6 octubre, 2024
Clara Brugada Molina tomó protesta como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México con un discurso en el que reconoció las luchas sociales que llevaron a la capital a ser una vanguardia en derechos sociales y una serie de compromisos para derrumbar los muros de la desigualdad que aún persiste
Texto: Alejandro Ruiz
Fotos: Duilio Rodríguez
CIUDAD DE MÉXICO. – Todos los días, José Reyes y su familia viajan en metro para ir a sus destinos.
Él, de 65 años, lo usa para ir a trabajar. Diariamente viaja desde Tláhuac hasta Santa Fé para convertirse, durante 8 horas de su día, en el guardia de seguridad de un hotel. El resto de su familia (sus dos hijos y su esposa, la señora Raquel), también tienen la misma rutina, aunque trabajan en otras cosas, en otros lugares distintos.
“Somos una familia trabajadora, siempre lo hemos sido. Pero hoy no viajamos en metro para trabajar. Venimos a celebrar”, dice aquel hombre, y después suelta una sonrisa.
Son las 7:40 de la mañana, y José y su familia acaban de salir de la estación Allende. Vienen en pants, y con chamarras para el frío. La señora Raquel lleva en una de sus manos un café recién servido. En la otra, una cartulina. “Clara, Tláhuac está contigo”, se lee.
“Ahora nos despertamos tempranito para venir a festejar que Clara es la nueva jefa de gobierno”, dice José mientras sortea las vallas y policías que resguardan las inmediaciones del Congreso de la Ciudad de México.
Ahí, parados con sus cartulinas y los vasitos del café que no duró ni 30 minutos, José y su familia esperarán unas 4 horas hasta que, por una pantalla, escuchen el primer mensaje de Clara Brugada como jefa de gobierno.
«La Ciudad de México optó por un gobierno progresista y democrático. Votó por un proyecto de Izquierda abiertamente feminista, anticlasista y antirracista. Votó por un proyecto que está decidido a combatir las desigualdades sociales, territoriales, económicas y de género”, le dijo Brugada a las y los habitantes de la Ciudad de México. José y su familia sonrieron.
Clara Brugada rindió protesta para gobernar la capital del país hasta 2030. Lo hizo ante el Congreso local, frente a representantes del Poder Legislativo y Judicial de la Ciudad de México. En el recinto, además, estaba la presidenta Claudia Sheinbaum, todas las integrantes del nuevo gabinete, y también gobernadores de otros estados y políticos de Morena, quienes se unieron a celebrar.
En su primer mensaje como Jefa de Gobierno, Brugada reconoció el trabajo de Claudia Sheinbaum al frente de la capital. También, enalteció la gestión de Andrés Manuel López Obrador y Martí Batres.
«Durante estos últimos seis años se han establecido las bases de un cambio profundo y verdadero, sustentado en la democracia, la igualdad, la justicia, la libertad, la seguridad, la paz y en el humanismo mexicano», reiteró.
Detrás de éstos gobiernos, dijo Brugada, existe una tradición de lucha que se nutre de las experiencias organizativas de estudiantes, campesinos, maestros, doctores, los pueblos y las mujeres.
«Esta ciudad es el epicentro del movimiento estudiantil de 1968. La ciudad de la insurgencia democrática de 1988 que le dio el triunfo a Cuauhtémoc Cárdenas y creó un poderoso movimiento democrático. Aquí recibimos el Éxodo por la democracia. Nos movilizamos para parar la guerra contra el zapatismo en 1994. Logramos la democratización de la ciudad. Pasamos del regente al jefe de gobierno electo. Y de los delegados a robustos gobiernos locales. Se instaló la democracia en esta ciudad en 1997».
Y añadió:
«Aquí nació la esperanza, esta es la ciudad de la política social universal, la ciudad fue cuna de la pensión para los mayores, logró derechos de las mujeres a decidir sobre su cuerpo; es la ciudad que estableció el matrimonio igualitario y respeto a la diversidad sexual; esta ciudad se puso a la vanguardia en electromovilidad. Es la ciudad del cablebus, de mi beca para empezar, de los pilares y de las utopías. Es la ciudad de derechos y libertades».
Después, precisó en la trascendencia que han tenido los gobiernos de la izquierda política en la capital, y el país:
«La transformación ha significado un cambio cultural en la conciencia ciudadana, hoy ha hecho posible que una mujer transformadora sea Presidenta de México. Y una servidora, formada en el trabajo comunitario, habitante de una las colonias más pobres de la ciudad, hoy asuma la Jefatura de Gobierno de esta gran ciudad».
Sin embargo, Brugada, aunque optimista y orgullosa de su origen popular, también fue crítica con la deuda que pendiente en la sociedad desde tiempos de la Independencia: el reconocimiento de las mujeres.
«En la historia, cientos de revoluciones han cambiado al mundo. Pero lo único que no ha cambiado es el lugar de las mujeres como responsables de los cuidados. Los liberales y conservadores se enfrentaron entre sí durante siglos, con ideas sobre la concepción del Estado y la sociedad. Pero cuando se trataba de mujeres entonces sí se ponían de acuerdo y las mujeres quedaban en el olvido».
Por eso, afirmó, su gobierno tiene una misión profunda: hacer la revolución de las mujeres.
«Se trata de hacer una gran revolución pacífica de las mujeres. Se trata de hacer un cambio radical, que viene de raíz, reconociendo todo lo que se ha avanzado con gobiernos progresistas que nos antecedieron. Una revolución que deje huella y perdure en el tiempo. Una revolución cultural profunda que nunca más podrá ser silenciada».
Después del potente mensaje en el Congreso, Brugada convocó a un festejo. La sede: el Teatro Metropolitan. Los invitados: su gabinete y la militancia morenista.
En el presidium, con el sello que la ha caracterizado desde sus primeros años como dirigente popular, y después como jefa de cuadra, concejala, diputada y alcaldesa, puso al centro a los verdaderos protagonistas de su gobierno: el pueblo.
Un organillero, un taquero, un bombero, una campesina, una estudiante, una policía, representantes de pueblos y barrios originarios. Todas, todos, dijo, son el pueblo que le dio su mandato, y a quien debe llegar a la jefatura de gobierno:
«La ciudad la hacen las personas que se levantan día con día, de quienes hacen que la ciudad gire y tenga vida. La ciudad es un mosaico de realidades. No hay ciudad posible sin hombres y mujeres que luchan diariamente por hacer de este lugar, la capital de la transformación».
Afuera del teatro Metropolitan una multitud de gente se congregó para lanzar flores y festejar la llegada de Clara Brugada a la jefatura de gobierno.
En las cuadras aledañas, hacia el Zócalo capitalino, la ciudad era una fiesta.
Bertha Carrillo, de Iztapalapa, resume el sentir de muchas, de muchos:
«Brugada no nos va a dejar abajo. Ella viene de luchar, ha luchado por nosotros, nos ha cuidado. Ahora es tiempo de mujeres», dijo la señora de 70 años, quien antes de su mensaje recordó su camino detrás de «las luchas por la democracia».
Adentro, Brugada reconoce la militancia silenciosa, y el trabajo relegado, de miles de mujeres que, como la señora Bertha, también han forjado la ciudad.
«Soy una mujer de convicción feminista, vengo de la lucha comunitaria, creo en el poder del pueblo y en los movimientos sociales. Me he propuesto la misión histórica de transformar la realidad de las zonas más empobrecidas de la ciudad. Vengo con el corazón ardiendo y latiendo por la democratización de la ciudad, por hacer justicia y hacer realidad el derecho a la ciudad».
Después, enlistó los proyectos que impulsará durante su gobierno. Y adelantó aquellos que implementará en sus primeros 100 días de gobierno.
Por ejemplo, habló de la construcción de más líneas de cablebús, ampliar la red de ciclovías de la ciudad, analizar el desabasto de agua y mejorar la seguridad.
También, reiteró la construcción de 100 Utopias en la ciudad, comenzando en el Deportivo Maracaná de Tepito, en el centro Scop en la Benito Juárez; en el deportivo El Paríán en Coyoacán; en el deportivo Hermanos Galeana en la Gustavo A. Madero; en el deportivo Lázaro Cardenas en la Venustiano Carranza; en el estadio Ahualapa en Xochimilco; en el Deportivo Ceylán de Azcapotzalco; en el deportivo Tlaltenco en Tláhuac; en la Unidad Deportiva Oyamel en la Magdalena Contreras; en el Cetram Acatitla en Iztapalapa; en el deportivo Independencia en Tlalpan; en Jalalpa en Álvaro Obregón; en la explanada del metro Tacubaya en Miguel Hidalgo; en el deportivo Leandro Valle en Iztacalco; y en el deportivo San Antonio Tecomitl en Milpa Alta.
Estas Utopias, además, serán el centro desde donde se desplegará el sistema público de cuidados, la apuesta central de Brugada para la Ciudad de México.
«Para hacer justicia a las mujeres, la Ciudad de México tendrá el más grande sistema público de cuidados del país, para liberar a las mujeres de las tareas de cuidado como lavar, planchar, cuidar a los niños o a las personas con discapacidad. Con ello cumpliremos el sistema de las tres R: revalorar el trabajo de cuidados, redistribuir las tareas de cuidado entre el Estado y las familias, y reducir el tiempo y el esfuerzo que dedican las mujeres a estas labores».
Para lograrlo, afirmó, se construirán e instalarán 200 centros de cuidado y desarrollo infantil. Se implementará un programa de cooperativas del cuidado que operará en 100 casas de la ciudad que se convertirán en otros centros de éste estilo. El objetivo, afirmó, es que para el final de su sexenio se construyan 500 centros de cuidado infantil.
Además, aseguró, construirá 200 casas de día para adultos mayores, 200 centros de rehabilitación para personas con discapacidad y 200 unidades de servicios de vida cotidiana, donde habrán lavanderías gratuitas, comedores comunitarios, zonas de relajación «y espacios para que los hombres aprendan a cuidar».
Entre las apuestas más ambiciosas de Clara Brugada está una que ella reiteró en este mensaje: detener «el proceso de gentrificación de la ciudad con un gran programa de vivienda que genere lazos de arraigo en los barrios y colonias».
Este proyecto, afirmó, irá acompañado de 200 mil acciones de vivienda que incluyen «construcción de vivienda social, mejoramiento de vivienda y atención a las viviendas en riesgo estructural».
Además, se comprometió a implementar «un programa de garantía de derechos para acceso al agua en cada alcaldía y solucionaremos los problemas de desabasto en toda la ciudad». Este programa, afirmó, será diseñado en conjunto con la presidenta Claudia Sheinbaum.
Al terminar su discurso el Teatro Metropolitan se llenó de aplausos y consignas que marcan el signo de su gobierno: «Clara, hermana, aquí está tu manada».
En las calles, la fiesta continuó hasta el Zócalo, donde representantes de los pueblos indígenas de la Ciudad le otorgaron el bastón de mando a la nueva Jefa de Gobierno.
Al frente del edificio del Ayuntamiento de la Ciudad, una de éstas mujeres le dijo a Brugada: «Esperamos que tú seas la próxima presidenta en 6 años». Brugada sólo sonrió, y entre aplausos, entró al edificio para su primer día de trabajo.
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