concierne a todos, es triste ver la deficiencia de los sistemas de salud, del IMSS. No hay suficientes camas ni servicios de camas intensivas, los hospitales están saturados”, comentó Juan Carlos Hernández Martín, un estudiante de 18 años.
Juan Carlos ve hacia el futuro y no lo imagina mejor: “en México no estamos preparados para algo así, no lo estaremos si no tenemos mejor educación. Eso nos ha traído bastantes problemas. En mi comunidad aún no creen en todo esto, cada quien es libre, pero lo que me molesta es que no toman sus medidas preventivas. Hay muchos niños en la calle con papás, abuelitos, sin tener cubrebocas”.
Dice que en el caso del trabajo, hay muchas casas donde dependen de la madre y el padre, pero alguno o ambos ya perdió sus trabajos.
“Todo esto de la pandemia, en lo personal, sí me ha causado bastantes sentimientos encontrados, no pensé que fuera a terminar la preparatoria en mi casa. Es algo triste, nadie se imaginaba eso”, comparte.
Otra alumna, pero de segundo semestre, Esthepani, relata los abusos que ha visto también durante la pandemia.
“Muchas personas de mi comunidad están siendo más deshonestas. Vienen a dejar despensas y las personas quieren agarrar más, se han hecho muchos asaltos, se han tirado muchas personas a balazos a medianoche sin tener una justificación: simplemente en mi comunidad están mal…».
Fany quiere compartir que ella y su familia la están pasando mal. Ahora mismo está en el foro mediante los datos que puso a su celular con una recarga. No tiene internet. “Estoy preocupada porque en mi casa somos muchos, mi economía no es muy buena. Mi familia sale día a día, y mi familia tiene muchas necesidades”.
La joven continúa: “Yo no digo que sea la única persona a la que le suceda esto, seguro hay muchísimos más que no cuentan ni con qué cubrir necesidades básicas, como tener un poco de dinero. Que las personas salgan a la calle no es que sea algo justificado, pero muchos, como mi familia, tienen que salir día a día”.
Fany cuenta que su papá y su tío se quedaron sin trabajo: “en mi casa buscamos alternativas para tener un poco de dinero. No tengo internet, tengo que vivir con mi celular, para tener un poco de datos. Es lo único que tengo para mis tareas y para estar conectada. El estar en casa no es fácil».
Génesis cree que otro de los retos de este ciclo 2020–2021 será resistir en la escuela, aun con el desempleo de sus papás. Ella se ha puesto a pensar en los derechos que se han vulnerado en esta pandemia.
“No tenemos completa libertad de tomar decisiones por el bien común. Los despidos no tienen justificación. Le están quitando la prosperidad a las familias, de poder mantenerse, conseguir alternativas para la salud. Lo que ya comentaba mi otro compañero: no toman las medidas suficientes para prevenir los contagios”.
Dice que que a nivel emocional también sienten desesperación. Ella es otra estudiante que termina sus estudios de manera virtual. Al respecto siente desesperación. Y comparte que durante estos días de escuela en casa: «nos estresamos por todas las tardes, no sabemos ni qué atender. También hay que poner de nuestra parte en todos los aspectos. Está terminando la cuarentena en el momento difícil. Es difícil mantener a la familia”.
Comparte que en los últimos días ha tenido que ir a trabajar, para ayudar económicamente a su familia. “Yo me he perdido de clases, de reuniones, es como un sacrificio que tienes que hacer siempre tomando en cuenta las medidas de seguridad, para estar prevenidos”.
Dulce Amanda cree que se agudizan las crisis políticas, económicas y ecológicas. Pero que la pandemia los debe llevar a un mejor lugar. También ha visto como en su entorno se pierden los empleos. Y la gente que vivía de la economía informal, por ejemplo el comercio, ha perdido también clientela y dinero.
“Cómo el gobierno va solucionando la economía tenemos que estar atentos. La medicina, los problemas médicos, exigir unas buenas instalaciones, pero hemos tenido malos gobiernos que no invierten en ese tipo de cuestiones y pasa en la medicina, no hay una solución, porque se complica más”, opina.
Dice que no hay un espacio para atender este tipo de enfermedades nuevas como la covid–19 y se vuelve algo no prioritario, hay mucha desinformación.
Para otro egresado, que no está seguro si seguirá la universidad, esta crisis se agudizó por las políticas económicas: «La deficiencia de un sistema económico neoliberal que está podrido, ya no funciona. Necesitamos hacer un cambio radical. Desde la política económica, hasta la conciencia social. Ya no podemos seguir con lo mismo. Puesto que también esta pandemia, otro ejemplo que nos dejó en la parte ecológica, tenemos que cambiar nuestros hábitos de consumo y de conservación del planeta”.
Ecatepec, además de ser uno de los municipios más pobres del Estado de México, atraviesa por varias violencias, la feminicida, la homicida; es uno de los municipios con delitos con más alto impacto, como secuestro, extorsión y robo a mano armada. Todos coincidieron que seguir estudiando es la mejor opción, sólo que no están seguros de que las autoridades educativas, en su plan de estudios a distancia, estén considerando sus necesidades y opiniones.
Para Amanda Cruz, Fernanda Valencia y Axel Alvarado su sueño de ser universitarios no pinta como lo imaginaban. Empezando por los procesos de admisión y de socialización.
Para Amanda Cruz el no ver a sus amigos y profesores tiene impactos:
“El ser humano está adaptado psicológicamente para estar con otras personas porque una persona aislada puede ser ansiosa, depresiva y eso no le es favorable. Tenemos que tener una conexión y una interacción entre nosotros. Puedes encontrar una conexión con alguien, nos podemos ver reflejados con otras personas” comparte.
La adolescente quería entrar a la UNAM pero los proceso de admisión se le han complicado:
“Yo quería entrar a la UNAM pero la primera vuelta no salí seleccionada, tendría que esperar a la siguiente ronda pero decidí no hacerla porque estoy viendo con uno de mis amigos que están atrasando mucho su periodo de examen”, cuenta Amanda Cruz.
Las clases virtuales no les emocionan a ninguno de los tres. Axel Alvarado esperaba conocer personas y nuevos maestros:
“No esperaba que fuera a través de una pantalla. Y sí siento una desilusión. Ya no me imagino mi educación como antes (pero) tenemos que acostumbrarnos hasta que llegue la vacuna y podamos volver a las aulas. Va a ser difícil, no me agrada pero se tiene que hacer para salvaguardar la salud. Para mi, ( lo que) necesitamos es un contenido que sea de calidad” propone el graduado.
Fernanda Valencia señala que tampoco cree que sea muy sano tener clases en línea: “Para mi punto de vista no es tan bueno estar tanto tiempo pegados ahí, no es lo mismo una clase presencial, (que) dos horas sentada” explica.
En eso coincide con ella Amanda Cruz pero dentro de esta decisión de emergencia ve también aprendizajes nuevos:
“Esta nueva normalidad no me agrada del todo porque yo sí quisiera estudiar presencialmente y tener esa experiencia de que es entrar a estudiar la licenciatura, (pero) en este contexto me di cuenta que puedo estudiar por mi cuenta, sin necesidad de tener a un maestro que a cada rato me esté diciendo “¿ya acabaste?,¿ tienes alguna duda?”. He tratado de aprender por mí, de buscar las alternativas para responder. Si lo puedo hacer cuando estaba dentro de una aula también la puedo hacer fuera, lo que me ha generado es una especie de madurez, de entender que lo puedo hacer por mí”.
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